Sí, es cierto eso que dicen de que el futuro
llegó hace rato. Pero aún no nos percatamos. El problema, a mí ver, no ha de
estar en los modos de hacer las cosas.
Al contrario, el problema radica en los modos de suplantar a las mismas.
Podemos
hacer una genealogía de los hechos. Primero, reemplazamos el sentido común por
la televisión; luego el pensamiento abstracto por los implantes de radio en las
orejas; dejamos de lado las palabras a favor de los mensajes de texto; cambiamos
nuestros ojos por cámaras de video remoto; ya ni siquiera sabemos sumar porque
sabemos que la calculadora lo hace mejor (y más rápido) que nosotros.
Y
nos deshumanizamos.
Dejamos
de ser la promesa de lo que pudimos hacer.
Sólo
para darnos cuenta que las monedas de plata de nuestra traición, también han de
haber sido falsas. Muy falsas pero, también, muy hermosas, para evitar que nos
percatemos de la mentira.
Contentos
marchamos hacia nuestra perdición, ignorando lo que se ve a simple vista. Ignorándolo
todo. Fingiendo alguna otra cosa para estar a la moda.
Sabemos,
ahora, que eso ya no es un problema, que ya nadie fingirá, que ya nadie mentirá
cuando hable de lo que siente, de lo que desea, de sus anhelos. Ahora que hemos
logrado encapsular y producir en masa las encimas sentimentales, las variables
como el humor y la experiencia, dejan de tener peso en la ecuación.
Cualquiera
puede estar feliz, alegre, enamorado, enojado, desesperado, furioso,
arrepentido, cariñoso, extenuado, obnubilado y un largo, largo, etcétera de
sentimientos. Si puede pagarse la dosis diaria, por supuesto, los problemas
sociales desaparecerán poco a poco, diluyéndose en la misma nada a la que
pertenecen.
7 comentarios:
Otra que las pastillitas azules...
Saludos
J.
Lo de las calculadoras es un planteo parecido al de la escritura, cuando se planteó que debilitaba la memoria el poder confiar en algo escrito.
El sentido común no se ha remplazado, diría que está demasiado vigente, y que algunos medios lo exacerban.
Lo que no llego es un futuro de eutopia.
Y hay quienes eligen ser felices si el precio es conformarse. Hay quienes prefieren pretender un poco más. Tal vez yo sea de esos, colega demiurgo.
Esperemos que cada vez sean más aquellos que pretenden no conformarse.
Saludos
J.
La moneda falsa que más me asusta es probablemente la de la comodidad, porque tiende a ser muy egoísta, a la manera de "si yo estoy bien lo demás importa poco."
Por otra parte la tarea de pensar es lo de menos cuando las ideas llegan ya empacadas en los medios masivos. Los inconformes no tienen tanto el problema de tener que enfrentarse y derrumbar sistemas, sino el de despertar a los indiferentes. Digo yo.
Saludos!
Me hiciste recordar el cuento de los pececitos dorados.
http://www.taringa.net/posts/arte/11335849/Un-pequeno-paraiso-Julio-Cortazar.html
Por lo menos se puede decir en el presente que un cierto futuro ha llegado. Pero, claro, todo puede ser posible pero no todo tiene la misma plausibilidad. Frente al futuro no queda sino esperar lo que será.
Saludos miles.
Mista Vilteka
Gracias por las visitas y los comentarios, como siempre.
Nos leemos.
J.
Publicar un comentario