Esto no es una historia de amor, tampoco es una
historia de odio. Es, tan solo, una historia que carecerá de sentido para
quienes en ella sean incapaces de verse reflejados. Pero las cosas ocurren,
aunque queramos ignorar su desarrollo y, la mayor parte de las veces, solo
queda aceptar lo sucedido. Luchar en su contra es tan en vano como pretender
ocultar el sol con una mano, vencer al destino con la fuerza de voluntad o
comprender el por qué del paso del tiempo.
Sin
olvidar que las cosas que quedan sin explicación a lo largo del camino nunca
dejan de acumularse. Como un fardo que no deja de crecer sobre nuestros hombros
pero del cual no podemos desprendernos.
Consentimos
en que la costumbre nos lleva a aceptar detalles del mundo que resultarían inexplicables
si nos detuviéramos a analizarlos. Es cuando los cuestionamientos existenciales
pierden su fuerza, su ímpetu y sólo las generaciones más jóvenes mantienen en
alto el estandarte de que es necesario cambiar al mundo y la sociedad,
ignorando que dicho sueño tiene mayores posibilidades de transformarse en
pesadilla antes que llegar a ser, en una mínima porción del mismo, realidad.
Son como modas pasajeras que vienen y van sin que nadie se lo cuestione;
incluso aquellos que se dicen estar por fuera de las modas, nunca lo están por
completo.
Será
porque sobreviven mejor quienes nada se cuestionan, los que simplemente aceptan
lo que el mundo pretende hacer de ellos, como aquel perro que, noches atrás, en
medio del viento frío y cortante, dormía plácidamente en un portal, como si
nada sucediera en su entorno. El bamboleo de las pocas luminarias de la calle
barrida por el viento proyectaba su sombra sobre el muro cercano como la de un
inmenso mastín acechando en la proximidad de su víctima. Víctima que no era
otra más que yo mismo mirándolo allí tendido y despreocupado.
Podría
ser tan solo eso, un juego de luces. Podría ser una proyección del sueño del
pobre perro callejero. O bien podría ser que la sombra nunca se haya enterado
de que el perro dormía mientras ella no dejaba de crecer sobre el muro. Pero es,
apenas, una más de las posibilidades.
10 comentarios:
Yo no sé si existe algo como destino. Y si existe, es algo torpe, que puede ser alterado. Es una idea que empezó a incluirse en los mitos griegos. Las parcas eran inexorable, pero a veces los dioses lograban engañarlas. Claro que no es lo mismo para humanos y demiurgos.
Tal vez los que no cuestionan nada sobreviven por la obra de quienes si cuestionan.
Si bien la realidad, la realidad que está de la realidad aparente, es compleja y extraña, algo se ha empezado a descubrir. Es la magnitud del error.
Es probable que la idea que se tiene del universo sea erronea. Pero no tanto como la idea de la Tierra asentada sobre una tortuga.
Interesante planteo, colega demiurgo.
Es cierto, las cosas ocurren.Lo que escribiste es real y parece que fuera el pensamiento de un hombre mayor...pero yo me pregunto a mi misma..y me contesto,que no hay nada que suceda o nos suceda porque si .El Demiurgo, bien dice.que nuestra idea del universo sea errónea,yo agrego ,que yendo para atrás en el tiempo, hasta el principio de absolutamente de todo,no sabemos nada.Martha
Tal vez la sombra forma parte del todo que es el perro y aunque este esté dormido despreocupado de todo no deja de ser el perro total o como dice la canción...quizás sea un perro nada mas y la sombra tenga identidad propia
Es fácil conformarse con la realidad aparente...lo que uno se inventa para sobrellevar la realidad verdadera...no se...la mente es tan basta y tiene el poder de recubrirse de alas y volar
Y realmente no sabemos nada...solo lo que queremos saber
Abrazos
La sombra, la sombra con sus misterios. Yo siempre la asocio con vida. Así que es posible que sea la proyección de un sueño.
Saludos.
Pude imaginar el perro, las sombras, el sueño, el observador, el vacío y el ahogo que provoca la duda.
¿Debo agregar que me gustó el relato y mucho?
saludos.
Sera
Que buen texto. Imaginar una sombra como una proyección de un sueño de un perro, es casi poético. Me gusto. Mientras vos le dabas vuelo literario al sueño del pichicho, él como muchas personas que se dejan llevar por lo que la vida les da; disfrutaba su sueño, ajeno al frío y al mundo que transcurría a su lado.
mariarosa
Me hiciste pensar en el Mito de la Caverna, y en la forma en que cada uno percibe la realidad.
También me puse a pensar en qué buena letra tiene "Callejero" de Alberto Cortez
Como siempre, muy buen relato.
Abrazo!
Este perro me hace pensar en los políticos, que se pueden mover y cambiar la forma de las sombras. Pero para qué, si se está tan cómodo durmiendo.
Buena la metáfora, abrazos!
Complejo texto lleno de vos escritor
un abrazo desde el calor de la bella Miami
Demiurgo: Tal vez resulte errónea la idea que se tiene del universo porque nosotros mismos, los humanos, somos producto de un error. Una vez que lo aceptemos y comprendamos, podríamos cambiar esa concepción. ¿No?
Martha: El conocimiento es relativo, esa es la única forma de conocer algo.
Gla: Cuando nos engaña la propia mente es cuando nos damos cuenta que no podemos dar nada por sentado, y que solo nos queda cuestionarlo todo. Pero todo.
Beatriz: Hay quienes dicen que la vida es un sueño y la realidad es aquello a lo que llamamos sueño. Todavía no tengo una opinión formada al respecto.
Serafín: Gracias Serafín, si mis palabras despiertan tu imaginación (o de la cualquiera), me quedo más que realizado.
María Rosa: Gracias. Si la realidad no nos despierta la poesía de las palabras, algo mal ha de haber en la realidad. ¿Qué podemos hacer para cambiarla?
Frodo: Cierto, puede pensarse que la Alegoría de la Caverna de Platón fuera el origen de este texto. No lo había notado. Menos mal que nadie va a acusarme de plagio…
Taty: Lo más interesante de la literatura es que cada lector interpreta lo que lee a su manera. Nunca hubiera visto la similitud entre el perro que duerme, su sombra tenebrosa y un político. Pero que es posible, no lo dudo:
Mucha: Gracias por la visita y el comentario.
Gracias a tod@s.
Nos leemos,
J.
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