sábado, 2 de marzo de 2024

Tempus Fugit

Avanzamos otra vez unos pocos pasos y nos detenemos frente a otra de esas cosas, mirándola en silencio durante un tiempo incalculablemente aburrido. Infinito. Interminable. Inabarcable. Inclinamos la cabeza hacia un lado, luego hacia el otro. Nos acercamos todo lo que las medidas de seguridad lo permiten, asentimos sin decir una palabra, señalamos detalles que nadie más parece ver, colores, texturas que por más que se expliquen no tienen sentido.
    Veinte minutos, media hora, tal vez más. Luego avanzamos otra vez unos pocos pasos, o algunos más si es necesario cambiar de sala, antes de detenernos frente a la siguiente cosa. Se tardaría una eternidad en completar el recorrido de continuarse con este ritmo. Se le veía tan feliz con su paso cansino, moroso, casi perezoso. Disimular los bostezos y no desfallecer era lo más complejo, no sabía por qué había aceptado la invitación que siempre realizaba sabiendo que sería rechazada. Para sorpresas de ambos, aceptó. Ahora estaban allí. Se odiaba por eso, por eso y porque no encontraba la forma de huir de ese lugar sin quedar en evidencia ni perjudicar su relación. Seguiría allí mismo, clavados durante una infinidad de tiempo frente a cada cosa, admirando vaya a saber qué ni entendiendo porqué tenía que ser así.
    Cosa tras cosa, sala tras sala, piso tras piso. Tendré mil, mil quinientos años cuando por fin salgamos de este lugar; mis huesos se volverán polvo antes de terminar el recorrido; los sueños e ilusiones de mi juventud se perderán para siempre ―al menos los que no lo hayan hecho ya―; me volveré un recuerdo difuso para quienes me conocen; el mundo habrá cambiado tanto que me resultará irreconocible y de seguro tan diferente que adaptarme a él sería tan difícil como mantener los ojos abiertos frente a esta otra cosa que miramos ahora. Lo único que no cambiaría es el silencio que me rodea, el que me lleva a dudar del normal funcionamiento de mis oídos, pero sí, lo hacen, funcionan, porque nunca podría imaginar el susurro de los pequeños pasos sobre el parquet plastificado. Si continuaban allí la muerte los olvidaría porque nunca vendría a buscarnos a un lugar como este, tan lleno de polvo, años y soledad. Vivirían en el olvido y sería como si nunca hubieran existido. El sol podría implosionar arrasándolo todo y nosotros aquí no nos enteraríamos, al contrario, continuaríamos por el resto de la eternidad mirando cosa tras cosa, sala tras sala y piso tras piso para al final del recorrido volver a comenzar en un ciclo sin fin más allá de la existencia, del sentido de la vida, el universo y todo lo demás. Si tan solo fuera más fácil rechazar que aceptar las invitaciones.
    ―No tenías que venir. Sé que esto te aburre.
    La voz interrumpió el hilo de sus divagaciones. Cuando tuvo la certeza de que en verdad había existido, demoró un poco en responder.
    ―Está bien, es muy… interesante ―dijo―. En serio.
    Se miraron en silencio poco menos de un minuto, uno de esos minutos en los que pueden relatarse todos los acontecimientos de una vida y aún quedaría tiempo para mucho más. Luego continuaron avanzando, unos pocos pasos, hasta la siguiente cosa.

28 comentarios:

José A. García dijo...

Y llegó marzo.
Gracias por todos los mensajes y la espera.

Nos leemos.

Pd. Puede parecer un tanto confusa la narración por los cambios de puntos de vista del "narrador", se supone que es la idea. Espero que de todas formas puedan disfrutarla.

Maia dijo...

Sentí estar en una exposición, pero justo ese primer día de inauguración donde todos quieren estar y se ralentiza volviéndose en tedio; y más, si es algo que se ha aceptado por compromiso o empatía.
Bien llegado, me gusta leerte.

José A. García dijo...

Gracias, Maia, por tus palabras y por la indicación, bienvenida como siempre.

Nos leemos,
J.

Sergio Munari dijo...

Bienvenido J. con toda la magia de tu literatura misteriosa. En esta ocasión, aúnas un toque surrealista con gotas kafkianas. La extrañeza de una situación inefable pero que va adquiriendo visos con los que se identifica el lector. Una exposición tediosa a la que acudes
por compromiso, que se troca morosa. Y esa conversación final con la que nuestro superyó, muestra nuestra versión más doméstica de nuestra personalidad. Un placer leerte de nuevo. Cuídate. El tiempo como dices, es subjetivo y se esponja en situaciones como la que describes, hasta el infinito.

J.P. Alexander dijo...

Es un placer volver a leerte. Me gusto mucho este relato el tiempo es relativo cuando las situaciones lo ameritan. Te mando un beso.

Nuria de Espinosa dijo...

Hola José, tú relato me ha parecido más que inquietante. Ese avanzar unos pocos pasos... Crea esa sensación de inquietud y angustia del paso del tiempo, del temido olvido. Un placer leerte como siempre. Abrazos

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Parece un ciclo interminable en el espacio y el tiempo, tal vez para ver una exposición literalmente universal.
Ambos están hastiados, aunque no lo reconozcan. Pero tal vez sea el precio para escapar de la muerte, de la implosión del sol.

Gracias por volver.

Saludos.

Tatiana Aguilera dijo...

Más allá del juego surrealista de espacio tiempo en la narración, apuntas a una realidad de pareja en crisis, porque cuando se siente desgano de aquello que el otro se deleita y al mismo tiempo tampoco lo disfruta, se va directo al final.

Bienvenido José y un gran abrazo.

Fackel dijo...

Algunas de esas sensaciones que describes las he tenido en ciertos museos.De niño las tgenía bajo una higuera. Salud.

Jose Casagrande dijo...

Probablemente estar ante objetos de un museo que no nos interesan puede parecer un castigo eterno.

BEATRIZ dijo...

Las visitas a lugares así cambian. Yo he perdido el gusto por esas observaciones de objetos mudos a los que nos empeñamos en ponerles voz. Lo peor es el arte de los artistas muertos, que después de muertos cotizamos sobremanera, demasiado tarde y demasiado conveniente, con fines de lucro, es claro. Los artistas cotizados en vida, a veces se olvidan.

Un gusto que estés de vuelta.

Saludos.


B

Gildardo López Reyes dijo...

Me preguntaba hace pocos días qué había pasado contigo. Me alegra volver a estar aquí.
Abrazo

lunaroja dijo...

Por momentos parecían saltos en diferentes tiempos.
Un relato inquietante, con toda la creatividad y el misterio que envuelven tus relato.
Un abrazo

unjubilado dijo...

Voy a exposiciones, museos, exhibiciones, pero no me gustan, me encuentro mucho más a gusto al aire libre viendo el portal del museo o edificio donde se exponga la muestra y buscando información del tipo de arte y la técnica de proyectar, diseñar y construir,​ modificando el portal construido, en un periodo de tiempo determinado.
Saludos

lanochedemedianoche dijo...

Vaya que tedioso ver cosas sin saber lo que ves, claro, cuando el tiempo pasa y los pasos también, se siente. Al menos, quien se aburrió más, ya paso. Excelente el trato que podemos ejercer sobe lo que no nos agrada.
Abrazo

Anónimo dijo...

Jajjjaa... Te habías caído de la higuera👏👏
Abrazooo

gabiliante dijo...

Perdona que te diga pero eres un inculto; o peor , un insensible.
Espero que el sacrificio sea traduzca en algo esa misma noche, si se consigue salir.
Por contra, puedes estsr contento porque has encontrado cómo alcanzar la inmortalidad, aunque quizás no te interese.
Estas cosas te pasan por salir de tu zona de confort, no te quejes
Abrazooo

carlos perrotti dijo...

Donde el infinito es puesto a prueba, como canta Dylan en Visions of Johanna.
Abrazo!!

Frodo dijo...

El tiempo pasa muy rápido, como habrás notado por mi silencio a tu último mail.
Pero el mundo gira más rápido que uno a veces. Y es cuando nos damos cuenta que hay novedades que no nos fueron presentadas y que las descubriemos cuando ya es algo viejo.

Ay! qué aburrido, tienes que usar las manos! -dijo el Frodo niño

Abrazos, herr!

Chafardero dijo...

Pasear por un museo cuando lo que se expone te importa un comino es lo más parecido a tu historia. Cosas y más cosas, salas y salas, sin ver la salida ni el final.

DULCINEA DEL ATLANTICO dijo...

Ese ir de aquí para allá viendo cosas que no le causan ningún interés es muy típico de las visitas a los museos donde no siempre encuentra uno lo que busca de forma clara. Un gusto volver a leer tus historias Jose A.
Un saludo Puri

gla. dijo...

Tal parece que está en una espera sin final, tal vez escapando y te vez obligado a permanecer, o quizás solo sea ver cosas por obligación
Interesante y un final...
Abrazos

Beauséant dijo...

Los trabajos de hércules y la piedra de sísifo no son nada comparados con los de intentar ser interesante ante quien queremos conquistar :)

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Un gran escrito y siempre con tu delicado toque de humor negro

Paz

Isaac

Luiz Gomes dijo...

Boa noite de sexta-feira e bom final de semana.

José A. García dijo...

Gracias por las visitas y comentarios.
Ciertamente algunas experiencias no son para cualquiera.

Saludos,
J.

Dyhego dijo...

José:
ese tiempo, que a veces parece que no avanza y a veces parece que se desboca.
Salu2.

Carlos augusto pereyra martinez dijo...

Pasa con estas invitaciones, donde creemos estar en el lugar equivocado. Un abrazo. Carlos