Me tendía una guitarra electroacústica
con una sonrisa, como si supiera de antemano lo que evidentemente sucedería.
—Toca lo que quieras, seguro lo
haces bien —dijo con su voz doblemente cargada de miel y de ponzoña.
—Ambos
sabemos que no sé hacerlo —respondí—. Sabemos, del mismo modo, lo que sucederá
cuando mi inutilidad quede en evidencia.
—Toca
lo que quieras —repitió.
Dejé
la guitarra en el suelo, extendí mi mano acercándola a su rostro mientras daba
un paso hacia atrás.
Y luego otro.
La
guitarra continuó, en silencio, entre nosotros.
13 comentarios:
Poco podía agregar esa guitarra.
Saludos,
J.
Lo que son las cosa, yo tambien tengo una guitarra muda. Nunca aprendí a tocaríla. Y a como van las cosas seguirá muda.
Un abrazo José
La guitarra como excusa. Lo importante era tocar, tocarse, que se tocaran. Y la música, como dice Sabina, sonó como un signo de interrogación. Saludos.
me gusta corto simple y entero
besos
uuufff, perturbador.
Un silencio perturbador
Abrazo de un fan de Sueños breves!
Es triste. Pero muy buen relato.
Enhorabuena.
Besos .
Buena semana.
Como en los sueños, empieza en cualquier lugar, sin principio, y termina inesperadamente, està completo.
Es una buena idea escribir los sueños o dejar que ellos nos escriban.
Suerte.
muy buen relato... a veces no saber ayuda ja.... saludos....
Pues ya tocará cuando esté solo :)
Lo que tiene que resolver es su embrollo sentimental, o ya lo resolvió y éste es el final?
Un abrazo, compañero.
y ¿en algún momento tocaste? ¿te tocó?
Un saludo
creo que entendiste a la perfección la indirecta
besos
Al menos al quedar en el medio, alivio el gesto, pues creo que no era justamente una caricia lo pensaba dar tu personaje.
mariarosa
Una guitarra sin música es como una flor sin olor.
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