—El corazón posee sus ocultas razones —dijo el
profesor de anatomía ansiando sonar poético—, mientras que, el cerebro, posee
las suyas.
Sonrió
en general, a todos, a nadie.
—Y
yo que creía que el cerebro tenía neuronas y el corazón aurículas y
ventrículos… —dije mirándolo muy serio, como siempre.
La
ironía flotó en el aire, huérfana de entendimiento.
Las
miradas de odio, en cambio, llegaron a destino.
5 comentarios:
A veces es muy divertido ver ciertas reacciones de ciertas personas en ciertas situaciones que ciertamente los saca de lo que esperaban que fuera dicha situación.
Aunque, a veces, todo puede terminar mal...
Saludos
J.
Ah, qué delicia leer tanto en tan pocas líneas!
Hablemos de desencuentros.
Excepto por lo del odio, claro está :)
Abrazos.
A nadie gusta una persona realista.
Ay, que linda historia! Y es que puestos a destripar, nada nos place más que hacerlo con los lugares comunes. Por supuesto, las miradas de odio son inevitables. Pero ese placer es, si cabe, aún más inextricable.
Salud y suerte.
Qué perfección con la que escribes...
Publicar un comentario