Me niego a seguir la moda decembrina de hacer recuento
de lo que fue y, más que nada, de lo que no fue, el año que se acaba, en este
caso, el 2016. Principalmente porque creo que los calendarios son meras
convenciones que poco dicen sobre lo qué es el tiempo y mucho sobre la sociedad
que quiere creer de ellos. Pero, evitando ponerme demasiado filo-filosóficos,
diré que entiendo que resulta demasiado poco lo que este tipo de situaciones aporta
a la vida misma.
De
nada me sirve saber cuántas visitas tuvo Proyecto Azúcar en la relación
2015-2016. Sé que la cantidad es menor; prefiero no seguir deprimiéndome
al saber la cantidad exacta. Un conocimiento que, por el momento, en nada interviene
para que continúe escribiendo (al menos así lo aparenta).
Sé
que el planeta Tierra se encuentra cada vez en peor situación, pero no necesito
saber cuántas hectáreas de selva amazónica han sido deforestadas en los últimos
doce meses por que ya fueron taladas, la madera curada, cortada y convertida en
muebles que sin dudas han sido comercializados (incluso es probable que alguno
de esos muebles se encuentren hoy descartados por lo que mucha madera ha sido
talada para nada). Tampoco me gustaría descubrir que en mi casa hay madera de
ese origen; sí, a veces mejor ni pensar. ¿Qué puede hacerse frente a un hecho
consumado salvo lamentarse? Y los lamentos no devolverán a la tierra los
árboles perdidos. No, no lo harán. Continúo regando mis plantas, que al menos es algo.
Las
estadísticas nunca fueron, ni serán, confiables en su pretensión de exactitud; porque
tampoco lo son esos números que resultan ser, otra vez, apenas una convención. Los
números no poseen valor en sí mismos, entonces, ¿para qué dárselos? Es como el
dinero, ¿qué valor tiene? El que nosotros aceptemos darle, ningún otro; son
papeles de colores que aceptamos con válidos para los intercambios que
realizamos cotidianamente. Sería exactamente igual si en lugar de papeles
impresos de una manera determinada usáramos ostras disecadas o caracoles, por
poner algunos ejemplos.
Los
balances funcionan solamente si se trata de una casa comercial, que pretende
conocer si obtuvo mayores ganancias en el año en curso o en el ejercicio anterior,
si hubo pérdidas, cuántos empleados serán despedidos el 1 de enero y otros detalles
económicamente similares.
Saber
cuántos amigos quedaron en el camino, los amores frustrados, las despedidas
obligadas, los objetos incorporados a la colección que llamamos vida, los
regalos, los premios perdidos, lo que dejamos en el camino, las veces que hemos
evadido a la parca, son memorias, recuerdos, anécdotas personales, que pierden
su esencia de ser cuando se las comparte como si realmente importaran a alguien
más que a uno mismo. Si me engripé una, dos o tres veces en invierno, es un
dato que sólo le interesaría a mi médico clínico, y a nadie más.
Carezco
de enemigos (tampoco es que me crea tan importante como para tenerlos, ni me he
convertido aún en un villano de historieta al estilo de Lord Voldemort) que
pudieran utilizar estos datos en mi contra, por lo que carecen de valor tanto
para ellos, por ser inexistentes, como para mis lectores, por ser irrelevantes (los detalles que no los lectores),
como para mí mismo, porque ya pasaron y en nada me afectan.
Así
que no habrá recuentos, estadísticas, memorias ni fastidios semejantes en esta
entrada (que resulta ser, por otro lado, la número 835). Les dejo las modas y las tendencias, me quedo con mi
ostracismo, como siempre y como no podía ser de otro modo.
12 comentarios:
Todos vivimos, en mayor o menor medida, condicionados por los convencionalismos. Aunque los amantes de utopías y de otros mundos que nunca serán, lo vivimos todo un tanto perplejos, ensimismados, como el que mira un escaparate sin ninguna pretensión, tan sólo por mirar, tan sólo porque había mucha gente mirando.
Un abrazo.
Quedate con tu ostracismo, te felicito por eso. ¿De que sirve conocer tanto dato adverso? Parece el manifiesto de un demiurgo con principios. Y me adhiero a eso.
Que tengas un buen año.
Saludos.
Bonito proyecto con o sin azúcar y con o sin recuentos.
Abrazote utópico, Irma.-
A veces el ostracismo es un buen lugar para vivir.
Besos.
Los números son un punto de referencia común con qué hablar de las cosas, pero hemos puesto ese uso fuera de proporción, en una confusión descomunal de fondo y forma.
Yo ando como tú, tratando de pisar ligero en la selva, aferrándome a los muebles de la abuelita y cultivando mis jardines. ¿Qué más nos queda?
Feliz más-tiempo-que-nos-viene :)
Usted me ha abandonado,,,pero yo paso siempre a leer sus buenas letras,,,jjaja
Es una serie, la que me recomendaste no la vi, pero cuando termine ésta la busco y te cuento...buena semana y gracias por estar ahi, saludos!
yo también paso de hacer balance de nada, y más de que casi todo es negativo...
feliz año nuevo 2017
Tampoco hago balances, los números y las estadísticas no son mi fuerte.
A veces, en cualquier momento del año y no precisamente al final, miro hacia atrás para darme ánimo cuando me parece que me quedan pocas fuerzas. Solo para ver que he pasado muchos escollos y decirme "también estos los sortearás".
Buen año y saludos.
¡Felicitaciones por esta espectacular gran entrada Nº 835!
Jajajaja de todos modos no te pudiste sustraer de los números. De estadísticas ni hablar, reprobé en la preparatoria y caput. Son engañosas, representan menos que nada.
Saludos.
Tiempo = Comedia - Tragedia
Esta fórmula magistral se la debemos a El Listo, y llamándose así qué más podríamos decir.
Bueno, sí, puede consultar de donde lo sacamos aquí:
http://listocomics.com/comic/580-tiempo-comedia-tragedia/
Salud y que usted lo disfrute.
Publicar un comentario