Las búsquedas laborales suelen
tener, como mayores componentes, gran cantidad de deseo, ansiedad y
frustración, aún cuando la proporción dependa de agente externos a nosotros
mismos (podemos pensar lo contrario, pero sabemos la verdad, muchas veces nada
depende de nosotros). Búsqueda que se torna más frenética en fechas que se
acercan al cambio del calendario, comenzamos a pensar en la economía del año
venidero y descubrimos que quizá nuestro actual salario (o la situación laboral
en la que nos encontramos) no es del todo la ideal.
Entonces
buscamos, y algunas veces encontramos, una oferta laboral que se acerque a
nuestras expectativas (las que, de por sí, suelen ser bajas). Buscamos y
buscamos, hasta dar con el aviso indicado, aquel que parece haber sido
redactado sólo para nosotros, y para nadie más (sí, aún cuando sabemos que no
es así); y la alegría amenaza con ahogarnos quitándonos el aliento.
Correo
electrónico de ida (porque esta claro que hoy somos todos digitales y nadie lee
correo en papel), correo electrónico de vuelta, un currículo que es aceptado,
un breve diálogo, y una entrevista concertada con fecha y hora estipulada con
quince días de anticipación. Maravilla de la tecnología, hemos podido hacer
todo ello desde nuestro más cómodo asiento en nuestra casa; pero los niveles de
ansiedad no disminuyen.
Es
el momento de comenzar a cuestionar nuestra idoneidad para el puesto al cual acabamos
de postularnos. ¿Seremos capaces de cumplir las tareas encomendadas? ¿Podremos
superar la entrevista? ¿Aceptará nuestro aspecto quien realice la entrevista?
¿Podremos convencerlo de que lo haga? Dudas, dudas, algunas pocas certezas, y
más dudas. Mientras el calendario avanza hacia la fecha señalada y todavía ni
siquiera nos cortamos el pelo.
Lo
peor de la situación es que, aún cuando dudemos, y nos demos cuenta que quizás
el aviso era demasiado bueno para nosotros, sabemos que de una forma u otra
igualmente asistiremos. Nunca lo pondríamos en duda, la economía no ayuda (¿lo
ha hecho alguna vez?). Pero los problemas, siempre, parecen de la forma, y en
el lugar, menos esperados.
Es
por eso que, el día de la entrevista, pactado quince días antes, como ya dije,
me acerqué al lugar, ingreso sin inconvenientes, pues creo que la persona que
pactó la entrevista conmigo estará esperándome aún cuando haya llegado diez
minutos antes de la hora, y me anuncio en recepción:
—Hola, soy
José A. García, tengo una entrevista con XXXXXX a las 10:30 —intento sonreír lo
mejor que puedo, cosa que aquellos que me conocen saben que tal esfuerzo no
siempre redunda en buenos resultados.
Por la forma
en la que la recepcionista se queda mirando mi rostro comienzo a pensar que
debo de tener algo en él, una mancha de tinta o algo peor, una mancha de comida
en el cuello de la camisa que me puse esa mañana sin revisarla con anterioridad;
alguna cosa de esas que logran hacer que otro clave la mirada en uno de esa
manera.
—Si… este…
bueno… dame un minuto… —dijo tomando rápidamente uno de los teléfonos que tenía
allí cerca.
Me alejé unos
pasos para que pudiera hablar con comodidad y porque no creía que fuera a
interesarme lo que allí se resolviera; sin dudas estaba avisando de mi llegada
y dando mis datos para que me dejaran ingresar al edificio.
Claro que las
cosas nunca resultan tan fáciles.
—Disculpe
—llamó mi atención la recepcionista para que me acercara nuevamente.
—Si —dije
sonriendo, esta vez su mirada parecía un poco menos agresiva, pero sólo un
poco.
—Me informan
que XXXXXX se encuentra de licencia, por vacaciones, desde ayer.
—Pero me
citaron hace quince días —dije sorprendido—, tengo el correo electrónico para
mostrarte.
—No sé qué es
lo que pasó, ella está de vacaciones, hoy no vino a trabajar. Sólo puedo
decirle que regrese dentro de un mes, cuando ella se reincorpore a la oficina.
Me demoré unos cinco
segundos en reaccionar, darme vuelta y salir de allí cuan rápido me fue posible
sin decir una palabra, porque, después de todo, cómo se responde a algo
semejante.
18 comentarios:
Tanta anticipación para la nada misma...
Saludos,
J.
La informalidad a la que tanto nos acostumbramos y que está a la orden del día en estas latitiudes.
Me hizo recordar los miedos e incertidumbres de cuando buscaba traajo en relación de dependencia. Qué sufrimiento, antes y durante la entrevista. Lo expresaste muy bien, José.
Saludos.
Jajajaja tengo la impresión que eres enojón jaja. Ningún disco de Bunbury es feo jajaja.
Parece que estar digitalizado no da lugar a errores pero ya ves que si. Quince días de zozobra en balde. Ni modo que me ría pero es gracioso como lo cuentas jaja.
Bueno chau
Conviene evitar todo cuestionamiento al merecimiento de un trabajo. De eso se encargaran los entrevistadores. Y eso si no sucede algo como contás.
Bien contado, colega demiurgo.
Una falta de respeto, sin duda.
Si ya de por sí es un mal trago pasar una entrevista de trabajo, pero aún es que se trate al candidato con esas poca formalidad.
Salu2, José.
lo del trabajo en estos días.... mal
las ofertas inexistentes
la forma de contratación nefasta
besos
El ser humano en si es complicado y mas cuando de alguna manera se ejerce un cierto poder a veces imaginario en este caso del entrevistador
El ser tan irrespetuosos con nuestros semejantes...tan desconsiderado y fuera de él al no ponernos en su lugar nos hace parecer crueles porque imagino que el entrevistador para el trabajo en cuestión no tiene conocimiento de la persona que quiere trabajar...no sabe nada de esa persona...pero no existe una verdadera razón para el mal trato
La espera
La indiferencia
El mal trato
La necesidad
En un mundo de caníbales nos pone en una situación de desventaja
Lo peor que es un trago que debemos pasar una y otra vez
Un abrazo
El mundo, el entorno, la realidad por llamarlo de algunas maneras nos suele hace creer que funciona con cierta lógica, estas situaciones (como la vivida por vos)ponen en jaque esa idea, la cuestión es como nos enfrentamos a ello, como actuamos en respuesta, o sea: ¿vas a volver en febrero?
saludos!
sera
Me sentí muy identificado.
Y si te sirve de consuelo: yo fui a una entrevista laboral en la fecha y hora señaladas y el entrevistador faltó por enfermedad. Claro, me dijeron que llame al día siguiente y concrete una nueva cita, la cual se dio ese mismo día un pard e horas más tarde.
Hace 9 años que no puedo escapar de allí
Abrazo!
Buenos días, José:
Enhorabuena por tu relato, está escrito con una gran agilidad descriptiva, no he dejado de identificarme más y más con tu personaje a medida que avanzaba en la lectura.
Un abrazo.
Esta es mi caña de azúcar desde otro lado
Justo en ese precioso momento en que elijo seguir amando...tiene sentido para mi
Abrazos
Desde luego entran ganas de no trabajar ahí. Si ya desde el principio te estàn haciendo perder tu precioso tiempo como si para ellos no tuviese ningún valor.
Debe de haber habido algún error donde sea.
El problema imagino es la " famosa oferta y demanda".
Sobran candidatos, faltan empleos lo cisl da un cierto " derecho " ( wue no comparto) detratar mal al candidato u humillarle( y tampoco estoy de acuerdo con la otra famosa frase " esto es lo que hay , son lebrejas, necesidad manda"... para que haya personas que abusen así de otras.
Se està perdiendo " la humanidad" . Hoy ya todo vale , abusando del prójimo como si fueran màquinas de " usar y tirar".
Me ha puesto de mal humor que te hayan tratado así.
Sé que es el sistema . Pero da igual prefiero decir mi opinión.
Lo siento José. Yo te diría como se responde en una situación semejante, pero creo sería inadecuado para una señora de mi edad y vos no te mereces leer semejante grosería. Ya vendrán nuevas y mejores oportunidades.
mariarosa
Menuda falta de respeto!!!
Ánimo, por lo menos encontraste una oferta decente y conseguiste una entrevista.... no hay que decaer
Algo que me faltó decir: me hizo mucha gracia el título que juega con el sentido de otra frase que suele aplicarse a los José.
Con todo respeto: supongo que el entrevistador esta vez es el que la puso y se fue.
Abrazo!
El sistema funciona de ese modo, mientras continuemos aceptándolo como si nada continuará haciendo lo mismo.
Cuando nos decidamos a cambiarlo quizá ya sea tarde.
Saludos,
J.
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