El miedo posee infinidad de rostros, cuerpos y
presencias. La sombra, la noche, la tormenta, la soledad, son sólo algunos de
sus múltiples nombres. Pero no son, por supuesto, los únicos. Quizá sean los
más populares, pero no los únicos. Las máscaras existen desde que el hombre es
hombre y se encontró desnudo y desprotegido frente al mundo.
Las
máscaras del valor, la máscara de la violencia, la máscara del placer y la
máscara de la muerte en vida; en perfecta, clara y evidente sucesión.
Lo
inmensamente grande puede ser la fuente de los mayores miedos; así como puede
serlo, también, esos diminutos y asquerosos animalejos que, como por arte de la
nigromancia, surgen entre la tierra, en las cosechas, en las casas. Y el pueblo
enloquece, porque recuerda y teme, como siempre lo ha hecho, la cercanía de una
nueva época de las lagartijas. ¿Cómo puede ser que unos animalejos que no
sobreviven a un simple pisotón causen tanto pavor?
¿Cómo
podría ser de otro modo si por cada uno de nosotros hay miles de lagartijas?
Llegando de quién sabe dónde, yendo y viniendo entre nuestras posesiones más
preciadas, caminando sobre nuestros cuerpos mientras dormimos. Penetrando en
nuestro interior para dejar allí, seguramente, sus huevos cargados de
enfermedades. Y lagartijas, más, muchas más lagartijas en la oscuridad de
nuestro interior.
Nos
paralizamos por el miedo, como siempre, con sólo verlas sabiendo que, cuando
ellas llegan, son sólo el inicio de nuestras preocupaciones. Porque son el
rostro visible de nuestros miedos, son la manifestación de nuestras almas.
6 comentarios:
Y algunos irreverendos se atreven a decorar sus casas con motivos lagartijescos... ¡Anatema para ellos!
Saludos
J.
Ay, José, a veces estamos llenos de cosas peores que miles de lagartijas.
Imagínate la controversia del diseñador que sale con una colección de bichos varios para decorar.
Cuidado, de aquí a poco traemos la selva adentro de las casas y las almas.
Abrazos.
Opino que las lagartijas no son lo más temido o que cause desagrado. Desagradan más las arañas. Ya no agradan tanto las palomas, pueden ser una plaga, transmitir enfermedades.
Los escorpiones pueden dar sorpresas desagradables.
Las arañas son para mí el terror más profundo, ahora cuando dices que decoran una casa con lagartijas.... Creo que se busca llamar la atención. No le veo al pobre bicho, ninguna estética para lograr estar en un ambiente como motivo de belleza.
Hay de todo en la vida del Señor.
Saludos.
Gracias por los comentarios
Como siempre, nos leemos.
J.
Viendolo así las lagartijas son de temer.
Saludos
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