jueves, 16 de octubre de 2014

Traje de adán


Aquel hombre, en su traje de adán, miraba, sin ver realmente, los restos de las últimas hogueras. Los rescoldos que aún perduraban daban a la ciudad en ruina una luz rojiza y mortecina mientras el sol se ocultaba en el lejano sur.
            Presentía la cercanía del frío mientras la brisa acariciaba su piel pensando en la lluvia que algún día llegaría a borrar los recuerdos de tantas llamas.
            Ahora mismo, sin embargo, mientras el crepúsculo avanzaba, su preocupación se encontraba en otro lugar. Con el estómago saciado y su cuerpo anhelando compañía, emprendió el camino.
            De alguna manera intuía que, en el inmenso y ancho mundo que se abría ante él, encontraría a una mujer en su traje de eva. Y cuando finalmente se encontraran, se fundirían en un abrazo sin final.
            Pero, aquel mundo era tan amplio y oscuro por las noches… allí, lejos de las brazas de la última ciudad.
            Tan, tan amplio…

4 comentarios:

José A. García dijo...

Quizá, si es que tiene algo de suerte, termine por encontrar algo.

Y, tal vez, pero sólo tal vez, en esa segunda oportunidad de la especie, no arruinemos nuevamente el mundo.

Saludos

J.

taty dijo...

Brasas, brazas, abrazos y otros cantares.

Te darás cuenta de que ahora toca la versión de Eva, eh?

Lo del Apocalipsis será el final de la trilogía.

Saludos.

José A. García dijo...

Gracias, Taty, te sorprendería ver la cantidad de veces que cometo el mismo error...

Saludos

J.

Frodo dijo...

No sabía de esta etiqueta. Interesante además lo resumido de tus entradas con respecto a lo que nos tenés acostumbrado.
Podrías diseñar otros Finales del mundo ¿no?

Abrazo