Habrán notado, como en mi caso,
que ciertas semanas parecen haber sido hechas para pasar a la historia sin que
ningún acontecimiento necesariamente relevante suceda en ellas. Si bien la
mayor parte del tiempo podría recibir dicha descripción, lo importante en este
punto es saber con qué categoría de relevancia contamos para
marcar el nivel mínimo que hará que eso que vivimos pase a formar parte del
archivo real, no solo de la memoria, de nuestras vidas.
Nada
relevante podría significar que nunca nos enteraremos que la tierra evitó ser
invadida por una raza alienígena que pretendía llevarnos como esclavos a las
minas de algún mineral desconocido en nuestro planeta, y siendo que solamente
los humanos son capaces de sobrevivir a la radiación de dicho mineral, querían
conquistarnos.
Nada
relevante es que la obra maestra que se supone que deberíamos de estar
componiendo (uso ese verbo pero no me refiero solamente a música, se entiende),
se retrasa infinitamente hasta días más allá de nuestro límite. Porque antes de
ponernos a trabajar miramos un poco de televisión, porque las noticias siempre
son importantes conocerlas; luego actualizamos cada uno de nuestros perfiles en
las redes antisociales en las que tenemos una cuenta para estar en contacto con
personas a las que solo les interesa que nos fijemos en sus fotos evitando
mencionar lo que las sonrisas en esas fotos disimulan y que nunca se
preocuparán por nosotros (ni por nadie más), en los momentos de verdadera
necesidad. Se puede abrazar una foto, o una pantalla con una foto, de alguien
que no quiere estar allí junto a nosotros (y no porque esté muerto, sino porque
directamente no quiere estarlo) pero ese abrazo será tan frío como abrazar la
soledad en persona.
Nada
relevante es saber que sobrevivimos otras 168 horas dentro de una sociedad cada
día más violenta y agresiva con sus propios componentes. Que vivimos con miedo
de lo que pudiera pasarnos, aun cuando dicho miedo no es más que una ficción
que nos acostumbramos a creer hasta el punto en que ya ni siquiera dudamos de
ella, la aceptamos, la abrazamos, la hacemos nuestra. Y el miedo pasa a formar
parte de nosotros, no como una sensación, sino como algo bien palpable.
Nada
es relevante si…
Y una
enumeración indefinida de situaciones, hechos y particularidades que variarán
según cada persona. Por lo que continuarla en éste momento es irrelevante.
Pero
tampoco podemos olvidarnos que la mayor parte de los componentes de la
sociedad, de la sociabilidad, de las esperanzas, de los sueños y de los anhelos
(privados o compartidos) son tan relativos como fútiles pueden convertirse
cuando el interés cambie y eso que alguna vez fue importante ya no lo sea. En
algunos aspectos pueden resultar sumamente parecidos a las modas, no solo del
vestir, sino de cómo hay que decir las cosas, como hay que comportarse, como
hay que disfrutar del momento; y de lo fácil que caemos en ellas para no
sentirnos tan parias después de tanto esfuerzo. Aun cuando eso signifique
sentirnos un poco más vacíos con nosotros mismos.
Antes
de comenzar a adolecer, cuando todavía mis intereses no se habían conformado,
por lo que eran sumamente maleables, coleccionaba latas gaseosas (vacías por
supuesto) de aluminio decorado con colores brillantes y chillones y dibujos de
los personajes de las películas del momento. Fui varias veces a ferias de
colectividades, o de naciones dependiendo quién la organizara, con el sólo
objetivo de conseguir latas que vinieran de afuera del país. Latas difíciles de
conseguir para que mi colección fuera única, inigualable tanto por la cantidad
como por la variedad.
Luego
de tanto esfuerzo, que habrá durado años (si el recuerdo no me engaña, cosa muy
posible), un día decidí que ya no las quería. Mucho espacio ocupado, mucha
suciedad sobre ellas, muchas cosas para limpiar, mucho de nada. Ya no me eran
relevantes
Acabaron
en la basura.
¿Pasó algo relevante ésta semana? Tal vez no en un primer momento, pero se convertirá
en ello dentro de un tiempo, cuando me percate de que el cuento que acabé de
revisar, de corregir y reescribir es la llave para ganar algún concurso, para
causar la impresión de que entiendo lo que es la literatura (si en realidad lo
hago es tema diferente). Hasta que eso suceda, hasta que esta anteúltima semana
del año dieciséis de mi interés por la escritura, sea plenamente relevante,
sostendré que nada sucedió en la semana.
Espero mejor suerte para la próxima.
No, mi colección no se veía tan ordenada como la de la foto.
8 comentarios:
No me pareció correcto hablar de mis otras colecciones fallidas, como habrán notado.
Nos leemos,
J.
Jose, yo no se escribir tan claro y bien como vos , por éso hago mías tus palabras y te digo que en mucho estoy de acuerdo.Cariños Martha
O sea que habría que elegir entre la irrelevancia de los hechos o la revelancia de hechos desastrosos, como una catástrofe final.
Saludos.
Que chula la colección de latas, Jose!
Yo tambien coleccione mucho tiempo algo...pero mejor ni te lo digo...jajaja pasó a ser irrelevante, ¡qué más da ya!.
Estoy totalmente de acuerdo, los intereses cambian, las nadas también lo hacen y con ellas sus decepciones, todo pasa a otro plano y acaba perdiéndose, diluyéndose poco a poco...por eso no podemos rendirnos, ni tirar la toalla nunca, por muy catastrófico que veamos el panorama en un determinado momento.
Ojalá que eso que escribiste reciba premio. Mucha suerte.
Un abrazo grande.
¡¡Me mataste!!
Y yo que creía que era una tipa feliz, he llegado a la conclusión de que en mis últimas semanas no me ha pasado nada y no me había dado cuenta ni siquiera tuve la idea de escribir algo original.
Y lo peor de todo que lo que decís es real, muy parecido a lo que me sucede.
¿En que tonto mundo vivía yo?
mariarosa
Excelente penúltima entrada del año. Me dejaste pensando acerca de lo relevante y lo irrelevante ¿quién les da esos calificativos?
Por otro lado me recordaste mi colección fallida de latas, la también fallida de marquillas de cigarros, y más que recordar, me dejás pensando en mi actual "colección" y "futura colección fallida" de barajas callejeras, que por cierto acabo de publicar un nuevo tomo
http://frodorock.blogspot.com.ar/2016/07/el-senor-de-las-barajas-vii.html
Muy buena entrada. Felicitaciones
Abrazo!
Bueno, esa es la forma en que transcurre la historia del cerebro, aquello que fue irrelevante en su momento se convierte en relevante un tiempo, largo o corto, después... y al contrario, lo que nos llevaba la vida, la pasión y la ilusión, pasa a ser hasta ridículo.
Yo toqué 17 años la viola en orquestas "decentes" y ahora entre ella y yo no hay más que la mayor de las indiferencias.
Somos así de veletas, amigo.
Un abrazo y feliz domingo.
¿Celebraremos la Nochevieja contigo? :)
Martha: Gracias, como siempre, por la visita y el comentario. A mí me gustaría dibujar un tercio de lo bien que lo haces vos, pero no me sale ni por casualidad.
El Demiurgo: Todo conduce a una catástrofe final. La muerte es una catástrofe, porque nos preparamos tanto para vivir que nunca vivimos realmente.
Mukali: La foto la saqué de la red, esa no era mi colección de latas. Nunca llegué a tanto. Será que si no cambian los intereses, o no cambiamos nosotros, no hay nada por qué continuar viviendo, ¿será así?
María Rosa: Por lo general cada uno vive en su mundo, hasta que algo del exterior nos sacude de tal modo que no podemos seguir ignorando lo que pasa a nuestro alrededor.
Frodo: Mucha gente cree que sin tal o cual deporte no se puede vivir. Yo no practico deportes y creo estar vivo, por lo tanto lo que es relevante para ellos es irrelevante para mí. Cada uno da a esas dos palabras el significado que mejor se adapte a sí mismo.
Censuras: La música fue, es y será, para mí, un gran misterio al que intenté acercarme pero me alejó descaradamente en más de una oportunidad. Sin embargo, entiendo el punto y sí, a eso mismo me refería.
Gracias por las visitas y sus palabras, que son lo más importante.
Nos leemos,
J.
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