domingo, 2 de julio de 2023

Inmensa

Acabo de percatarme de algo que tendría que haber sabido mucho antes, pero no fue sino hasta esta noche en que por fin lo noté.
    Agotado por el día, por los últimos días, las últimas semanas, tal vez por lo últimos los meses; agotado, pues, por todo lo que venía aconteciéndome, me acosté, me derrumbé sobre la cama, del lado que siempre ocupé, mirando hacia la pared, con la espalda girada en parte y la cabeza hundida en los miles de planteos y palabras que a diario me inundan. Estiré la mano izquierda hacia atrás, lo hice sin pensarlo, como un gesto automático, como un instinto. Como tantas veces hiciera antes, mi mano recorrió el espacio vacío buscando esperando encontrar tu mano, solo que esta vez, como la noche anterior, como la anterior a esa, en la inmensidad de la cama vacía a mi espalda, mi mano no encontró la tuya. Sabía que sería así, claro que lo sabía, pero entiéndeme, no fui yo quien buscaba con anhelo y desesperación esa noche, era mi mano, que quería entrelazarse con la tuya y no te encontró, no se encontraron.
    Te habías ido o yo me había desvanecido, los detalles no importan ―o todavía pesan demasiado como para recordarlos sin dolor―, solo lo hace el no haber encontrado tu mano, junto al resto de tu cuerpo, allí tendido junto al mío en una cama demasiado inmensa para seguir durmiendo solo, una cama con una memoria también demasiado inmensa para ser recordada solo por uno de los dos. Un final demasiado apresurado, pero irremediablemente necesario, lo sé. Yo lo sé, pero mi mano se niega a dejar de buscarte, noche tras noche, entre ese vacío sin final de las sábanas frías.

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Inicio del Espacio Publicitario:

En el Número 39 de la Revista La Ignorancia Crea (España), se ha publicado el relato Alarmas.

Pueden pasar a leerlo cuando gusten.

Fin del Espacio Publicitario

30 comentarios:

José A. García dijo...

Cosas que pasan, o que dejamos que nos pasen.

Saludos,
J.

Guillermo Castillo dijo...

Solo la reciprocidad puede coser el agujero de las ausencias. Salud-os

Tot Barcelona dijo...

Igual sólo se ha ido por un tiempo limitado. Posiblemente volverá.
No lo dudes.
Salut

Carlos augusto pereyra martinez dijo...

Cuando se genera el oxímoron, solo otro oxímoron puede generar solución al problema. Un abrazo

lunaroja dijo...

Me gusta mucho el giro de registro literario, hacia un texto más intimista y emocional.
Bravo!

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Lo más probable es que ella se haya ido, tal vez por no tener la atención que demandaba. Podría volver, como menciona algún comentario.
La intensa presencia de la ausencia.

Saludos.

Nuria de Espinosa dijo...

Dolorosamente real para algunas personas. Muy bien narrado. Te aplaudo y paso a leerlo en el enlace. Un abrazo

Tatiana Aguilera dijo...

Siempre tenemos que perder para saber la importancia de algunas personas en nuestras vidas. No sabemos valorar lo que tenemos, excepto si lo perdemos. El aprendizaje es que debemos agradecer cuando tenemos una mano que responde a nuestra búsqueda de compañía.
Abrazos José

Sergio Munari dijo...

Gran texto que nos traslada la soledad de quién pierde un amor,J. Ese amor que aunque nos deje una inmensa oquedad, y se llene de ecos de la voz amada y de sublimes añoranzas, merece la pena ser vivido. Como cantó Neruda, qué corto es el amor y qué largo es el olvido.

J.P. Alexander dijo...

Melancólico relato. Uno aun cuando una relación muere siempre busca cosas de la otra persona. Te mando un beso.

gla. dijo...

Si...fue la mano, carente de esa otra mano a quién acariciar
Abrazo

Mi nombre es Mucha dijo...

Perder el amor perder a la persona el dolor es fuerte y te quedas sin luz interna, hasta que lo vuelvas a encontrar
Lo que no encuentras
Mucha

Joaquín Rodríguez dijo...

Es curioso como el cuerpo tiene memoria, una memoria a más largo plazo que la puramente intelectual. hay ausencias que no por necesarias son menos añoradas

Beauséant dijo...

Demasiadas manos buscándose en la oscuridad y no se encuentran, nunca se encuentran...

Chafardero dijo...

Es difícil llenar el vacío solo con una mano

Cabrónidas dijo...

El tipo se merece una compañía mejor. Comprenderá eso a la que pase un poco de tiempo.

Jose Casagrande dijo...

Eso es lo que ocurre por tener rituales con la pareja:

Recuerdo una que lo que entrecruzaban eran los pies....pasara lo que pasara en el dia aunque hubieran peleado, los pies se entrecruzaban.

Y asi .... por decadas...

claro al quedar solos los pies buscaban en vano la presencia de la otra persona.

Es mejor no hacer rituales, para evitarnos estas rebeldias de algunas partes del cuerpo, que se niegan a olvidar.

BEATRIZ dijo...

la mano con su propia memoria...delatora. Muy buen relato José A.
Saludos!

María dijo...

Denasiado hermoso este texto, si no fuera porque resulta tan triste. Es verdad que hay partes de nuestro cuerpo que no son capaces de adaptarse a la asuencia de alguien, a veces todo nuestro cuerpo. Precioso!

Un abrazo fuerte y ánimo!!

carlos perrotti dijo...

Eso pasa cuando la ausencia se ha transformado en presencia... Te entiendo, sí que te entiendo...

Abrazo hasta allá.

mariarosa dijo...

Muy buen relato José, cálido en su ternura de buscar esa mano que ya no esta, me emocionó.

mariarosa

Viagens pelo Rio de Janeiro e Brasil. dijo...

Boa tarde de terça-feira. Obrigado pela visita e comentário. Obrigado pelo texto maravilhoso, meu amigo José. Grande abraço carioca.

Luiz Gomes.
viagenspelobrasilerio.blogspot.com

Viagens pelo Rio de Janeiro e Brasil. dijo...

Uma excelente terça-feira.

La utopía de Irma dijo...

Me ha encantado como describes esa cama vacía con memoria para recordar.

Feliz verano, abrazote utópico.-

Doctor Krapp dijo...

Hacer prosaico un poema sobre el dolor de la ausencia es digno de mi admiración.

Un saludo

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Quizás tu mano sabe algo que tu ignoras o quizás lo intuye, las manos son muy astutas

Paz

Isaac

la MaLquEridA dijo...

Eso pasa porque las manos tienen la memoria más grande que el sentimiento. Esas ganas quedan tatuadas en esas manos y no hay nada -absolutamente nada-que las olvide.

Un abrazo fuerte José

ɱağ dijo...

Dicen que no sabes del valor de las cosas, y de las personas, hasta que las pierdes. Lo más triste ya no es eso, sino no saber valorarlas que, al final, es no valorarte a ti mismo.
Escribes magistralmente, José. Es un lujo pasarse por aquí
Un beso.

Ernesto. dijo...

Un saludo.

Rajani Rehana dijo...

Beautiful blog