domingo, 31 de enero de 2016

Microhistorias # 20

Aquel árbol no paraba de crecer, amenazando con devorarse al mundo entero. ¿Por qué mejor no talarlo aún a riesgo de morir en el intento? Sería una bellísima poesía, sin dudas.

2 comentarios:

José A. García dijo...

La vida sin poesía no es vida en lo absoluto.

Saludos,

J.

Martha Barnes dijo...

Sos demasiado inteligente para mi!!!! Además me gustan los árboles inmensos y misteriosos ,,, Cariños Martha