domingo, 3 de diciembre de 2023

Confusión

Duele.
    Como un destello, como si algo no estuviera bien. Movimientos bruscos, sin orden ni mayor sentido que la anterior ausencia de movimiento.
    Ruidos. Si es que son palabras, apenas se distingue lo que dicen, tal vez solo lo parecen por ser sonidos un tanto articulados.
    Temblores. Golpes sordos, lejanos, que se acercan como una amenaza. Nada se comprende. O todo lo hace, pero es mejor continuar como si no lo hiciera.
    Un jadeo, un gemido sin el menor atisbo de placer. Los movimientos como sacudidas continúan en la oscuridad. Hay algo, una sensación, la certeza, la ausencia de dudas de que pronto cambiará cuanto me rodea.
    Duele un poco más.
    Arde. Algo arde. No sé qué es, no sé si soy yo lo que arde, no sé qué puede ser ese yo que arde, pero arde. No sé por qué arde. No sé si debería arder. Otra sacudida, el ardor persiste, se suman otros ruidos y sonidos como palabras que se mezclan con los jadeos y gemidos.
    Duele, y continúa doliendo.
    Más violencia, más jadeos, golpes lejanos, otros sonidos que se acercan, que se alejan que se repiten o que suenan una única vez. Se escucha también un llanto, no es alegría. Gritos. Movimientos bruscos que no comprendo. Sea lo que sea lo que esté ocurriendo, es demasiado confuso para que esté yendo bien.
    Duele. El dolor es lo único que permanece.
    Ruidos diferentes. Un destello lejano confirma que nada está bien. Dudo de lo que podría significar ese nada, temo que afecte a ese yo que sé que soy sin saber lo que es ser un yo. Arde ahora, con un calor demasiado intenso, insoportable.
    Duele. Ese dolor es lo único que reconozco con claridad.
    Un gemido más fuerte, atroz, cargado de desesperación, seguido de más jadeos y una respiración entrecortada. Sonidos que pueden ser voces, palabras. Sin saber qué estoy haciendo, por qué lo hago o si alguien más lo hace por mí, paso del calor al frío, de la oscuridad a la luz. La luz solo es superada en su intensidad por el dolor.
    Duele, aquí estoy, aquí soy. Duele.
    Siento que se espera algo de mí, no sé qué se espera o por qué. Desconozco lo que hay que hacer.
    Los sonidos, antes tumultuosos, se alejan. Si eran palabras, nunca se comprendieron. Los movimientos bruscos se detienen. La paz, la tranquilidad, regresa. El no ser yo, sin saber que es ser yo, ya no me atormenta. La luz se difumina poco a poco llevándose con ella, por fin, al dolor.

26 comentarios:

José A. García dijo...

¿Cómo saber qué es lo que sucede cuando no se lo comprende ni hay palabras para expresarlo?

Saludos,
J.

lunaroja dijo...

oh.. Es desconcertante, por momentos vertiginoso, y por momentos te deja helado.
Una pesadilla tal vez, o tal vez los últimos instantes de agonía antes de morir.
Saludos!
Me gustó mucho.

El Vici Solitari dijo...

pues muchos deben haber pasado por esto, y como no sabían hablar esto debe ser una traducción al español del pensamiento.
Con ese finsl tan prematuro, es bien seguro que todos los que lo pasaron, no se salieron mucho, prácticamente nada de este desarrollo de los hechos. Aún así para no saber hablar, lo hemos leído unos cuantos.
abrszooo
Gsabiliante

unjubilado dijo...

Espero que sea una mala pesadilla, de la que te despiertas sudoroso, jadeando y sin ganas de volver a seguir durmiendo, no vaya a ser que la pesadilla se repita y continúe.
Saludos

Alfred dijo...

Sin palabras, no hay explicación, solo gestos, miradas, gritos, mostrando angustia, terror, pánico...

Saludos.

Sergio Munari dijo...

J. Relato que nos llena de desconcierta y anega de desesperanzas, por ese personaje al que la turbación le acecha. La mente, nuestra gran desconocida, desarrollaremos Inteligencia artificial, pero nuestra psique seguirá siendo el mayor de los arcanos. Tú relato, muy bueno, sobrecoge. Porque los peores temores, sobrevienen sin mayores razones o por lo menos, no son tan evidentes hasta que no escarbas en la raíz de los problemas. Esperemos que tú protagonista alcance la serenidad que le falta. Un saludo,J.

Tatiana Aguilera dijo...

Cuando comencé a leer pensé que podría ser una pesadilla, pero la descripción era demasiado fina, muy lúcida y esa lucidez cargada de dolor podría ser la experiencia terrible de un enfermo terminal o, de una persona que ha sufrido un accidente de tránsito con características tan graves que percibe que su cuerpo se ha quemado y se entrega a su partida.
Muy bueno como acostumbras José.
Un gran abrazo

Nuria de Espinosa dijo...

Parece el preludio agónico de la antesala de la muerte. Un relato inquietante que desprende no solo dolor, sino la agonía que sufre el protagonista. Un abrazo

El Sentir del Poeta dijo...

José, quiero pensar que fue una pesadilla y al despertar sudoroso y angustiado te diste cuenta que no era real.
Cariños, te deseo un buen comienzo de semana

J.P. Alexander dijo...

Es terrible no saber o comprender lo que pasa. Y además sentir dolor Me gusto mucho tu relato. Te mando un beso.

Tot Barcelona dijo...

La cosa no va más allá si en una primera vez, malo si se repite.
Salut

Cabrónidas dijo...

Está en la camilla de un hospital, empujada con urgencia por los enfermeros dirección a la UCI. Tiene un pie en el mundo de los vivos y el otro en el de los muertos. También está algo sedado, y sus percepciones son confusas. Sus familiares y amigos, desde la sala de espera, ven cómo se aleja, y no saben mucho más. Quizá viva.

Manuel dijo...

Estimado amigo, felicidades, porque en tu relato se aprecia que dominas bien ese maravilloso don de la retórica, a la vez que sabes crear ese suspense o angustia que engancha al lector, y dejando siempre la puerta abierta, que aún lo hace más interesante...
Un abrazo.

Fackel dijo...

Sé lo que es en mi propio cuerpo esa descripción. La literatura viene siempre después de haber superado el proceso. Mientras, hay que vivir lo que también es vida, y además combate.

ODRY dijo...

Por un momento, he sentido que describías algún episodio vivido. Hay tantos momentos en los que el dolor hace mella en nosotros, hay tantos momentos de fuego de llantos y de miedo...
Me descubro y aprendo de esa forma tan maravillosa de trasmitir que le deja a una sin aliento.

Un abrazo.

Beauséant dijo...

Tantas opciones como comentarios veo aquí... aterra la cantidad de cosas que pueden hacernos quedar en ese estado....

Buff

gla. dijo...

Yo creo que por fin se murió
Dolía tanto
Ardía
La herida ardía y el bombardeo seguía
La confusión en su mente producida por una granada que cayó muy cerca, cuya esquirlas se incrustó en su pecho
Luego la muerte
Él por fin descansó
Abrazos

Luiz Gomes dijo...

Boa tarde de segunda-feira meu querido amigo. Talvez você não sofreu o que você nos descreveu. Mais, com certeza, conhecemos alguém.

Dyhego dijo...

José:
mientras hay dolor, hay vida.
Salu2.

Maia dijo...

Como una proyección del pensamiento hacia el final, angustia ese dolor

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

La luz se lleva el dolor, pero la luz jamás hubiera llegado sin el dolor

Paz

Isaac

Jose Casagrande dijo...

Si, creo que es lo que ocurre si uno de repente abre los ojos y comienza a existir por primera vez, pero con una conciencia de anciano y no de bebe. En esos casos yo cierro los ojos y dejo de existir.

Aparecer de repente en un Universo y estar perdido no es agradable.

Carlos augusto pereyra martinez dijo...

Éso se vive, cuando no se puede explicar porque no tiene un origen ese temor que de pronto se instala adentro. Saludos. Carlos

Frodo dijo...

Confuso, si.
Repleto de sensaciones, también.

¿qué ocurría realmente?, ahí está la magia.

Abrazos

Guillermo Castillo dijo...

Hay dolencias que nos dejan sin respiración; hay otros que, nos impulsan a clamar nuestra sobrevivencia. Saludos maestro.

Laura dijo...

El dolor cesa, acaba cesando... las preguntas en mi caso: no.
Cada vez entiendo menos lo que me rodea o a las personas que se acercan...
En fin, creo que volví a leer entre líneas. Si me equivoqué te pido disculpas.
Besos.