Te vi acercándote antes de que te dieras cuenta de que lo había hecho, o de que estaba allí, mirándote, esperándote, tal vez deseándote como tantas veces antes. Te vi acercándote y no pude evitar que los recuerdos explotaran ante mí. Aunque no, no es cierto, no eran recuerdos, eran reminiscencias. Un recuerdo, mal que mal, puede suprimirse, podemos convencernos de algo semejante. Las reminiscencias, en cambio, existen para señalar que somos incapaces de controlarlo todo tal y como pretendemos creerlo, por eso resultan imposibles de detener o negar.
Te vi acercándote antes de que te dieras cuenta de que lo había hecho y todo se fue en cualquier otra dirección salvo en aquella en la que había planeado que fuera.
Te vi acercándote antes de que te dieras cuenta de que lo había hecho, y tu forma de caminar me recordó a la de alguien más, alguien del pasado, claramente; tu forma de moverte entre las personas que, distraídas, se atravesaban en tu camino; tu gesto de contrariedad en esos momentos se parecía demasiado al de alguien más; ese caminar desgarbado pero certero, tan característico tuyo y que, tenía la certeza, ya había visto antes; ese movimiento veloz para acomodarte los lentes o el cabello; esa sonrisa tuya imposible de disimular y que me hablaba de esa otra sonrisa que conociera en su momento; ese otro movimiento que parecía tan natural de levantar el brazo para saludar cuando por fin me descubriste entre la gente; tu mirada, con esos ojos capaces de enamorar a cualquiera que se dejara mirar por ellos y que hicieron lo mismo conmigo cuando los conocí por primera vez, antes siquiera de saber que llegaría a conocerte también a ti.
Te vi acercándote antes de que te dieras cuenta de que lo había hecho y sentí el peso del tiempo en mis hombros, sentí lo que quizá haya sentido Atlas cuando el mundo reposaba sobre los suyos. Levanté mi mano para saludarte y fue cuando me viste, cuando sonreíste entre la multitud, destacándote con también sabía hacer tu madre cada vez que llegaba a cualquier lugar.
―Hola, papá.
Mi saludo se me atragantó, solo pude hacer un gesto que podía significar cualquier cosa, pero que sabrías identificar porque siempre era el mismo.
Caminamos a la par en silencio entre la gente hasta la esquina siguiente.
―¿En qué piensas, papá?
―En que somos un cúmulo de pasado caminando en el presente hacia un futuro al que no sabemos si llegaremos ―Pensé en decirlo de esa forma, pero lo que salió fue algo más confuso, con más palabras.
Me miraste, sonreíste y te apretaste a mi brazo, tal vez sin saber, hija, que tu madre hacía lo mismo, o tal vez sí lo sabías y por eso lo repetías. Hiciste todo esto antes de desvanecerte como un recuerdo, como un fragmento del pasado que ya no es, ni volverá a ser nuestro, jamás.
24 comentarios:
Algunas veces tenemos recuerdos de hechos que no han sucedido, o que no lo han hecho aún, algunas veces no son recuerdos ni sueños, sino algo más. Algo que si cuestionamos demasiado se desvanece...
Saludos,
J.
Esas sensaciones de recrear lo que no es seguro de cómo sucedió.
Un abrazo.
Algunas veces nos adelantamos o tenemos aquello que llaman intuición. Algunas veces los llamamos recuerdos de otras vidas pasadas o, tal vez, soñamos despiertos.
Un gran abrazo José, me gustó lo que escribiste.
Quizás hayas mezclado un poco con lo sucedido antes y lo que querías que sucediera, por eso te sorprendiste.
Abrazos
Profundo relato a veces las cosas no salen como deseamos, pero hay que seguir. Te mando un beso.
Hay quien sólo puede hablar entre recuerdos de aquello que jamás tuvo a su lado.
Lo se por experiencia.
salut
Algo similar me está pasando con mi madre, ella falleció el 21 de enero del 2014 con 98 años, me ocurre en sueños y al despertar siento un temblor seguido de un escalofrío.
Saludos.
Creo que todos tenemos esos momentos, recuerdos que pueden llegar a ser visibles.
pues yo no puedo borrar recuerdos, al menos conscientemente. como mucho las reminiscencias podrian ser recuerdos olvidados ero reales. o fragmentos de sueños, pero sueños de verdad, que olvidaste al despertar porque no eran pesadillas. Yo solo recuerdo al despertar las pesadillas, LOS SUEÑOS "BUENOS" no, igual es uno de sos sueños. pero la de las gafas y el cabello paraece bastante real, o recuerda a alguien real.
abrazoo
Me ha gustado mucho tu escrito sobre el tiempo, los recuerdos, la reminiscencia... la relación que se establece entre ambos protagonistas del relato.
Saludos
Admiro tu creatividad a la hora de crear estos relatos tan originales...
Me encantan.
Saludos.
Vivimos de recuerdos y, cuando no son suficientes, los inventamos... el cerebro trata de hacernos seguir con vida, no le importa mentirnos...
Sea un recuerdo o realidad, José, es un relato muy bonito.
Saludos.
Me ha gustado mucho, pero lo que comentas sobre el texto me dejó pensando.
Abrazos
A veces, solo es disfrutar de esas reminiscencias, sin tratar de interrogante.
Todo un placer, siempre
Abrazo, José
Precioso relato. Quizás...quizás...
Abrazote utópico.-
La hija que sale a la madre siempre te lo recordará lo pasado que ya sucedió.
Un saludo
Un escrito despierto y alucinante
Paz
Isaac
Tiene aún que superar la ausencia.
Buen relato que nos deja la pregunta en el aire, si el recuerdo es más fuerte que la relidad.
Un saludo Jose A
Puri
Premoniciones que resultan ciertas tanto como la vida cierta llevada a la ficción. Saludos.
Cuando ves venir el caos y no te importa...
es más, lo necesitas cerca... ya sea para sentirte vivo, para recordar o para amar de verdad.
Besos.
Visión? Alucinación? Ensueño? Quimera?
Abrazos
Bueno, así son los tiempos verbales: cargados de un presente que ya es pasado o futuro. Un abrazo. carlos
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