Me subí a la bicicleta y comencé
a pedalear.
Y
pedaleé hasta cansarme.
Tal
vez un poco más, sentía el sudor recorriéndome la piel más de lo habitual; como
si hubiera estado esforzándome durante más de una hora, con seguridad, y menos
de un día completo.
Aun
así, nunca logré alejarme de la puerta de la casa.
6 comentarios:
Nunca me esforcé tanto en un sueño. En serio, nunca.
Saludos,
J.
¿Era una bici de ejercicio? Jaja tenía que decirlo perdon.
Un abrazo
Eso le pasa a mucha gente cuando se sube a la bicicleta estática. Yo no me subo porque no me fio. Saludos.
es que no hay lugar como el hogar
¿Tendría la "patita" puesta? ¿sería una bici fija?
Muy bueno, lo de la bici estática...
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