Probablemente nunca lo sepa. Más que nada
conociendo mi incapacidad para transformar en palabras ciertas situaciones. O
mi desinterés por volver demasiado terrenal algo que necesariamente debe
mantenerse en el mundo de lo meramente simbólico.
Es
cierto, también, que luego de tantos milenios de literatura, de poesía de la
buena, pero también de la mala, hablando en todo momento del poder de las
miradas, de la capacidad de ciertos ojos por volver realidad la fantasía, de los
glaucos ojos de Atenea, y una infinidad de similitudes, resultaba imposible
agregar algo a lo ya dicho. Pero, es cierto también, que en sus ojos se
escondían las respuestas a la mayor parte de las cuestiones que denominaríamos universales. Esas que ni siquiera vale
la pena pronunciar porque cada uno sabe a lo que se refiere.
Nunca
lo sabrá y, sin dudas, tampoco siquiera llegará a imaginar algo semejante. Más
que nada porque no podía verse a sí misma como la vemos los demás. Mirarse a
uno mismo en un espejo jamás tendrá el mismo efecto que el ser mirado desde un otro
por completo diferente a uno mismo. Sí, es difícil de entender, así como
difícil es comprender las sensaciones que se despiertan en alguien más al
vernos, o que esa otra persona despierta en nosotros cuando la descubrimos al
alcance de nuestra mirada.
En
esos ojos podrían haber visto universos por completos diferentes a los
nuestros; pero se cerraban cuando sus labios se acercaban demasiado a otros.
Esos ojos conocían la profundidad oculta en las almas más oscuras; y
conservaban su brillo. Esos ojos recorrían lo minúsculo y lo inmenso por igual;
y a todo otorgaba el mismo interés. Esos ojos me miraron un día, un único día;
pero fue más que suficiente.
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Comienzo del Espacio publicitario:
En el número 27 de la Revista Pélago, publicado este mes de junio de 2018, pueden leer el cuento La Persistencia de la Memoria. Completamente gratis
También publicada en este mes de junio, en el
número 28 de El Narratorio, pueden leer el cuento breve A la
Capital, que forma parte del libro Fábulas
del cuaderno verde.
Fin del Espacio Publicitario.
11 comentarios:
Sr. J. El Narratorio me permitió la entrada a sus páginas y disfruté de A la Capital. Pélago sin embargo me tira un "not found" que me recuerda a los patovas del boliche Soul Train al que mis amigos me llevaron de prepo y por suerte ese señor musculoso (más gordo y grandote, que musculoso debo decir) no me permitió acceder.
Muy bueno tu relato aquí también. Me gustó eso de "los glaucos ojos de Atenea"
Abrazo!
PD: Paso por El Narratorio y dejo comentario a modo de Aguante J.!
Señor Frodo: Muchas gracias por su comentario y por le aguante. Desconozco la calidad de los patovas del lugar que usted menciona ya que no suelo frecuentar la zona, pero supongo que serán similares a los de los locales de igual categoría en el resto del conurbano bonaerense...
Más allá de ello, le comento que el problema del enlace a la Revista Pélago ya se encuentra solucionado y le agradezco que me lo haya hecho saber.
Sin más, saluda a ud atte.,
J.
Muy lindo texto
saludos
Así es, la mirada que más fuerza ejerce es aquella que sin decirte nada te lo muestra todo...
Me encanto leerte. buen comienzo de semana!
Una mirada que marcó toda una vida.
Muy romántico.
Vaya, esa mirada ateniana es inolvidable y puede intimidar.
Saludos, paso luego a ver los enlaces.
Hola, José:
Enhorabuena por esta introspección.
Desconozco cuánto hay de ficción en ella, quizá refleje los sentimientos de tu personalidad literaria y no los de tu persona. Me he identificado con la mayoría de las reflexiones que recoges y me ha atrapado la expresividad con la que las plasmas.
Un abrazo, José.
Me gusta lo que has escrito
Un abrazo
Comparto la sensación de Toro, la mirada que marcó una vida.
Precioso relato, tan bien escrito!
Un saludo!
unos ojos que no descansan de mirar
besos.
Un texto lleno de vos de tu manera de pensar. cada dia me gusta mas como escribis
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