Cuando leíamos los clásicos de la fe, escritos
en la década del 50 del siglo del 1900, comprendíamos muy bien el sentimiento,
la amenaza, el miedo, de saberse a punto de ser invadido.
Los
robacuerpos, los lectores de mentes, los marcianos al ataque, el crepúsculo
rojinegro que se cernía sobre el mundo no eran sólo ficción. Tal vez los
apóstatas de la nueva fe, antes de ser fusilados con balas de plata bañadas en
agua bendita, o ahorcados con sogas trenzadas en noches de luna llena, llegaran
a pregonarlo en las esquinas. Pero nadie los escuchaba.
Las
voces destituyentes, las de esas personas que preferían la ignorancia de la
literatura post-DanBrown, carecían de lugar. No existe nada en esos libros,
cualquiera lo sabe. Por ese reemplazaron los anuncios de amenaza y apocalipsis
por utopías cargadas de robots, enanos y antropólogos forenses que ansían
revivir a los dinosaurios. Animales que, como es sabido, no se extinguieron como
quieren hacernos creer, regresaron a sus mundos de origen.
Lo
mismo que haremos nosotros, los Hidalgos Guerreros de Oriente (H.G.O.), cuando
recuperemos la ciencia de los Antiguos para descifrar en las lápidas de
Palenque el funcionamiento de los motores ocultos en las Pirámides egipcias de
las grandes máquinas que nos ayudarán a reflotar del lecho del Océano a la
misteriosa Atlántida, la gigantesca nave trans-cósmica que nos trajo a éste
mundo degradado, de barro y naturaleza salvaje, de lujuria y placeres sin
igual.
Este
mundo, cargado de amenazas latentes, que confunde nuestros sentidos y oculta
los verdaderos motivos detrás de nuestros pensamientos, quedará en el recuerdo,
uno muy cercano al olvido.
La
sabía tetralogía de los sabios señores Asimov-Clarke-Bradbury-West lo
anunciaron en sus escritos. Junto con el fin de la infancia se acerca, el
universo llegará a su final al filo del futuro. Sólo nos hace falta esperar que
el vino del estío anterior no se haya evaporado en sus botellas embaladas al
vacío.
5 comentarios:
Recuerdo las historias de robacuerpos y demás. A veces por peliculas.
Y de la tetralogia creo que desconozco a West.
Las vainas amenazaban. Así es, amigo, los americanos, desde los rojos, los japos, los marcianos, la URSS, el alcohol... y el gran gigante, tienen más hipocresía que el alto clero. Sin ofenser a nadie, pero es que la imagen que nos has proporcionado es de premio.
Un abrazo y cafelito.
Feliz fin de semana.
Un saludo.
¿Para que robar los cuerpos si el fin del mundo se acerca?
Los Hidalgos Guerreros de Oriente ya han emergido entre todos los líquidos nórdicos gringos que han estado empapando todas las tierras del sur, del oeste y del este. Estaremos atentos a todos los manantiales del sol naciente.
un abrazo :))
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