viernes, 6 de febrero de 2015

Las aventuras intergalácticas de los sobres de ketchup caducos

Capítulo 17 – Acerca de la necesidad de una y otra
El capítulo de hoy continúa el capítulo 15 y el capítulo 16; aunque también puede leerse de forma autónoma.


—Entonces —continuó el sobre de aderezo de un abril tan lejano y olvidado como caducado—, ¿de qué sirven una y otra? Digo, para qué recurrir a la verdad que puede destruirlo todo y para qué echar manos a la mentira si de nada sirve.
            —Ese, mi querido y derivador amigo, —respondió el ketchup en octubre caducado—, es el misterio de la vida. Cómo lograr el equilibrio es lo que nadie sabe.
            —En ese caso, la vida sería sólo un ejercicio —declaró el ketchup de abril más sorprendo por su descubrimiento que otra cosa.
            —Un ejercicio tan extenso como la vida misma; saber cuándo conviene una mentira, y cuándo una verdad, no es sencillo.
            —¿Qué criterios pueden utilizarse para definir ese tema?
            —La verdad es que no lo sé.
            —¿Mientes? —preguntó, en tono de reproche, el ketchup de abril.
            —¿Por qué lo dices?
            —No lo sé, así me lo pareció. Tal vez tu tono, o la seguridad de tus palabras. Algo.
            —Podríamos definir, a partir de esto, uno de los criterios para saber cuándo utilizar una mentira, y cuándo una verdad.
            —¿Cuál sería ese criterio?
            —La desconfianza —explicó el ketchup de octubre.
            —Pero eso sólo serviría para obstruir toda posibilidad de diálogo —dijo el ketchup de abril—, si cada uno duda todo el tiempo de lo que dice el otro, nunca llegaríamos a nada; solamente a más dudas.
            —Tus palabras son muy oportunas y verdaderas —dijo el ketchup de octubre.
            —¿Mientes? —preguntó el ketchup de abril.
            —Tal vez —respondió, cerrando el diálogo, el aderezo de octubre.

6 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Y con esta mezcla de verdades y mentiras, del intento a definir cuando conviene, es cuando acechan los paradojas. Tal vez la conveniencia de la mentiras sea una mentira.
Buen planteo, compañero demiurgo.

Lucas Fulgi dijo...

desconfiar del ketchup vencido

la MaLquEridA dijo...

Tendremos que hacernos expertos en descubrir verdades y mentiras pero cómo si la gente cada vez mira menos a los ojos.


Saludos

Noelia A dijo...

Buen relato, José. La desconfianza como móvil la mentira, la falta de confianza en el otro o la falta de confianza en uno mismo.
Saludos, compañero

María Font dijo...

¡Ay ta, sos adorable!

Raquel Cabest dijo...

Siempre tengo tanta curiosidad contigo, me encanta esta locura imaginativa tuya envuelta de verdades-mentiras que explota y deja perdido todo este blog que es verdaderamente auténtico y genial.

He empezado por el final pero he acabado leyendo toda la historia,y no sé, adoro a éstos dos pequeñines caducos y preguntones.

Un beso!