sábado, 16 de abril de 2022

Música para otros oídos

A lo lejos, diría que desde el otro lado del valle, tal vez desde las primeras estribaciones de los montes que podía verse a la distancia, tras los que se ocultaba el sol en otoño y provenía la nieva del invierno, se escuchaba el curioso llamado del gong. Aquel sonido, que no escuchaba por primera vez, erizaba mi piel llevándome a sentir un miedo tal como sólo podía sentirse en esas ocasiones. No era el único se sentía de ese modo, las aves habían dejado de cantar e incluso el viento parecía haberse detenido en el instante en que se escuchó por primera vez esa manera específica y poco habitual en la que sonaba el gong y que significaba una única cosa, una única terrible cosa. La paz y tranquilidad que tanto contara construir, y que tanto deseábamos sostener, peligraban, pues esa era la noche en que la frontera entre uno y otro reino volvería a romperse y el caos, la desesperación, el llanto y la miseria regresarían a nosotros. Por eso se lamentaba aquel gong cantando con su voz de alarma.
    La advertencia continuaría reverberando a lo largo del día, pero al atardecer, en el momento del crepúsculo, cuando los contornos que nos definen y limitan tiemblan, cuando todo de desdibuja, cuando puede estarse de uno y otro lado de la frontera, como cada año para esta sublime fecha, los vivos volverían para molestarlos durante todo un día antes de volver, una vez, a olvidarlos, antes de volver, una vez más, a dejarnos en la tranquila paz de los cementerios a la que deberíamos volver a acostumbrarnos. Tenía algo de tiempo aún antes de que sucediera, debía prepararme para la tormenta que se avecinaba.

27 comentarios:

José A. García dijo...

Ni siquiera después de muertos las cosas se ponen más fáciles para algunos...

Saludos,
J.

unjubilado dijo...

Una entrada muy apropiada para la actual guerra en Ucrania.
Saludos.

Cipriano Algor dijo...

Por aquí un lector mas..saludos

J.P. Alexander dijo...

Buen relato uno siempre debe estar preparado para todo. Incluso si ya esta muerto. Te mando un beso.

Tot Barcelona dijo...

Cierto que como decía Bequer, "que solos se quedan los muertos" es en ocasiones más que una frase, un hecho, pero en esta ocasión, y por lo que parece, el muerto lo que desea es paz y tranquilidad.
Salut

Alfred dijo...

Viene un día en que la paz de los muertos es trastocada y aunque no lo parezca, a ellos sí les importa.

Saludos.

Cabrónidas dijo...

Siempre asocio el sonido de un gong a algo mucho más grande que nosostros, pobres mortales engreídos.

Guillermo Castillo dijo...

Muchas veces que lo dijeron:
Cuando salgas a navegar, no te canse el preparar. Ahora lo entendí más que nunca.
Saludos.

lunaroja dijo...

Estoy de acuerdo con el comentario de Cabrónidas, al leerte también sentí esa especie de paralelismo con el poema que me comentaste,aunque al seguir tu relato da un giro que lo lleva por otro lado.
A veces ni los muertos pueden descansar en paz.
Me encantó este relato más corto,pero no menos bueno!
Saludos!

mariarosa dijo...

Descansar en paz, significa simplemente eso: paz. Ciertas fechas, los parientes y amigos se acuerdan del finado.

Saludos

Doctor Krapp dijo...

Me has hecho recordar aquella vieja canción de Serrat:
https://youtu.be/dvU9eZw5wCE

Un saludo

Dyhego dijo...

José:
no sé en qué lado de la "frontera" se estará más seguro...
Salu2.

Ginebra dijo...

Bueno, es solo un día de trasiego, creo que en esa "paz eterna" de la que disfrutan, bien pueden aguantar el barullo de 24 horas... es que algunos se quejan de vicio...:))

lanochedemedianoche dijo...

La vida es tan valiosa, que estos inescrupulosos, asesinos, la quieren destruir para tomar sus vidas.
Abrazo

Beauséant dijo...

Los muertos andan inquietos, necesitan compañía, se sienten muy solos en esas tumbas tan frías. No os preocupéis, los tambores de guerra se han puesto en marcha y en breve los cementerios estarán a rebosar...

Tinta en las olas dijo...

No hay paz ni tan siquiera en los cementerios. Un abrazo.

DULCINEA DEL ATLANTICO dijo...

La paz no se compra, y en los tiempos que vivimos es difícil descansar tranquilos
Un saludo Jose Antonio
Puri

gla. dijo...

Imposible estar tranquilos para los vivos y los muertos
Abrazos

Beatriz dijo...

Triste realidad, pero más vale prevenir como dice el folclor.

Un relato que deja intriga para pensar.

Saludos, José.

Enca Gálvez dijo...

José, hay historia que al leerla no deja indiferente y sin lugar a dudas esta es una de ella.
Un abrazo

Gildardo López Reyes dijo...

Un gong que perece no dejará de sonar.
Un abrazo.

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Esas fronteras a veces son tan difusas...

Paz

Isaac

Mista Vilteka dijo...

Hay un reino para los que aún no nacen, otro para los que recién llegan al territorio donde ya nada es.

Jose Casagrande dijo...

Me parece el personaje sufrio la llamada ECV 'experiencia cercana a la Vida', sin embargo no es nada de que preocuparse, la ansiedad que causan los vivos es pasajera.... supongo el gong anuncia que viene una nueva oleada de nuevos inquilinos.

El mundo de los muertos es pues mucho mas poblado que el de los vivos

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Los muertos nunca descansan. Van a su espacio a contarles penas, a que den soluciones a los problemas de lo vivos. Hasta piden milagros- Qué vaina la paz de las tumbas. Un abrazo. carlos

Gra dijo...

Un sonido indeseable para todos. Hay sonidos que no me gustan para nada ej la sirena de los bomberos, la de la policia, la alarma de un auto, de una casa ah y ahora me suena la alarma de la bateria del celu que se me esta agotando 5% 😁.
Te mando un abrazo Jose!!

Frodo dijo...

Una canción de Serrat que se llama "Pueblo Blanco" podría amueblar este relato.
El gong me recordó el ruido que hacía el antiguo reloj de mi abuela, que sonaba casi como un gong (aunque más grave) la cantidad de veces como horas marcaba. Es decir: a las 5 AM sonaba 5 veces. A las 12 de la noche, 12.
Algunas noches prefería estar muerto.

Abrazos, Herr.