sábado, 16 de marzo de 2024

Solo su risa, nada más

Aun con los ojos vendados, mis manos atadas, la mayor parte de mis movimientos restringidos, reconocí su risa. No tenía dudas de que era ella. No podía ser nadie más. Su risa era única. Su risa era una más de las cualidades de su ser. No, esto está mal, su risa no era una calidad más de su ser, su risa era/es su ser. Había sido esa misma risa la que me condujera por caminos cada vez más oscuros, en los que la fantasía se entremezclaba con el miedo, el terror más cerval, la cercanía del horror y cosas peores cuyos nombres no me atrevía a aprender. Siendo que ni siquiera podía nombrar esos lugares, esos actos, mucho menos me imaginaba como su protagonista.
    Sin dejar de reír en ningún momento, rozó cada parte de mi anatomía con sus dedos, deteniéndose allí donde su tacto despertaba mis cosquillas; lamió mi rostro, mi pecho, mi abdomen y todo lo que se encontraba debajo como si de allí manara el néctar más delicioso del mundo.
    Me dejé llevar cuando sus manos rozaron mi cuerpo, me dejé hacer cuando sus dedos se metieron en mi boca, me dejé llevar por cada movimiento de su cuerpo sobre el mío, me dejé hacer por su lengua. Sentía una tibieza sin igual que nacía de esa risa entre histérica y divertida que se mezclaba con gemidos y suspiros y que algunas veces era suya y otras tal vez era mía. Cierto que cada vez me costaba más respirar, pero su risa me acompañaba y eso era lo más importante. Cierto que apenas podía pensar, pero su risa me acompañaba y eso era lo más importante. Cierto que mi mundo se volvía más oscuro de lo que ya era debajo de la venda, pero su risa me acompañaba y eso era lo más importante. Cierto que lo olvidé todo cuando el frío envolvió mi cuerpo por un breve instante antes de que el dolor lo reclamara, pero su risa, su frenética risa, me acompañaba, su risa era lo más importante y estaba allí para mí, para mí, solo para mí y para nadie más.



27 comentarios:

José A. García dijo...

Algunas veces no se necesita mucho.

Saludos,
J.

Alfred dijo...

Una sensación muy angustiosa,
Un saludo.

Maia dijo...

Algo a lo que asirse, que lo mantiene y terminará con él.
Es como una mezcla de sensaciones que no terminan de aterrizar unos y otros; y se quedan allí, a la espera de interpretación, J.

Gabiliante dijo...

Lo del frio , la oscuridad y el dolor no pintan bien. Esperemos que duren poco. Pero no esperemos que los preliminares se repitan, no somos tan ingenuos.
Abrazooo

Sergio Munari dijo...

Un relato, J., que nos conduce a los abismos de una relación plena de toxicidad. Nos conformamos con poseer un rasgo, aunque sea esa sonrisa angustiosa, febril, poliédrica porque puede cobrar muchas formas, hasta la nerviosa. Y nuestro afán es consolarnos, por tener un atisbo incompleto de lo que amamos y nos ha poseído de forma obsesiva. Un saludo.

mariarosa dijo...


Amar la risa de quién nos hace bien y mal a la vez, es algo dificil de explicar y soportar...

Abrazo.

lanochedemedianoche dijo...

Sensaciones que duelen aún en la risa.
Abrazo

Tot Barcelona dijo...

El sentirme atado me desasosiega, aun así comprendo la situación.
Salut

lunaroja dijo...

Uff...desasosegante!
Una maravilla de relato!
Saludos.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

La risa personal de una mujer muy conocida, que da a una situación inquietante, en más de un sentido. Con un final abierto, que acentú lo tenso en el relato, el no saber si ella planea complacerlo o si sus intención es darle el deseo final.
Lo que está claro es que ella sabe lo que hace.
Saludos.

Dyhego dijo...

José:
morirse de risa, no es mala idea.
Salu2.

Jose Casagrande dijo...

Al menos esta vez el protagonista de la historia.... vive en algo divertido, la risa, aunque en medio de rituales "cuestionables" hace todo mas facil, mas llevadero.

Vivir y dejar Vivir...Liz dijo...

José, Bello relato, hay risas que sanan y otras que enferman.
Abrazos amigo

J.P. Alexander dijo...

Me gusta mucho tu relato. Te mando un beso.

Carlos augusto pereyra martinez dijo...

La seducción viene por donde menos se piensa. Un abrazo. Carlos

ODRY dijo...

Cuando te privan de algún sentido, el resto se desarrolla en su máxima expresión.
Como de constumbre un texto increible que juega una vez más con el doble sentido para hacernos reflexionar al final.
Un saludo.

carlos perrotti dijo...

Una risa nada divertida si no puedo reír también.
Abrazo!!

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Waw... una faceta nueva y siempre sorprendente de tu arte

Paz

Isaac

Gla. dijo...

Yo creo que estabas con dengue y aferrarte a esa risa te mantenía, no te dejabas llevar por la enfermedad
Abrazos

la MaLquEridA dijo...

Amar lo que te llega a hacer daño. Que fatalidad.


Un beso

Hola, me llamo Julio David dijo...

Nada de toxicidad. Una dinámica BDSM de lo más normal (para los que gusten de este tipo de juegos consentidos). También para despertar la curiosidad en los curiosos, que son varios más de los que, finalmente, se atreven a experimentar.

Va un abrazo, José.

P.D: Por más que lo pienso, no se me ocurre cómo contarte que tengo un blog nuevo. Bueno, creo que ya lo hice. Y la razón es de lo más surreal.

Ernesto. dijo...

Hola José.
No cabría negar acierto y profundidad en la totalidad del comentario que has dejado en mi última entrada. Ha sido un placer leerte.
En mi costumbre de no responder a los comentarios directamente en mi blog, por respetar las opiniones de todos, he buscado en el tuyo algún medio de hacerte llegar mis palabras en privado. No lo he encontrado, y por ello aquí te las dejo.
Abrazo.

Anónimo dijo...

Hay risas que acaban helando la sangre, como en tu relato.
Chafardero

Beauséant dijo...

Las cosas parecen ir bien... hasta que empiezan a ir mal.

Luiz Gomes dijo...

Boa tarde de terça-feira meu querido amigo José. Nem sempre tudo da certo.

Beatriz dijo...

Quizá la risa fuera lo único que impedía que perdiera la conciencia. O quizá la risa fuera la total perdida de ella. A saber. Un texto sugerente y sugestivo.

Saludos, Jose.

Frodo dijo...

Es que hay gente que se conforma con tan poco. Contame entre ellos.

Abrazos, herr