Aprovecho para hablarte ahora que no miras en
mi dirección para hacerte mis confidencias. Aquellas que a nadie le interesan.
Sí, lo sé, a ti tampoco.
Tengo la habilidad de ser invisible
para el resto de la gente. Para cualquiera que mire hacia mí, por voluntad o
azar. Nadie me ve. Nunca, ni siquiera por error.
Esa sí que es una confesión. Lo sé.
Pero tengo otra más para hacerte.
Por ejemplo, te amo. Sí. Con todo mi
cuerpo, éste que aquí no ves. El único que poseo. Te amo, y tú no me regalas ni
una mirada. Pero no te preocupes. Si yo fuera tú, tampoco me miraría. Ni
siquiera por error.
Así y todo, con tanto que aquí
ocurre en silencio, entre nosotros, puedo continuar confesándote cosas. Me
gusta el agua finamente gasificada, por ejemplo. Esto sólo yo lo sé. Y ahora,
por supuesto, también lo sabes tú, claro.
Me corto las uñas una vez al mes...
Espera, ¿dónde vas?
¡No!
No te bajes ahora, el ómnibus continuará
su viaje y yo me quedaré aquí solo.
¿No lo entiendes? ¡Te amo!
Está bien, comprendo. Vete. Adiós.
No mires hacia atrás, yo no lo haré tampoco.
Lo nuestro fue bueno mientras duró.
No lo dudo.
Hola.
Aprovecho para hablarte ahora que no
miras en mi dirección para hacerte mis confidencias. Aquellas que a nadie le interesan.
Sí, lo sé, a ti tampoco. Pero…
6 comentarios:
Fenomenal ese humor negro del que permeas al personaje! Con distintas variaciones, siempre da vueltas el ciclo.
Un abrazo
Demasiado romanticismo incomprendido, demasiada incomprensión empedernida...
Nunca suficiente.
Salud.
"Amar" sin esperar en su máxima expresión. Siempre es un gusto pasarme por estos lugares de vez en cuando! te mando un abrazo grande!
baja autoestima la del personaje, al menos tiene sus fantasías cotidianas en el micro, suele pasar...
saludos estimado José
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Creo que sé lo que siente el personaje. Pero no tengo esa habilidad de pasar desapercibido, invisible. O tal vez la tenga cuando no quiero usarla.
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