domingo, 8 de marzo de 2015

Solo Una


Lo inesperado posee esa maldita costumbre de cumplir, a toda costa, con lo que su nombre indica aconteciendo cuando menos se lo espera. Así como también de la forma menos pensada. Claro que, de no ser así, nadie utilizaría dicho concepto para expresar la general sorpresa que nos asalta al encontrarnos ante una situación semejante.
            Baste para comprender, pues, mi predicamento, el hecho de encontrar en aquel sitio una bifurcación en el sendero que recorría y que en ningún mapa, ni en ninguno de mis recuerdos, figuraba. Algo que, para mi sorpresa, generó más desazón que otra cosa. Allí fracasaba mi aventura, mi intento por recuperar los recuerdos vividos, de los días transcurridos en aquel sitio.
            Si el sendero se bifurcaba donde yo no recordaba que lo hacía, mis recuerdos bien podrían ser tan confusos como los ripios que pateaba al avanzar y que dibujaban extrañas trayectorias en su búsqueda de un nuevo sitio tranquilo sobre el cual asentarse. Todo era un fracaso, mi intento, mi aventura, este texto, mi alocado deseo por recuperar lo que sabía que, si alguna vez me perteneció, ya no lo hacía.
            Doblé el mapa que dibujara en un trozo de pañuelo descartable y lo aparté de mi vista. Miré hacia un lado, hacia el camino que mi intuición me decía que debía ser el que me conduciría a mi destino. Luego miré el otro camino, tan similar, tan idéntico al anterior como una memoria que nosotros mismos inventamos y nos esforzamos en creer. En nada se distinguían uno del otro.
            En nada.
         Como sabía que realmente nada cambiaría si lograba la más mínima parte de cuanto me proponía.
         En el cielo, las nubes danzaban en silencio; el tambor que atronaba en mis oídos sólo tenía lugar en mi interior.
            Respiré hondo, aguardando poder tomar una decisión, sólo una, que marcara el rumbo de mis pasos.
            Sólo una.

6 comentarios:

José A. García dijo...

Dudo, por otra parte, que sea demasiado pedir...

Saludos

J.

mariarosa dijo...


¿Cuál será el camino?

Siempre cuesta encontrarlo. No hay recuerdos en tu memoria, pero sí, hay un mapa en un pañuelo de papel, pero lo apartaste de tu mirada. Entonces lo único que te queda es una moneda, cara o seca y los ángeles te ayuden.

Buena semana.

Darío dijo...

De cualquier lado viene el zapallazo que nos desconcierta... UN abrazo.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Todo un tema el decidir.
A veces me ha costado decidir entre dos películas a alquilar, cuando todavía existían los videoclubs.

BEATRIZ dijo...

Nada,
conforme se avanza en edad, parece que los laberintos se cruzan en el lugar menos pensado, los recuerdos ya no son lo mismo cuando los buscamos.

Vaya, me acople bastante con este tono.

Saludos.

taty dijo...

¿Por qué será que tenemos este empeño de querer contestar ciertas preguntas volviendo sobre nuestros pasos?

Abrazos.