jueves, 28 de enero de 2016

Microhistorias # 7

Cada tarde te traigo una flor en mis manos, sólo te pido que uno de éstos días bajes de tu pedestal y me la aceptes. Dudo que sea demasiado pedir.

2 comentarios:

José A. García dijo...

Nada como enamorarse de una estatua en medio de un parque cualquiera...

Saludos,

J.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Me hiciste acordar la respuesta a un comentario, diciendo que terminaste dandole una serenata a unas estatuas de una fuente de agua, sólo por hacerme caso. Lo que me sigue intrigando.