domingo, 22 de octubre de 2023

4 am

Algo me desvela otra vez. Miro la hora en el reloj: 4 am. Resoplo fastidiado y giro sobre las incómodas sábanas entre frías y cálidas de la gran cama de la que soy el único ocupante. Las mantas se vuelven por momentos muy pesadas, luego resultan muy ligeras, molestas o necesarias. Dormido o despierto. Frío o calor. Memoria u olvido. Vivo o muerto. Todo viene de a pares, siempre un binomio. Ser o no ser, esa es la cuestión.
    Tendría unos cinco años, en uno de esos veranos que luego ansiaríamos que fueran eternos y que nunca se acabaran, porque son los únicos momentos en los que fuimos felices sin importar qué. Una de esas noches antes de navidad, antes de una viaje que haríamos a algún lugar, quizá a visitar a algún familiar que nunca nos visitaba a nosotros, le pedí a mi madre que al día siguiente me despertara a las 4 am.
    ―¿Para qué querés que te despierte a esa hora?
    ―Así tengo más tiempo para jugar ―respondí con una sonrisa―, y para ayudar en la casa.
    ―Está bien, a las cuatro te vengo a despertar.
    Cerré los ojos. Lo siguiente fue el ruido de la persiana de la ventana de la habitación levantándose antes de que el sol inundara el interior como en cada infinita mañana de ese verano en el que el reloj todavía no era una molestia porque para mí ni siquiera existía.
    ―¿Son las cuatro? ―Fue lo primero que dije aún medio dormido.
    ―Sí, claro ―respondió mi madre―. A desayunar, vamos. Arriba.
    El sol, ese sol que calentaba e iluminaba todo aún sin quemar ni arruinar las cosas ni las pieles, invitaba a hacerle caso, a levantarme, a ir a desayunar.
    La oscuridad, esa oscuridad que se adivina del otro lado de las gruesas cortinas de una tela especial para repeler el sol, no invita a nada.
    Cierro los ojos y pretendo dormir aunque sé que me será imposible. Seguiré girando sobre mí mismo hasta que levantarme sea la única opción. Y mañana, sí, mañana otra vez volverá a repetirse. Dormiré, mal, hasta las 4 am y luego ya no podré continuar. Sé, además, que nadie vendrá hoy, como nadie vino ayer, ni nadie vendrá mañana a abrir las cortinas de mi fría habitación para que el sol ausente lo incinere o lo ilumine todo; también eso tendré que hacerlo yo dentro de un par de horas, si puedo volver a dormir en lugar de continuar mirando los minutos deslizándose por el reloj.
    Desde que recuperé ese recuerdo, perdido en algún intersticio de mi memoria, no hago más que pensar en todas las veces que me han mentido, de seguro sean las mismas en las que me he dejado convencer. No solo aquella primera vez, aquel verano tan feliz del recuerdo en el que en verdad creí haber sido despertado a esa hora por mi madre, sino cada una de las cosas que vinieron después. Porque si algo tan simple, tan sencillo y fácil fue una mentira, cómo no podría serlo todo lo demás a medida que la vida se volvía tan difícil, tan complicada y vacía.


--
Inicio del Espacio Publicitario:

En el N° 92 de la revista digital El Narratorio se ha publicado el relato La Torre.

Pueden pasar a leerlo cuando gusten.

Fin del Espacio Publicitario.

22 comentarios:

José A. García dijo...

De una forma u otra todo termina siendo una mentira...

Saludos,
J.

Tot Barcelona dijo...

Si, cierto, todo es una mentira por no decir lo que dijo Calderón, que es un sueño.
Lo malo es que las mentiras se convierten en virtuales, y nos la creemos.

Lo tuyo es un escrito, sin embargo, en más de una ocasión, a las 4.44 de la madrugada, tal como marco, me he despertado y la he visto mirándome, para desvanecerse inmediatamente.
No se si creer lo que he visto, si era un sueño dentro de un sueño, una mentira o una realidad inventada, lo que si se es que me suele suceder.
Ya ves que tu cuento no es tanto cuento e igual puede ser una una realidad de cuento irreal.
Salut desde Barcelona.

gla. dijo...

Puede ser que suceda siempre y olvidamos
Abrazos

Alfred dijo...

Vaya enlace haces entre la mentira piadosa y convincente de la madre y la interesada de todos los poderes que se aprovechan de la credulidad del ciudadano.

Saludos.

Sergio Munari dijo...

A mí me ha sobrecogido el relato, porque en el mundo de las tinieblas de la noche, nada es lo que parece y cualquier emoción se acrecienta. Las mentiras, nuestros miedos cuando la vigilia nos acecha con sus alas deletéreas, cobran una dimensión que la luz del día afortunadamente quiebra. Al protagonista de tu relato,J. , el hallazgo de la mentira y su desconcierto posterior, se le presenta cada noche a las 4am. Saludos.

Tatiana Aguilera dijo...

Qué le causa más molestia al protagonista: ¿desvelarse y no poder dormir o comprender que las mentiras no son tan piadosas como la de su madre?
En mi caso, me enfada no poder dormir, porque aprendí que en esta vida todos de alguna forma mienten. Nada es verdad y la verdad en sí misma es relativa.

Abrazos José

Cabrónidas dijo...

No estamos preparados para la verdad. Por eso mentir se nos da tan bien. Tanto, que todo lo hemos convertido en una mentira.:O

Guillermo Castillo dijo...

Cuando uno crece, descubre que defendió aquellas mentiras que creyó ciertas, también que fue engañado y hasta llegó a engañar, y que sufrió por creer en cosas insulsas.
Saludos.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Tal vez la felicidad no estuvo en el pasado, sino en la reconstrucción del recuerdo del pasado.
Tal vez haya sido una mentira pero funcionó en ese momento.
Saludos.

J.P. Alexander dijo...

Da un poco de pena. El recuerdo que no lo deja vivir y dormir . Junto con su soledad. Te mando un beso.

Beauséant dijo...

Vivimos rodeados de mentiras... y eso no es malo, lo malo es cuando nos damos cuentas. Me gustaría seguir viviendo entre mentiras, sin saber nada.

Saludos

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

A veces edificamos la vida sobre mentiras o sobre verdades inciertas

Paz

Isaac

carlos perrotti dijo...

Porque todo cambia a cada momento la verdad es mentira con el tiempo...

Abrazo!!

Etienne dijo...

Con los niños ahora de grande entiendo que esas mentiras son necesarias para ciertos momentos en que la verdad pura no sería bien recibida. De niño aceptaba todo como verdad y ahora de grande me sigue pasando, caigo como inocente paloma. La verdad de uno es la mentira del otro.

lunaroja dijo...

Cuando descubrimos esos engaños algo se rompe internamente. Aunque sean mentiras piadosas no?
Excelente y desolador relato.
Saludos.

Alís dijo...


A veces damos demasiado importancia a las verdades y a las mentiras. Al menos, yo lo hago, y no me hace ningún bien. Y, sin embargo, para aquel niño eran realmente las 4 am. ¿Qué importancia tendrá, entonces, lo que diga un reloj si pudiste aprovechar ese día porque "madrugaste"? Son tantas las cosas que nos contamos sobre una mentira (sean, a su vez, verdad o mentira) que unas palabras recibidas pueden adquirir carácter de verdugo.

Quizás deberías vivir tus despertares actuales a las 4 am como te los querías vivir de niño...

Un abrazo

Carlos augusto pereyra martinez dijo...

Tan mentira es la vida, que somos la proyección del pensamiento de un dios juguetón
Un abrazo. Carlos

DULCINEA DEL ATLANTICO dijo...

Interesante texto, descubrimos que las mentiras nos acompañan desde pequeños y no les damos importancia hasta que de mayores nos enteramos de la verdad.
Un saludo Jose A
Puri

Manuel dijo...

Si te engañaban o no y tu sufristes por ello, no te culpes, pero aprende de los errores cometidos y no dejes de que se repitan:
Y aunque sé que es ficción, ahí va una recomendación: una tila caliente media hora antes de acostarse y verás como pasa de los sueños, que como dijo Calderón de la Barca...sueños son.
Un abrazo, amigo, y enhorabuena por el tema que has tratado hoy, porque da para muchas y diversas opiniones.

Jose Casagrande dijo...

Lo mejor para despertar exactamente a las 4 am, es dormir desde las 8pm del dia anterior.

Yo lo he probado... y no falla

María dijo...

Tu madre no te mintió, simplemente cumplió tu deseo sin robarte horas de sueño. Las madres son así, hacen magia. Nunca debemos confundir las mentiras, con la magia que hacen las madres para que los niños sigan siéndolo el mayor tiempo posible, sobre todo porque cuando crecen, ellas ya no tienen poderes y las mentiras dejan de ser mágicas. Seguro que si la tuvieras a tu lado ahora, haría que a las 4 de la madrugada volvieras a conciliar el sueño o a lo mejor ahora no puedes dormirte justo porque ella está haciendo que de verdad se cumpla tu deseo ; )

Un abrazo! y que puedas dormirte plácidamente a la hora que desees : )

Frodo dijo...

¡Otro de tus grandes éxitos!

Si anotás cada vez que digo esto, seguro tendrás una antología de la puta madre... al menos para mí.

Abrazos