domingo, 2 de julio de 2017

Error # 20 (Por el Olvido)

Se quejaba de lo que ocurría cada noche; y varias veces, según él. Cinco segundos antes de quedarse definitivamente dormido, una sensación, un pensamiento, una molestia, una imagen, el eco de una risa, una palabra mal pronunciada, algo, lo que fuera, por mínimo e inocuo, volvía a despertarlo.
Cerraba sus ojos, relajaba cada músculo —aunque era imposible hacerlo con todos, esa falsa construcción verbal le permitía sentirse de ese modo—, y se preparaba para descansar, para olvidar lo que sucediera durante el día, lo que carecía por completo de sentido. Se preparaba, según su propio decir, para vaciar la memoria inmediata de basura, algunas veces incluso hablaba de la memoria caché de su cerebro. Sin lugar a dudas, décadas de lectura de mala literatura de ciencia ficción habían hecho mella en su comprensión de la realidad.
Aún así, cada noche, cinco preciosos segundos antes de dormirse, algo lo lanzaba de improviso nuevamente contra la realidad. Una mirada, una palabra, cualquiera de las cosas mencionadas en el primer párrafo, lo que fuera, en menos de lo que demora un pensamiento, lo retornaba, a la fuerza, a la vigilia.
La duda era cómo sabía él que se trataban de cinco segundos y no de otra cantidad mayor o menor de segundos, cómo estaba tan seguro, cómo era posible que lo supiera si nadie posee tanto autocontrol de cuanto sucede en su cabeza como para tener tanta seguridad. Pero así lo aseguraba él, él podía saberlo, no se cansaba de decirlo.
La solución, la respuesta a la que había llegado para poner fin a su predicamento, para dormir, finalmente, en paz y armonía consigo mismo, era, por lo pronto, controversial. Podría usarse otra expresión para referirse a ella, pero tampoco creo que vendría al caso. Estaba dispuesto a borrar, cada noche, su memoria. No sólo los recuerdos truncos o los registros corrompidos por el paso de las horas, sino todo lo que hubiera sido asentado ese día. Creía que, de esa forma, podría dormir y recuperarse para el día siguiente, porque su único interés era atravesar la barrera de los cinco segundos previos al sueño para descansar, todo lo demás carecía de valor.
En nada le importaba las implicancias de aquella acción. El dejar de acumular experiencias, el ponerle límite al progreso de su aprendizaje, porque lo olvidaría todo, la evolución de su sistema operativo —que algunas veces llamaba personalidad—, poco le importaban. Y, por cierto, luego de decírselo media docena de veces, tampoco era gracioso para nosotros detenernos a cada paso para recordárselo.
Lo dejamos proceder sin fijarnos en lo que hacía, sin preocuparnos por si dañaba lo algo que no le pertenecía.
Intuíamos su fracaso. Más bien, lo anhelábamos, al igual que lo hicimos con sus anteriores intentos. El pasado que él mismo decía ignorar, o actuaba de manera en que lo hacía, creyendo que, de ese modo, su nuevo intento, tendría éxito.
Lo dejábamos continuar, más que nada porque se había vuelto sumamente molesto el escucharlo gimotear y sollozar por el sueño perdido mientras el resto de nosotros, en los cubículos contiguos, intentábamos, con frustrado estoicismo, lo mismo.

9 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Hay quien dijo que el universo tiende al olvido.
Pero también están esos recuerdos que no se quieren ir.
Que molesto eso de despertarse cinco segundos antes de dormirse.

Saludos

ოᕱᏒᎥꂅ dijo...

la memoria es muy sabia, borra todo aquello que no nos hace falta para dar cabida a cosas nuevas... yo soy toda una experta
besos

la MaLquEridA dijo...

Esos cinco malditos segundos en que vas cayendo al vacío -hoyo negro- de la inconsciencia y ¡Plas! Te despierta el algo que te detiene.


Un abrazo José.

Amapola Azzul dijo...

Borrarlo todo puede ser la curación.
Besos.

jfbmurcia dijo...

Nada se borra. Todo deja su huella. Por los siglos de los siglos. Saludos.

Mi nombre es Mucha dijo...

querido jose
buenas noches que los ángeles te cuiden a vos y a tus maravillosas letras

Frodo dijo...

Me entró un frío de laboratorio, de tubo de ensayo gigante.
El texto tiene tu marca registrada, pero me recordó a Huxley y a Borges, que no es poco J.
También un poco a los capítulos más tristes de Futurama

Abrazo!

José A. García dijo...

Algunos días también deseo comenzar de cero.
Después me percato de que, en verdad, viviendo en donde vivo, ocurre de ese modo lo quiera o no.

Gracias por las visitas y comentarios!

J.

LA ZARZAMORA dijo...

Es difícil resetearse completamente, el disco, es muy duro, muy duro ;)

Un abrazo, José.