domingo, 14 de octubre de 2018

Acto reflejo

Miró directamente a sus ojos sabiendo que, aunque quisiera evitarlo, las palabras resbalarían por sus labios. Era eso y, también, porque quería ver cómo se sonrojaba una vez más. 
   —Sabes —comenzó con un tono que intuía sonaría seductor—, siempre he sabido que una bruja embruja, y un embrujo es una frase bien pronunciada —sonrió porque pretendía enredarle con sus palabras, como lo hiciera tantas veces antes. 
   Creyó ver el nacimiento de una sonrisa en la comisura derecha de su boca. Pero no tenía seguridad de ello ya que había evitado mirarle directamente; a pesar de ello, continuó: 
   —Una hechicera hechiza recitando el simple verso de su hechizo. 
   Ahora sí tenía la seguridad, la certeza, de que comenzaba a sonreír. Nada podía hacer que se amilane en ese momento. 
   —Y, como sabrás, una encantadora te encanta con el sencillo canto de su encantamiento —sonrió abiertamente como le enseñaran en las clases de teatro que tomada en la adolescencia, luego de cada parlamento que busca la reacción positiva del público, se debe sonreír mirándolo directamente. 
   Aún le faltaba el cierre, el momento cúlmine de su intento, la invitación a que participe quien hasta ese momento había guardado un silencio cómplice y juguetón. 
   —¿Cuál de las tres prefieres ser hoy? 
   Cuando el último eco de su voz se apagó entre las paredes de la habitación, el silencio fue la única respuesta. 
   El desconcierto le llevó, tal vez como un acto reflejo, tal vez sabiendo exactamente lo que debía hacer, a golpearse la cabeza contra el espejo buscando que quien le miraba desde allí le diera una respuesta. Como resultaba imposible de evitar, el espejo de partió en cientos de fragmentos y astillas que se clavaron, en parte, en su cabeza abriendo, a su paso, el camino hacia otros mundos, otros reflejos, otras realidades. 
   En algunas de esas otras versiones de sí mismo, el reflejo efectivamente sonreía, evitando tanto daño, dolor y sangre. En otros, el mundo entero se hundía en la oscuridad más impenetrable en la que reflejo alguno podría existir. Había otros en los que el reflejo en nada se parecía a lo que se encontraba frente al espejo; espejos de colores que empeoraban, cuando no mejoraban, la realidad; espejos que permitían ver el futuro, el pasado, descubrir lo que nunca sucedería pero jamás, bajo ninguna consideración, contemplar el momento preciso en que nos deteníamos frente a ellos. Espejos para todos los gustos y disgustos. En definitiva, espejos por doquier. Cada astilla, cada fragmento, era una oportunidad que no había sido y que, una vez quebrado el espejo, ya nunca llegaría a ser. 
   Desmayado y desangrándose en el suelo de la habitación, nada de todo esto fue capaz de ver.

10 comentarios:

José A. García dijo...

Tengo la certeza de no ser el único que demoró años en entender el funcionamiento de los espejos...

Saludos,

J.

Cayetano dijo...

Hay espejos como la seda y otros como cuchillos que te atraviesan o te dicen lo que no quieres saber. Mejor no andar cerca de ninguno, por si acaso.
Saludos.

Guillermo Castillo dijo...

Los espejos como las ilusiones nos engañan de cuando en vez. -excelente texto, José. Aunque inútil sea entender el lenguaje de los reflejos.

Saludos desde un lugar llamado Colombia.

EvaBSanZ dijo...

Ser o no ser... Los espejos reflejan más verdades que dictan.

Un beso

Frodo dijo...

Ya lo dijo un viejo ciego literato gorilón: los espejos son abominables.

Tu relato puede hacer juego con aquel cuadro que conocés y que ya comentaste
http://frodorock.blogspot.com/2016/07/expo-2016-parte-1.html

Abrazo!

Recomenzar dijo...

En silencios te leo...

ოᕱᏒᎥꂅ dijo...

ufffff . .. los espejos pueden ser muy peligrosos y engañosos....
1 beso

mariarosa dijo...



Personaje extraño el de hoy, qué buscaba hallar...
¿Saldrá alguien del espejo a curarlo?
Al menos el autor que lo metió en semejante.

mariarosa


Lua Seomun dijo...

¿El hombre quizás está intentando escapar? Y como no le funcionó seduciendo a la bruja... se golpeó contra el espejo. Al menos eso entendí yo jajaja ojalá siga esta historia para ir despejando dudas, me tiene muy intrigada. (Aunque claro yo me la he tomado como una continuación del anterior texto, pero a lo mejor no lo es).

Bueno ya iré averiguando... jajaja

Los espejos siempre me han llamado mucho la atención, desde pequeña. Me han dado miedo y a la vez curiosidad, muchas veces. Me gustaba abrir las dos puertas del armario de mi madre, que ambos tenían un espejo y ponerme en medio para verme multiplicada muchas veces echando las puertas un poco hacía atrás y miraba después intrigada al que creía que era el ultimo reflejo, por si en algún renuncio me hacía algún guiño o señal. Cosas de nenes...

Besitos :)

José A. García dijo...

Cayetano: Muy cierto, lo mejor es no acercarse a ningún espejo.

Julio David: Todos los espejos mienten, porque saben que así nos caerán mejor.

Guillermo: Los espejos son ilusiones que nos negamos a entender de tal manera.

Eva: Por eso hay que temerles, claramente.

Frodo: ¿Viejo ciego literato gorilón? ¿En ese orden?

Recomenzar: Gracias.

Magne: Como las personas que los utilizan.

María Rosa: Dudo que siquiera él mismo supiera qué estaba buscando.

Lua: Cada relato es independiente entre sí, salvo que diga lo contrario, pero tu interpretación resulta sumamente interesante, la voy a tener en cuenta en el caso de que retome alguna de estas historias.

Gracias a tod@s por sus visitas y comentarios.

Nos leemos,

J.