El pez de arena es una de las criaturas más extrañas y sorprendentes, única y casi mítica, de la que, durante siglos, tal vez milenios, solo se tenían noticias en las narraciones de extraviados navegantes, en los restos de las caravanas de comerciantes o en las leyendas que se cuentan por las noches frente al fuego cuando solo las palabras tienen la fuerza suficiente para que la oscuridad retroceda aunque sea solo un poco.
La ciencia, hija del desvelo y la incredulidad, los destinó al cajón de los mitos. Las características de estas criaturas, descriptas tantas veces y de tantas y diferentes maneras, en nada atraían a esos seres grises, tan adictos al conocimiento de la realidad como otros lo eran al hachís o al opio. No considerándolos reales, nunca le dedicaban algo de su precioso tiempo, prefirieron seguir ajenos a lo que no podían comprender, ciegos aun con los ojos bien abiertos.
Tal vez gracias a ese olvido es que los peces de arena sobrevivieron durante tanto tiempo en aquellos lugares en los que pocos se internaban, lugares que a nadie atraía. Es así que, el pez de arena florece en los desiertos más áridos, los más secos, los más carentes de valor para los hombres. Allí donde ninguna otra cosa podría ser capaz de vivir, ellos lo hacen. Ignorados, negados, olvidados, convertidos en personajes de relatos fallidos, en dignos representantes de los que nunca se llegó a ser, viven en sus pequeñas colonias siempre iguales, eternos ante la mirada fugaz del hombre desinteresado. Las dudas se multiplican: cómo esos peces pueden nadar en la arena, qué comen, cómo viven, qué respiran, en qué creen, cuáles eran sus ritos de apareamiento, por qué dan esos saltos tan dramáticamente acrobáticos por fuera de la arena para esquivar las rocas más persistentes arriesgándose a quedar expuestos al sol y morir calcinados o en el frío atroz de la noche y morir congelados.
Sus costumbres no tienen ningún sentido, viven, sin más, siendo lo que siempre han sido, siendo lo que siempre serán, lo que no podrán dejar de ser. Lo más sorprendente de estos pequeños y extraños animales es que todo aquello que las personas pudiera decir sobre ellos, cuestionando su realidad o señalando su pertenencia al mundo de la ficción, debatiendo si eran fruto de la más fecunda imaginación o de la más estéril enfermedad, los tenía sin cuidados, no les afectaba. Porque así como lo habían sido para la primera palabra que alguna vez se fijara en ellos, eran simples y magníficos peces de arena y no querían ser nada más.
28 comentarios:
Sorprendentes criaturas, sin lugar a dudas.
Saludos,
J.
José:
¡cómo me gustaría ver un pez de arena! Lo más parecido que puedo conseguir es un reloj de arena y ver cómo cae.
Salu2.
Estar en un lugar inhóspito, en que nadie vaya a molestarlos.
Parece una incómoda condición de sobrevivencia.
Saludos.
Dyhego: arena por arena, sin dudas algo en común han de tener.
Demiurgo: Incómoda sí, quizá la única posible.
Saludos,
J.
Es una mezcla entre pez y reptil. Una rareza más de la naturaleza que nos hace pensar que existen tantos seres curiosos que son felices dentro de su diversidad y, que somos nosotros lo que invadimos su espacio.
Abrazos José
Lindos animales. Me gusto relato te mando un beso.
Me ha encantado tu preciosista fábula, J., que camina entre lo onírico y la utopía de que quede algo de virginidad en nuestro planeta. Pocos lugares hay que no haya hollado el hombre. Un abrazo y cuídate.
En realidad no es un pez, es un reptil de la familia de los escincos que cava madrigueras en la arena, y se desliza por ella con mucha facilidad por lo que parece que nada en la arena, de ahí su nombre.
Como mascotas se les encuentra muy comúnmente en Estados Unidos y en el Reino Unido. Esta especie es muy fácil de cuidar, ya que prácticamente nunca muerden.
Saludos
Desconocía la existencia de semejante reptil. Tiene una peculiar anatomía.
El día que descubran que sus vidas son imposibles, que la ciencia les niega la existencia, se extinguirán. De momento ahí siguen, felices e ignorantes...
Me has recordado a los gusanos de arena de Dune ;)
Gracias al hábitat en el que se desenvuelven, han estafo a salvo de los depredadores humanos, mejor que sigan vivos en las charlas ante la hoguera.
Un saludo.
Eso si es un sentimiento de identidad. Un abrazo. Carlos
Siempre que vengo a visitarte salgo con algún nuevo conocimiento. Da gusto aprender y más cuando lo explican tan bien.
Un saludo.
Tu relato tan sorprendente y mágico como esos peces de arena!
Qué precioso.
Un abrazo!
Bom dia de terça-feira, com muita paz e saúde meu querido amigo. História e texto maravilhoso.
Quizás justo eso es lo que los ha mantenido sin alteración, J.
Me encantan tus raras historias
Reina la magia y lo imposible
Abrazos
Me encantan tus raras historias
Reina la magia y lo imposible
Abrazos
Fantástico!!
Abrazo!!
Un pez de arena, lo buscaré...
Abrazo José.
Buen finde.
Esa es la cuestion, no querer ser nada más.
Abrazos
Interesante la vida de estos peces, desconocía por completo su existencia y por lo que nos cuentas viven camuflados y de ahí que sean tan diferentes.
Gracias por darnos a conocer a estos animales tan originales
Un saludo Jose A
Puri
Sección borgiana que podríamos titular "catálogo de criaturas azucaradas" y que acabás de inaugurar.
Mi hija tiene un juguete de plástico para la arena que es un pez, y hace unas semanas se la pasó haciendo peces de arena a los que llamaba "tiburón bebé". En fin. Casualidades. La vida.
Abrazos, herr J
Los vi en un breve documental. Jamás pensé ni imaginé tal proeza. Que simple parece tu relato maestro, pero que complejo resulta decir algo sobre un intrépido animal que evita deshacerse ante toda clase de inclemencias. Lección de sobrevivencia tendremos los cómodos "animales Humanos".
Un abrazo y felicidades a toda prueba.
Inimaginable criatura, pero hay mucho que quizá nosotros, los humanos, desconocemos...a pesar de la revolución tecnológica. Pensaré en eso.
Saludos.
Algunos de tus micros me han recordado al Palomar de Italo Calvino. La vida está llena de pequeños detalles, aunque a ellos no les importe :)
Estupendo!
Y yo sin conocer esta especie... he tenido que buscarla.
Besos.
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