El cielo estaba lleno de nubes.
Pero no como si se tratara de una tormenta, o de esas nubes que se forman y se
van al poco tiempo, sino nubes que tenían la intención de quedarse allí para
siempre. Sin embargo, por alguna razón, el sol continuaba iluminando la ciudad.
Repetíamos
nuestras rutinas como si nada, como si fuera lo más normal del mundo que el
cielo hubiera desaparecido detrás de ese manto de blancura que no parecía ser
tan malo, ni tan preocupante. Si siquiera peligroso.
Lo
peligroso eran esas personas que, hartos de la humedad y la nostalgia disparan
a las nubes con armas de diferentes calibres en cada esquina. El resto de
nosotros seguimos adelante esperando al momento en que comience definitivamente
la lluvia, porque se sabe que cuando finalmente comience a llover, lo hará por
siempre. O, en cambio, si se despeja el cielo, nada nos salvará de la peor
sequía conocida (o tal vez producida) por el hombre.
9 comentarios:
Terrible era la humedad en ese lugar.
Saludos,
J.
En algunos lugares de larga sequía en este pais los agricultores disparan a las nubes para hacer llover.
En cualquier caso los climas extremos son la muerte.
Un saludo José
¡Que llueva!
Ya sequía ya está aquí.
Da miedo.
Besos.
porque no nos queda más remedio que seguir.... porque quizá seamos unos cobardes
besos
Muy buena etiqueta, me gusta la idea de contar sueños breves.
Este sueño me hizo pensar en los graniceros o hacedores de lluvia
Abrazo!
esperando como agua de mayo.. y tan necesaria, ojalá llegue pronto
un beso
Raro tu sueño y difícil de entender, debe ser la humedad. A veces no entiendo los míos, menos voy a entender los tuyos.
mariarosa
Que bueno que puedas recordar los sueños con un cierto nivel de detalle. Tené en cuenta que los absurdos en los mismos podés utilizarlos (si das un pasito más) para volverlos lúcidos.
Un abrazo,
Sabri.
PD: Y escribís muy bien, por cierto.
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