viernes, 28 de diciembre de 2018

Gusanos

Los sentía debajo de la piel.
    Llevaba tanto tiempo con esa sensación de picazón que, aun queriéndolo, sería incapaz de decir cuándo había comenzado. Formaba parte de él al igual que sus pensamientos, sus recuerdos y sus rencores, como todo aquello que lo hacían único. Se identificaba con esa sensación. No sería él mismo de no sentirse de esa manera.
    Eran gusanos. Ocupaban sus venas y devoraban su sangre reemplazándola por más gusanos. Cada rincón de su ser estaba plagado de ellos sin que nadie además que él mismo pareciera percatarse de los movimientos debajo de su epidermis. Es cierto que en varias oportunidades había descubierto a sus amigos apartando la mirada luego de quedarse mirando atentamente algún fragmento de su ser, pero no apartaban sus ojos por repulsión lo hacían por envidia.
    Sabía que había sido elegido entre los miles de millones de humanos que ocupaban el planeta. Sería el primero de un nuevo paso en la evolución, una síntesis entre el hombre y el gusano, entre la capacidad de crear y la posibilidad de subsistir sin importar el cómo, estaba seguro de ello. Sería él y no otro quien diera inicio al cambio, a lo nuevo, marcando el final de todo lo viejo, de la humanidad, de lo que ya no tenía lugar en la Tierra. Las razones de su elección carecían por completo de interés.
    Así como tampoco hacía falta explicar el hedor putrefacto que lo acompañaba constantemente y que lograba que lo expulsaran de cualquier espacio público, ya que causaba vómitos en las personas de estómagos flojos y moral cuestionable. Semejante hedor llevó a su última mascota, un gran mastín napolitano, a huir de su casa arrojándose por una ventana en la época en la que aún vivía en un 5to piso por escalera. Eran apenas detalles que si bien podría considerarlos, poco importaban pensando en lo que vendría en el futuro. Quizás aquel olor sería parte de la nueva humanidad, una nueva forma de apareamiento tal vez, pero el humano siempre se huye de las novedades antes de acabar aceptándolas.
    Esas pequeñas larvas que despedía cuando hablaba, cuando intentaba aleccionar a sus conocidos, a las personas que se acercaban a saber de él y a conocer su estado, eran claras señales de lo que se acercaba. Decían acercarse sorprendidos porque a pesar de su estado continuaba con vida sin que nadie fuera capaz de explicarlo.
    Quienes decidían no comprender sus ideas se alejaban rápidamente, para evitar cualquier contagio decían, para no participar de la transformación los corregía él. Le hablaban de medicamentos, de internaciones, de la necesidad de salvarle la vida y costosos tratamientos en el extranjero y la necesidad de desinfectar todo cuanto tocara. Pero no era su vida la que se encontraba en peligro. Eran ellos quienes pronto dejarían de ser lo que eran, pronto, muy pronto.
    Ellos veían en esos pequeños detalles, la sangre, el olor, la piel amoratada, la clara demostración de su decadencia. Nadie comprendía que eran el inicio de su gloria futura. Si no lo aceptaban ahora, cuando su transmigración aún no se encontraba completa, luego sería tarde. Se los decía en cada oportunidad, pero ellos sostenían que poco se le entendía cuando intentaba hablar porque sus labios carcomidos apenas dejaban escapar algún sonido. No le importaba. Continuaba sonriendo con los escasos dientes que resistían en sus arruinadas encías enjugándose la sangre que manaba entre ellos, esa sangre que generaban la mayor repulsión.
    Los miraría con sorna unos apenas unos días más hasta que los gusanos, que habían comenzado a nublarle poco a poco la visión, completaran su cometido.

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13 comentarios:

José A. García dijo...

Última entrada del año. Espero sea del agrado de tod@s mis lectoras y lectores.

Nos leemos en el 2019.

Saludos y Suerte,

J.

Frodo dijo...

Muy bueno J!
Esperaba ansioso que sobre el final se diera cuenta que era una oruga y no un gusano, y que luego de hacerse crisálida se convirtiera en una hermosa mariposa. Pero en tus relatos los gusanos son gusanos y veo que completan su cometido

Abrazo grande!
Que tengas un excelente fin de año! Pasala bien!!

José A. García dijo...

Frodo: Este texto es una clara referencia a todos aquellos que a lo largo del último año me han dicho que los tenía podrido o que, sin saberlo, me tenían podridos ellos a mí.
Si, no es una metáfora muy elaborada que digamos, pero siendo 29 de diciembre...

Saludos,

J.

Recomenzar dijo...

José A. García said...
Las cosas divertidas no siempre lo son para todos.

Saludos,

J.

Feliz fin de año
si es que podés ser feliz

jfbmurcia dijo...

Feliz año, gracias por seguir sorprendiendonos. Muchos éxitos.

Amapola Azzul dijo...

Buen relato.
Un abrazo y Feliz Año.

BEATRIZ dijo...

Solo paso a saludar y dejar buenos deseos para que sigan aflorando tus letras, que claro, no vienen de los buenos deseos sino de tu creatividad pero uno desearía que la creatividad, venga de donde venga jamás se agote.

Feliz 2019

Pensando en Haiku, Karin Rosenkranz dijo...

Sorprendente. Un relato que parece sacado de algún guión de película.
Felicidades 🥂

lunaroja dijo...

Un relato muy en tu línea,sorprendente,sarcástico y siempre escrito desde el talento!
Aprovecho para desearte un muy feliz comienzo de año!
Abrazos!

Ulisses de Carvalho dijo...

Tus palabras son fluidas. :)

EvaBSanZ dijo...

Los cambios siempre son buenos, no hay por que temerles. Maravilloso!

Un beso, feliz año nuevo

Dyhego dijo...

Este relato sí que da miedo.
Salu2.

José A. García dijo...

Gracias por las lecturas, comentarios y saludos.

Como siempre, el blog no tendría sentido si nadie se dedicara a leer las cosas que se me ocurren.

Nos leemos!

J.