jueves, 23 de enero de 2014

La monstruosa amenaza exterior que nunca se presentó

Cuando leíamos los clásicos de la fe, escritos en la década del 50 del siglo del 1900, comprendíamos muy bien el sentimiento, la amenaza, el miedo, de saberse a punto de ser invadido.
            Los robacuerpos, los lectores de mentes, los marcianos al ataque, el crepúsculo rojinegro que se cernía sobre el mundo no eran sólo ficción. Tal vez los apóstatas de la nueva fe, antes de ser fusilados con balas de plata bañadas en agua bendita, o ahorcados con sogas trenzadas en noches de luna llena, llegaran a pregonarlo en las esquinas. Pero nadie los escuchaba.
            Las voces destituyentes, las de esas personas que preferían la ignorancia de la literatura post-DanBrown, carecían de lugar. No existe nada en esos libros, cualquiera lo sabe. Por ese reemplazaron los anuncios de amenaza y apocalipsis por utopías cargadas de robots, enanos y antropólogos forenses que ansían revivir a los dinosaurios. Animales que, como es sabido, no se extinguieron como quieren hacernos creer, regresaron a sus mundos de origen.
      Lo mismo que haremos nosotros, los Hidalgos Guerreros de Oriente (H.G.O.), cuando recuperemos la ciencia de los Antiguos para descifrar en las lápidas de Palenque el funcionamiento de los motores ocultos en las Pirámides egipcias de las grandes máquinas que nos ayudarán a reflotar del lecho del Océano a la misteriosa Atlántida, la gigantesca nave trans-cósmica que nos trajo a éste mundo degradado, de barro y naturaleza salvaje, de lujuria y placeres sin igual.
        Este mundo, cargado de amenazas latentes, que confunde nuestros sentidos y oculta los verdaderos motivos detrás de nuestros pensamientos, quedará en el recuerdo, uno muy cercano al olvido.
            La sabía tetralogía de los sabios señores Asimov-Clarke-Bradbury-West lo anunciaron en sus escritos. Junto con el fin de la infancia se acerca, el universo llegará a su final al filo del futuro. Sólo nos hace falta esperar que el vino del estío anterior no se haya evaporado en sus botellas embaladas al vacío.

5 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Recuerdo las historias de robacuerpos y demás. A veces por peliculas.
Y de la tetralogia creo que desconozco a West.

censurasigloXXI dijo...

Las vainas amenazaban. Así es, amigo, los americanos, desde los rojos, los japos, los marcianos, la URSS, el alcohol... y el gran gigante, tienen más hipocresía que el alto clero. Sin ofenser a nadie, pero es que la imagen que nos has proporcionado es de premio.

Un abrazo y cafelito.

cachos de vida dijo...

Feliz fin de semana.
Un saludo.

la MaLquEridA dijo...

¿Para que robar los cuerpos si el fin del mundo se acerca?

Esilleviana dijo...

Los Hidalgos Guerreros de Oriente ya han emergido entre todos los líquidos nórdicos gringos que han estado empapando todas las tierras del sur, del oeste y del este. Estaremos atentos a todos los manantiales del sol naciente.

un abrazo :))