Capítulo 17 – Acerca de la necesidad de una y
otra
El capítulo de hoy continúa el capítulo 15 y el capítulo 16; aunque también puede leerse de forma autónoma.
—Entonces —continuó el sobre de aderezo de un
abril tan lejano y olvidado como caducado—, ¿de qué sirven una y otra? Digo,
para qué recurrir a la verdad que puede destruirlo todo y para qué echar manos
a la mentira si de nada sirve.
—Ese,
mi querido y derivador amigo, —respondió el ketchup en octubre caducado—, es el
misterio de la vida. Cómo lograr el equilibrio es lo que nadie sabe.
—En
ese caso, la vida sería sólo un ejercicio —declaró el ketchup de abril más
sorprendo por su descubrimiento que otra cosa.
—Un
ejercicio tan extenso como la vida misma; saber cuándo conviene una mentira, y
cuándo una verdad, no es sencillo.
—¿Qué
criterios pueden utilizarse para definir ese tema?
—La
verdad es que no lo sé.
—¿Mientes?
—preguntó, en tono de reproche, el ketchup de abril.
—¿Por
qué lo dices?
—No
lo sé, así me lo pareció. Tal vez tu tono, o la seguridad de tus palabras.
Algo.
—Podríamos
definir, a partir de esto, uno de los criterios para saber cuándo utilizar una
mentira, y cuándo una verdad.
—¿Cuál
sería ese criterio?
—La
desconfianza —explicó el ketchup de octubre.
—Pero
eso sólo serviría para obstruir toda posibilidad de diálogo —dijo el ketchup de
abril—, si cada uno duda todo el tiempo de lo que dice el otro, nunca
llegaríamos a nada; solamente a más dudas.
—Tus
palabras son muy oportunas y verdaderas —dijo el ketchup de octubre.
—¿Mientes?
—preguntó el ketchup de abril.
—Tal
vez —respondió, cerrando el diálogo, el aderezo de octubre.
6 comentarios:
Y con esta mezcla de verdades y mentiras, del intento a definir cuando conviene, es cuando acechan los paradojas. Tal vez la conveniencia de la mentiras sea una mentira.
Buen planteo, compañero demiurgo.
desconfiar del ketchup vencido
Tendremos que hacernos expertos en descubrir verdades y mentiras pero cómo si la gente cada vez mira menos a los ojos.
Saludos
Buen relato, José. La desconfianza como móvil la mentira, la falta de confianza en el otro o la falta de confianza en uno mismo.
Saludos, compañero
¡Ay ta, sos adorable!
Siempre tengo tanta curiosidad contigo, me encanta esta locura imaginativa tuya envuelta de verdades-mentiras que explota y deja perdido todo este blog que es verdaderamente auténtico y genial.
He empezado por el final pero he acabado leyendo toda la historia,y no sé, adoro a éstos dos pequeñines caducos y preguntones.
Un beso!
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