Apestan. Hieden. Tienen el asqueroso olor de la bebida que los vuelve inútiles, el de la carne mal digerida saliendo por sus bocas y lo destruyen todo. La Señora los engaña día tras días, pero pronto nada quedará para seguir distrayéndolos. El niño ha crecido, es cierto, pero nada puede por sí solo. Y a mí lo único que se me permite es mirarlos en silencio desde el rincón en el que me han abandonado.
Alguien se acerca por el camino del puerto. Él no apesta, no hiede, tiene otro olor. ¿Conozco ese olor? Sí, conozco ese olor. Debo levantarme, acercarme a él. Aunque mis viejas y cansadas patas ya no pueden sostenerme, mi cola se agita de felicidad porque ha regresado mi amo.
28 comentarios:
Sin lugar a dudas, Argos no se merecía ese final.
Saludos,
J.
Está claro de que se trata esa historia, contada por ese ilustre perro.
Y coincido con que Argos no se merecía ese final.
Saludos, colega demiurgo.
Quizá con su amo se encuentre más seguro, aunque a decir verdad, la seguridad no la da más que la libertad de saber que no tienes a nadie que obedecer.
Salut
Pobre Argos, la recompensa para toda una vida de fidelidad es la nada...
Ohhh pobrecillo...el mejor de los finales para su incondicionalidad.
Saludos.
Hombre... es un final feliz. agita la cola o sea que final feliz.
Con su amo irá a otra casa y mañana los gatos invadiran la vieja, una manada de gatos silvestres.
Abrazooo
Pobre perrito. Ojala su amo lo cuide. Te mando un beso
Un perro que se reencuentra con el amo, ya es feliz, misión cumplida.
Lo abandonaron o se perdió a la vuelta del camino? Un abrazo, y salúdeme a Argos. CARlos
Curiosa y creativa entrada, se revierten los roles, los humanos son los animales y viseversa.
Nunca me había parado a pensar en cómo perciben nuestro olor los perros, en el sentido de qué les resulta agradable y qué no. O si primero sienten ese olor agradable y por tanto les gusta la persona, o si la sensación de agradable o no es posterior y depende de su relación con esa persona.
Como sea, el relato me gustó mucho
Un abrazo
Los perros siempre me han dado curiosidad, se que tienen una mente bastante compleja, son predadores y bastante malgeniados.
Casi que son una especie a la cual los humanos la han puesto al derecho y al reves.
Bien por el perro, ¿pero el niño? Hay de fondo una historia media turbia que nos da pincelazos de lo que es y lo que no es. Va un abrazo, José.
Metáfora canina para sentirse uno, tan humano, identificado.
Los animales son nobleza, amor incondicional, tienen un corazón inmenso. Tendríamos que aprender mucho de ellos.
Triste relato.
Un abrazo, José.
si el amo lo reconoce al final , no habrá camino desperdiciado para Argos
saludos
Vivía solo. Se llamaba Simón. Un trozo de huerto, la casa de toda la vida, una pensión y un perro tan viejo como el.
El médico hace tiempo le recetó una mascota para sus nervios y muchos paseos por la carretera; que no se quedara solo en casa, que hablara con la gente. Fué a su amigo Mateo que era cazador y este le regaló un perro de los que se dicen son rateros. Con las dos manos juntas, le cabía en las palmas de las manos y el perrito con lunares claros y oscuros, se sentía inefenso sin su madre y, tiritaba de miedo.
El ya era mayor. Le cambió dos o tres veces el nombre como quién en una zapatería se prueba unos u otros zapatos hasta que le puso el nombre de Miedoso. De recién nacido hasta joven, no paraba por toda la casa investigando y jugando, lo revolvía todo; dejando caer cosas o haciendo faenas que enfadaban a su dueño hasta el punto de abandonarlo o devolverlo a su amigo el cazador. Simón ya no era hombre de juegos además de que los reflejos los tenía perdidos y aquella depresión hacía cada vez más de las suyas. Sin embargo Miedoso le dabe qué hacer para mantenerlo de alguna manera activo y a veces lo enfadaba pero, este viejo al final le tomó cariño y cuando el perrito dormía a sus pies, el calor de la fraternidad se le notaba en la mirada...
...y pasaron muchos más años. Simón con muchos mas años y Miedoso cada vez mas y mas sereno. Los días pasanban tranquilos y Miedoso se hizo un holgazán para buscar un rato de sueño con el hocico blanco de canas entre sus patas. Simón le hablaba a veces con la mano cálida que le pasaba por su lomo y el perro le correspondía con la lengua besucona. Ya le costaba más ladrar cuando llamaban a la puerta y el silencio se iba haciendo cada vez más y más profundo en la casa. A Simón se le olvidaban las tomas de los medicamentos y su vecina Patro se las administraba como si fuera su hija y hasta le llevaba comida para el y para su perro. Miedoso levantaba una mirada nostálgica a su dueño cuando en medio del sueño algo le despertaba y eso para el anciano, era algo impoagable por venis del corazón de un animal.
Llegó la hora del adiós. Simón murió en su cama y con su perro al lado inquieto, ahullando lenguajes perrunos cuando una desgracia se cierne sobre su futuro...Patro entró como cada medio día y se encontró aquella escena desagradable.
Durante el entierro, su perro Miedoso no se separaba del coche fúnebre ni de la lápida del cementerio que contenía a Simón. El sepulturero lo miraba con cara de pena cuando los días iban pasando mas aquel perro, no se separaba de su amo...Lo echaron del cementerio y por las noches se le escuchaba ahullar preguntando por su dueño hasta que un amanecer, alguien lo descubrió muerto, flaco y con la mirada opaca...
No hay mejor lugar, cualquiera que sea, que estar con quien nos hace sentir alegría.
Nuestra meta en la vida es ser tan buena persona como aquel perro ya cree que lo somos. Por lo general, las personas, tenemos tendencia a mezclar amor y odio. Saludos.
La dependencia no suele dejar pensar. Saludos master.
Hasta que no he llegado al final no sabía que se trataba de un perro. Un buen texto que nos invita a reflexionar sobre cómo nos sienten los perros. Ponerse en su lugar es algo grandioso. Porque los perros son grandes, con un gran corazón, mejor que los humanos. Yo tengo un perro. Y es maravilloso cómo te recibe salta de alegría de la emoción. Teníamos que aprender de ellos, son felices con cualquier cosa.
Me gusta leerte, es muy interesante todo lo que escribes.
Un abrazo.
No cualquiera tiene la dignidad de ese perro...
Abrazo.
Esse é um "fiel" amigo de verdade.
Ah, pero qué final.
Mi perro en cambio debe tener taquipsiquia o algo así: subo regar las plantas a la terraza 2 minutos, y cuando bajo pega saltos de 1 metro, como si me hubiese ido a la guerra de Troya. Al minuto, se vuelve a dormir.
Abrazos
Es una historia hermosa
Hasta el final no me di cuenta que era un perro
Abrazos
Has escrito algo muy hermoso
Paz
Isaac
Espectacular relato corto. Mientras lo leía, me enganchaba el, y al llegar al final, me he sorprendido. Ha sido una alegría leer tu relato. Un abrazo.
Perrito
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