―Hoy será la última vez que te vea ―dijo en voz alta, tal vez sin darse cuenta o quizá muy atento a ello, aunque nadie pareció escucharle o darle importancia.
No estaba solo en el parque, nunca podría estarlo; la ciudad había crecido tanto, las personas no dejaban de multiplicarse, de llegar, de irse para que otras tomaran sus lugares, que siempre había alguien más en cualquier parte y la privacidad era un lujo demasiado caro para casi cualquiera. No le importaba, siguió adelante.
―Tengo la certeza de que serás lo único ―se detuvo a pensarlo un poco mejor―, o casi lo único, que extrañaré.
Miró al sol sin apartar la mirada y dejando que los ojos se llenaran con su luz hasta encandilarlo, adormeciéndose por tanto brillo.
Extendió sus brazos, en cada mano llevaba uno de los viejos abrecartas que afilara esa misma mañana, cuando ya nada ni nadie cuestionaba su decisión. Un movimiento más, un único certero movimiento, ensayado miles de veces, y todo cambiaría.
Ahora.
Un grito. Pasos que se acercan. Otro grito. La sangre le cubre con su calidez el rostro. Más gritos.
Y la luz, esa luz que ya nunca sería reemplazada.
25 comentarios:
Hay quienes creen que quedan muy pocas cosas en el mundo que valgan la pena ser vistas...
Saludos,
J.
Innegable de que es un instrumento multiusos.
salut
Fue un recurso extremo.
Saludos, colega demiurgo.
A veces no se puede con tanto...
Bellísimo relato.
Un saludo.
Sacarse los ojos para no ver, de uno en uno, además .. por más horrendo q sea el mundo, me parece una solución un tanto extrema, además de dolorosísima ...Eso sí , lo has contado impecablemente.
Un abrazo !
Sin duda que los abrecartas pueden abrir algo más que cartas.
Total... ya se habría quemado las retinas...
Abrazooo
Usted lo plantea muy poético, lástima de norte américa, verían eso y se pondrían a grabar para subirlo a tik tok con emoticones idiotas, no faltarían los gingos idiotas gritando y riéndose "this sheeet crazy bro 😱😱😱" y gritando/riéndose como los animales incivilizados que son, no olviden darle laic y compartir, si llego a los 10k laics subo parte 2. Odio a la sociedad, odio a norte américa, odio a la gente, lo odio a usted, me odio a mí y a Etienne por beber cerveza en vaso, odio al que comente debajo de mi comentario, odio al Atlas de Guadalajara. Pero por el lado positivo ese odio es el que me hace feliz, y mi blog se llena de palabras que hacen felices a otros. Es un ciclo marica que no termina y me encanta. Los quiero a todos. Me quitaré la voz, no usaré abrecartas, necesitaré algo más poético y elegante, un dildo morado.
Uy te quedo genial relato . Te mando un beso.
Puede ser que en una casa normal existan al menos 400 objetos que se pueden convertir en armas letales.
Los abrecartas que tenian en casa cuendo yo era niño, eran mas bien de poco filo, como minidagas, que creo dan un toque elegante, para esos menesteres.
Puede ser preferible a un tenedor o a un alambre.
Qué fuerte. Excelente narrativa.
Saludos afectuosos.
¿Un sistema a la carta para suicidarse? En ese caso unos abrecartas cual cuchillos pueden ser hirientes pero no garantizan que sean mortales.
Entiendo a este tipo. Es probable que haya visto más mundo que nadie. Y es el horror, el horror.
Sí, la luz es lo único que se echas de menos, lo demás es accesorio
Impecable relato triste
Abrazos
Cada día jugaba con la fantasía del suicidio. Imaginaba que sus amigos y familia le prestarían mas atención aunque el ya no estaría vivo. Necesitaba ser protagonista por un día, el día de su muerte planeada. Sería fabuloso salir del cuerpo y entrar en otra dimensión; allá donde la vida es eterna hasta la resurrección de los muertos. Sería la comidilla de su pueblo. Sus vecinos hablarían de el, harían conjeturas sobre el motivo de su muerte mientras el las escuchaba en el otro mundo...Sólo le faltaba la determinación y ponerse manos a la obra. Su estrategia era meterse en su bañera con agua caliente y cortarse las venas. Decían que esas muertes son dulces y que un sueño profundo llevaría al suicida a una paz eterna...
Encendió el termo, lleno la bañera y se desnudó. Tomó las cuchillas de su maquinilla de afeitar, se sumergió en la bañera y esperó a que su cuerpo tomara calor. Sentía morbo por saber qué dirían cuando lo encontraran en su bañera de sangre roja...Hizo la prueba con la cuchilla y se hizo un corte en el dedo índice. La sangre salía jugando con el agua como si fuera humo de un cigarrillo y no le dolía. Miró su muñeca derecha y con el dedo buscó una vena. Mientras el dedo índice seguía manando sangre mientras su olor subía como el vapor del agua. Por un momento fue consciente de la realidad y tuvo miedo; un miedo frío que le aceleró el corazón. El agua se estaba tiñendo cuando en la habitación de al lado sonó el teléfono. Salió turbado de la bañera y contestó a la llamada.
Se curó el dedo, se vistió y se fue al cine con sus amigos...
Ufff, que momentos más angustiosos José. Solo de pensar en el abrecartas se me pone la piel de gallina. Un abrazo
Decisión que era inevitable. La vida para todos no es monedita de oro. Un abrazo
Carlos
Sin duda la desesperación o el hartazgo ha de ser grande, porque es una solución muy drástica.
No ver no impide que lo que no le agrada siga ahí. Aunque tal vez le regala una sensación similar a la de los niños pequeños que se tapan los ojos y creen que no están...
Impactante el relato. Me dan ganas de conocer más del protagonista
Besos
Quiza sea necesaria esa ceguera para poder ver más allá de esta luz, una luz más cálida, qué sé yo.
Un relato conciso.
Saludos.
Monumental microrrelato.
Abrazos!!
Si, hablando de luz, la calidez del abrazo solar es diferente al resto, ningún aparato iguala lo que él produce. Es algo que vale la pena extrañar.
¡Recórcholis, no me acuerdo si te comenté! jaja Me iré a lo esencial, antes que también lo olvide: que en vez de lastimarse o arrancarse los ojos, mejor hubiera vendado al Sol para que este no le ilumine las cosas que el hombre no quiere ver.
Va un abrazo, José.
El abrecartas es un recurso literario que seguro compite en cantidad con la bomba de Hiroshima, las purgas stalinistas, y la Rebelión Taiping.
Abrazos
Demostrado: El abrelatas y el abrecartas solo sirven para dejar libre el contenido. Saludos.
Nunca habíamos estado tan solos en medio de tanta compañía y vigilancia. Ese abrecartas, sólo abre cartas vacías.
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