Esta vez, la caída sería peor, más fuerte, más violenta y, sin dudas, más de lo que podría aguantar. Una caída más para sumar a la lista de caídas estrepitosas en una sucesión de desastres que no tenía fin, ni parecería tenerlo mientras pretendiera seguir adelante con cualquier cosa, sea la que sea y dónde sea.
La primera de todas, la primera caída, no fue la más dolorosa. Esto es porque, en parte, estaba preparado para algo como eso. Sin embargo, el estar preparado y superarlo sin dificultades son dos cosas diferentes. Hubo dolor y angustia, también hubo un principio de lágrimas mal contenidas que respondían más a la impotencia por haber caído que al golpe recibido. Dolía más el no haberme podido mantener que la caída en sí.
Luego vinieron otras caídas, en una sucesión prácticamente infinitas. Caídas más grandes, más intensas, que demandaban una recuperación más extensa, con mayor esfuerzo y dificultades para volver a sentirse como se sentía antes de caer, y pensar en seguir adelante. Todo es muy bonito y suena como una historia de superación y basura similar, aunque nada tiene que ver con eso. Nada que ver con nada ni con nadie, ni con esas frases motivacionales que no dicen nada, que no significan nada, que no quedan bien en posters, sobrecitos de azúcar ni en tatuajes ridículos en los antebrazos junto a un infinito mal dibujado. No, no vengan con nada de eso, simplemente era terco e impulsivo.
Volvería a levantarse, sin importar cuán dolorido hubiera quedado, cuanta sangre hubiera perdido, cuánta de su piel arrastrara por el pavimento, cuántos dientes dejara en el camino. Volvería a levantarse, solo y casi siempre sin ayuda, volvería a levantarse para continuar. Y cuando no podía hacerlo solo porque las heridas eran muchas, porque debía reaprender a mover su cuerpo, porque la rehabilitación era extensa, sabía que en algún momento volvería a quedarse solo, porque solo había comenzado, y solo terminaría. Las caídas ya no eran tantas y todos quieren sentirse útiles ayudando a quien cae, pero nadie atiende a quien continúa adelante. Por eso era lo mejor y lo único que le quedaba, continuar solo.
Caerse y levantarse (no servía de nada quedarse en el suelo).
Levantarse y continuar (no servía de nada dejar de hacerlo).
Continuar y volver a caer (no servía de nada caer, e igual caía).
Hasta que la caída fuera la peor, la más fuerte y violenta. Hasta que la caída fuera más de lo que pudiera aguantar y fuera, tal vez, la caída definitiva. Tal vez fuera esta caída, la que presentía, la que se volvió innegable cuando la seguridad abandonó su pie y quedó en el aire, haciendo un esfuerzo imposible por mantener el equilibrio sabiendo que un poco más allá lo perdería definitivamente y caería, como tantas otras veces.
Si después de todo resultaba que esta no era la caída definitiva que esperaba para poner un punto final a lo que fuera que representaban su existencia, tal vez lo fuera la próxima, o la que viniera después de esa, lo mismo daba ya.
19 comentarios:
Todo el mundo sabe que hay caídas y Caídas.
Y en todas nos recibe el mismo suelo.
Saludos,
J.
Caídas que el cerebro pausa, detiene y repite hasta la saciedad. Yo me he caído infinidad de veces en la bicicleta, y nunca por no se sabe qué ángel protector, a pesar de la violencia, incluso un coche me llevó por delante afortunadamente a velocidad reducida,no he tenido lesiones graves. Aunque esté bello texto, pueda interpretarse metafóricamente,J., te deseo la mejor de las fortunas en tus rutas ciclistas.
El ciclismo es el mejor deporte para explicar la vida, ¿verdad? Te caes y te levantas, sufres y repites... y, si dejas de dar pedales, te vas al suelo.
no creo que llegue nunca la caída definitiva, de hecho cada vez está más lejos, porwue con cada caída se hace más fuerte, porque no lo mata. Cuantas más hostias mejor.
Abrazoo
Uy uno sie4mpre debe levantarse a pesar de la caída. Te mando un beso.
Y yo me fui imaginando al leerte, los tropiezos, las caídas y levante de la vida. Es más fácil caer y levantarte que aprender a montar la bicicleta
Dicen que los niños , antes de aprender a caminar, se caen una mil setecientas veces. Quizá no dejamos nunca de ser niños.
Salut
Con tanta caída se ve que tiene la cabeza dura, pero conviene no abusar de la suerte
Creo que lo mejor es evitar caer.
O hubiera sido mejor en la Primera caida, ya no levantarse mas.
Hubiera evitado la cadena de caidas que luego tragicamente ocurrieron.
Puede ser una adiccion, a caer.
Siempre sorprendente y magistral a la hora de relatar.
Me pongo en tu lugar y aunque cada vez monto menos, siempre estoy dispuesta a levantarme
Un abrazo
Un relato alegórico, al menos eso parece.
Aprender a estar en equilibrio sería el reto.
Excelente como siempre!
Me hizo recordar su cuento, un verso del poeta, León de Greiff: "vendo mi vida/ de todas maneras la llevo perdida ". Un abrazo. Carlos
Espero que estés repuesto de tu caída, yo cai hace poco de dos metros y no hubo rebote, que quedé dolorido, pero lo malo no es caer es no levantarse. Un saludo (aprovecho para despedirme por una temporada incierta en su duración, fue un placer leerte.)
Me lo dijo un amigo motoquero, cuyo brazo estaba enyesado, y me quedó grabado para siempre (aplica también a ciclistas). "Hay dos tipos de moto-ciclistas: el que se cayó, y el que se está por caer".
Abrazos, herr J
Metafóricamente has descrito parte de nuestro caminar y caer, es que es inevitable
Te deseo una maravillosa noche de navidad
Paz
Isaac
De momento estoy en pie.
¡Felices fiestas! y un abrazo José.
Como se suele decir, José, el hombre es el animal que más veces se cae y más veces tropieza en la misma piedra... ¡Qué desmemoriados somos, para bien y para mal!
Salu2.
Tras la caída, solo queda levantarse y continuar. Un abrazo
Y yo que pensaba que hablabas de otro tipo de caídas... (supongo que he leído entre líneas o que me he montado mi propia historia...) Me has hecho pensar, en definitiva de eso se trata, no?
Gracias.
Besos.
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