domingo, 30 de junio de 2024

Eso, eso era él

Pasó la mano por la superficie del espejo, cuando quitó la mayor parte de la condensación su cuerpo desnudo quedó al descubierto. Se miró; pensó en el tiempo que llevaba sin hacer algo tan simple como eso, mirarse, reconocer ese cuerpo que cada día le era un poco más ajeno, más lejano, más irreal.
    El rostro pálido, ojeroso, mofletudo, con una barba que nunca le había crecido con algo cercano a la simetría, lo miró fijo y sin emoción. Eso, esa cara, era él. Esa era la cara que todos veían. No le gustaba, nunca le había gustado, no entendía a las mujeres, en un mentiroso plural, que decían haberse enamorado de él, de su sonrisa, de su forma de mirar.
    Se sentía como el personaje de Kevin Spacey en American Beauty cuando se enamora de la chica y decide que quiere verse bien estando desnudo, pero él no era ese personaje ni quería verse en modo alguno. También podía describirse como el personaje de ese cuento de P. K. Dick que se reconocía viejo, gordo y canoso y que luego hicieran una película sobre él con Tom Cruise interpretándolo, pero a él no lo interpretaría ningún Tom Cruise porque nunca harían una película sobre su anodina vida. Pero si llegaban a hacerla, sería la película más aburrida de la historia del cine, más que todas las películas francesas, iraníes y coreanas juntas, porque así era su vida, definitivamente aburrida.
    Nunca había tenido el estómago plano ni marcado como esa gente que se desvive en el gimnasio; había sido lo suficientemente flaco como para disimularlo hasta que dejó de serlo y el cinturón comenzó a apretar más y más hasta que se olvidó de él. Ese ombligo salido para afuera tampoco nunca le había gustado, ahora, viejo y arrugado, era más feo que antes, cosa que creía imposible en medio de tanta carne flácida. Eso, ese cuerpo era el suyo, ese cuerpo era él.
    Flácida se mantenía también esa cosa entre sus piernas que apenas recordaba cómo se utilizaba aunque había disfrutado, y creía haber hecho disfrutar, más de una vez. Colgaba sin ningún miramiento apuntando hacia el suelo, húmeda e inútil como el resto de su cuerpo. Si pudiera arrancársela, como leyera en algún lado que hacían las iguanas, las lagartijas o alguno de esos bichos, lo haría sin dudarlo para tener una molestia menos.
    Podría dejar atrás lo que ya no servía, lo innecesario, lo que perdió su sentido, su valor. Pero de ser posible algo como eso tendría que deshacerse de la mayoría de sus recuerdos, de sus experiencias y errores; sobre todo de los errores, esos nunca dejan de acumularse. Tal vez olvidándolos pueda volver a caminar con la espalda recta, sin encorvarse bajo el peso del pasado ni ante el miedo por el futuro. Claramente ese no era el momento para ponerse sentimental con reflexiones de vuelo rasante y comenzando a tiritar.
    Miró ese cuerpo que era el suyo aunque no lo había pedido, aunque lo había usado tantos años sin dedicarle la menor atención. Claro que no le gustaba que sus piernas explotaran de várices y ser incapaz de verse los pies. Todo era un desastre, todo había salido mal y él era el único responsable, el único culpable, carecía de sentido señalar a alguien más.
    Abrió el agua caliente del lavamanos para que el vapor del agua ocultara una vez su imagen y así poder fingir que no había visto nada, que todo estaba bien, porque era hombre y los hombres solo pueden estar bien, siempre, tienen que estarlo, porque a nadie le interesa lo contrario.
    ―Estoy bien ―respondió cuando golpearon la puerta del baño―, ya salgo.
    El espejo había vuelto a empañarse.

23 comentarios:

José A. García dijo...

Banda de sonido recomendada para leer este texto:
"Decadencia" de Héroes del Silencio.

https://www.youtube.com/watch?v=zfjYbQU23Lo

Saludos,
J.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Ante las imagen reveladora de un esepejo, tanto se puede reaccionar, tratando de cambiaar, cuando la revelación es desagradable. O el empañar el espejo, con el vapor del agua, para bañarse.

Saludos.

carlos perrotti dijo...

Cavilaciones de quien va deteriorándose reflejo tras reflejo frente al mismo espejo...
Abrazo!!

lunaroja dijo...

Brutal.
El simbolismo de volver a empañar el espejo es perfecto.
Me encantó el relato.
Un abrazo

Coŋejo pestilente dijo...

Le voy a pedir de favor que me pida permiso antes de escribir a exactitud sobre mi persona hahaha. Es broma pero sí, se siente horrible ver los verdaderos "yo", tip profesional: quiten los espejos, yo no tengo, me importa un panquecito cómo me vea, si ya soy feo (MUY feo) de nacimiento ¿para qué le muevo?.

Gabiliante dijo...

Es absurdo preocuparse por eso. Sólo es ña apariencia exterior. La belleza está en el interior.
Haría bien en comprarse un espejo de rayos x.
Abrazooo

Beauséant dijo...

En el mundo de los hombres los espejos siempre están empañados, no hay piedad en la vejez.

Etienne dijo...

Hacer creer que siempre estamos bien, suele pasar, más ahora en estos tiempos en que no hay tiempo para preocuparse por el otro. Y más, si dices que no estás bien, eres un exagerado. Asi estamos, así seguimos.
Que no rompa el espejo, que tendrá años de mala suerte, mejor que lo venda.

gla. dijo...

Así estamos algunos
Así estaremos otros
Más...
El cuerpo es prestado
Abrazos

J.P. Alexander dijo...

Es un buen relato. Y es difícil competir con los estereotipos que nos dan la vida diaria y las redes. uno debe quererse gordito y viejo. Te mando un beso.

Tot Barcelona dijo...

El espejo es el único objeto que trasmuta los monólogos en diálogos.
Salut

Alfred dijo...

La cruda realidad es mejor obviarla.

Un saludo.

Cabrónidas dijo...

El tipo del relato debe comprender que es ley de vida envejecer hasta morir. Si así lo necesita, puede consolarse pensando en la certeza de que, hasta la persona más bella, experimentará lo mismo.

Dyhego dijo...

José:
me reconozco en algunas de esas reflexiones.
¡Ay, el paso del tiempo!
Salu2.

Lucila Ferreti dijo...

El cuerpo, sí, hay que cuidarlo, no solo cuando se refleja en un espejo, sino en todo momento. Ahora bien, desde la perspectiva masculina, sé que por más que lo intente, nunca podre comprender esa pelea con la ocasional mirada furtiva en el espejo del baño. Los caballeros desafortunadamente no cargan espejitos todaocasion.

Guillermo Castillo dijo...

En un espejo lo que se ve ya no somos nosotros. Saludos. ¡Ah! formidable reestructuración del Proyecto.

Maia dijo...

Hermosa decadencia, aunque más de uno no lo entienda.

María dijo...

Resulta tremenda la imagen que trasladas, la conclusión es que este pobre hombre está por los suelos, sí, en decadencia total, eso, y que no te gusta el cine francés jajaja el paso del tiempo es algo inexorable, pero aceptado eso, también es verdad que depende la vida que le demos al cuerpo para aparecer de una u otra forma, desde luego maravilloso y en perfecto estado de revista, es imposible.. salvo que te dediques a esculpirlo y ni aun así ; ) y mucho menos a primera hora de la mañana, ahí el vaho de la ducha calentita nos hace de coartada para no hundirnos el ánimo según comenzamos el día : ) Muy bueno tu relato, como siempre, un abrazo!

Jose Casagrande dijo...

Se que el espejo NO miente, lo que vemos en frente nuestro es fiel imagen de lo que somos. Solo los espejos de casa de diversiones o del horror deforman. pero el espejo del baño es honesto.... tal vez cruel pero frio y honesto en sus reflejos.

Hola, me llamo Julio David dijo...

Si lo piensas bien, puede que su vida sea tan pero tan aburrida, que los estudios cinematográficos franceses, iraníes y coreanos, se pelearían por llevarla a la gran pantalla. Así de aburrida pero colosal es. Va un abrazo, José.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Lo malo de los espejos empañados es que se desempañan con la misma facilidad...
Abrazos.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

La dejadez y el deterioro del tiempo, son inocultables, a pesar de los trucos que inventemos. Un abrazo. Carlos

Frodo dijo...

No he visto mucho cine iraní, pero algunas películas surcoreanas son buenas. Y el cine francés es lento, pero así es la vida.

Me colgué escuchando Los Héores... ahora voy por el show completo.

Abrazos, herr J