Los edificios que ocultan el sol nunca dejaron
de crecer, dejando únicamente el espacio suficiente para que el frío se cuele entre
ellos y la ciudad se oscurezca. Nunca se detuvieron. Cada vez más altos y más
altivos desafiando al cielo, a la inmensidad del universo y a mí pequeñez.
Ni
el amanecer ni el atardecer fluyen entre ellos; sólo el pleno mediodía, o la
enigmática medianoche, rompen su dominio. Poco escapa de sus sombras.
Minúsculas
hormigas, que supieron ser líderes de hombres y ejércitos terribles, pululan a
sus pies. Nadie sabe cómo, pero los edificios continúan creciendo. Ocultan el
cielo, nos obligan a doblar nuestros cuellos para poder ver algo diferente a
ellos.
Pero
nada es lo que puede verse luego de que se decidiera que el cielo es sólo una
palabra hueca en la que ningún sentido queda.
Nadie
quiere ser la hormiga, aunque haya que trabajar. Todos ansían ser leones,
feroces, altivos como los mismos edificios que perforan las nubes e ignoran la
tierra, ignoran al hombre.
Ignoran
cuáles son sus orígenes, sus cimientos.
O
si los mismos son capaces de resistir su constante crecimiento.
Hay
quienes dicen que el viento que nos llega como frías caricias de dolor, son los
alaridos de muerte de esos edificios que se ignoran a sí mismos y se desploman
sobre sus pies de barro. Pero nadie lo sabe con seguridad.
Ni
siquiera quien dice que lo que atrona no son tormentas cercanas, sino los
escombros que, una vez que comienzan, ya no dejan de caer y caer, hasta el
infinito y, quizá, un poco más allá también.
6 comentarios:
En Hurlingham casi no hay edificios y espero que siga así.
Esos edificios algún día caerán y se perderá su altivez entre el polvo y los escombros de su pasado.
Saludos
Es curioso JOSÉ, ahora que te leo me pongo a pensar que jamás he observado con atención un edificio.
Analizo...
Un beso
Demiurgo: Qué envidia entonces, que siga haciendo así. Por aquí no paran de florecer...
Malquerida:Esperemos que algún día sea así como dices y podamos volver a ver el paisaje que esconden con su descaro.
Ame: Nadie los observa, porque nos acostumbramos a ellos, a no cuestionarlos, a aceptarlos, como al dolor, la muerte y la envidia.
Saludos
J.
Muy bien, José, noto mayor madurez en tu texto, tiene un estilo más pulido.
Es apenas mi opinión, claro.
Me gustó.
Un fuerte abrazo.
HD
Humberto, gracias por tus palabras, tu lectura y tu apoyo, el cual, como el de todos, siempre es bienvenido porque estimula a continuar creando.
Suerte!
J.
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