sábado, 29 de noviembre de 2014

La época de las lagartijas

El miedo posee infinidad de rostros, cuerpos y presencias. La sombra, la noche, la tormenta, la soledad, son sólo algunos de sus múltiples nombres. Pero no son, por supuesto, los únicos. Quizá sean los más populares, pero no los únicos. Las máscaras existen desde que el hombre es hombre y se encontró desnudo y desprotegido frente al mundo.
            Las máscaras del valor, la máscara de la violencia, la máscara del placer y la máscara de la muerte en vida; en perfecta, clara y evidente sucesión.
            Lo inmensamente grande puede ser la fuente de los mayores miedos; así como puede serlo, también, esos diminutos y asquerosos animalejos que, como por arte de la nigromancia, surgen entre la tierra, en las cosechas, en las casas. Y el pueblo enloquece, porque recuerda y teme, como siempre lo ha hecho, la cercanía de una nueva época de las lagartijas. ¿Cómo puede ser que unos animalejos que no sobreviven a un simple pisotón causen tanto pavor?
            ¿Cómo podría ser de otro modo si por cada uno de nosotros hay miles de lagartijas? Llegando de quién sabe dónde, yendo y viniendo entre nuestras posesiones más preciadas, caminando sobre nuestros cuerpos mientras dormimos. Penetrando en nuestro interior para dejar allí, seguramente, sus huevos cargados de enfermedades. Y lagartijas, más, muchas más lagartijas en la oscuridad de nuestro interior.
            Nos paralizamos por el miedo, como siempre, con sólo verlas sabiendo que, cuando ellas llegan, son sólo el inicio de nuestras preocupaciones. Porque son el rostro visible de nuestros miedos, son la manifestación de nuestras almas.

6 comentarios:

José A. García dijo...

Y algunos irreverendos se atreven a decorar sus casas con motivos lagartijescos... ¡Anatema para ellos!

Saludos

J.

taty dijo...

Ay, José, a veces estamos llenos de cosas peores que miles de lagartijas.

Imagínate la controversia del diseñador que sale con una colección de bichos varios para decorar.

Cuidado, de aquí a poco traemos la selva adentro de las casas y las almas.

Abrazos.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Opino que las lagartijas no son lo más temido o que cause desagrado. Desagradan más las arañas. Ya no agradan tanto las palomas, pueden ser una plaga, transmitir enfermedades.
Los escorpiones pueden dar sorpresas desagradables.

mariarosa dijo...

Las arañas son para mí el terror más profundo, ahora cuando dices que decoran una casa con lagartijas.... Creo que se busca llamar la atención. No le veo al pobre bicho, ninguna estética para lograr estar en un ambiente como motivo de belleza.
Hay de todo en la vida del Señor.

Saludos.

José A. García dijo...

Gracias por los comentarios

Como siempre, nos leemos.

J.

la MaLquEridA dijo...

Viendolo así las lagartijas son de temer.


Saludos