martes, 3 de diciembre de 2013

Frutos Dorados

El mundo se acabó hace unos años, sé que, por el simple hecho de que seguimos vivos, es difícil de creer y aceptar. Pero, si analizamos la situación nos daremos cuenta que no es tan así, que las cosas no son como se supone que son.
            El mundo se acabó un día en que nadie se percató de ello porque estábamos muy ocupados en nuestras inocuas rutinas como para atender en algo semejante; por eso fue posible el prodigio de que todo continué para siempre igual, aun cuando la esencia de las cosas ha cambiado totalmente.
            El mundo se acabó cuando se secó el árbol de los frutos dorados. De seguro nunca han oído hablar de él, porque faltaban aún unos cuantos siglos para su descubrimiento por la ciencia del homo sapiens. Pero la tecnología, el afán de progreso y el egoísmo insensato, pudieron más.
            El mundo se acabó cuando un secreto arbusto que un día del venidero verano arderá, dejó de crear hojas, de criar ramas y procrear sus frutos. Dicho sea de paso, se trataba uno de los frutos más delicados y sabrosos del mundo que el hombre nunca probará, cuyo jugo nunca se comercializará, cuyo color nunca existirá para la moda.
            El mundo se acabó pero el ser humano, en su terquedad innata, continuó como si nada, como si lo único importante en el universo fuera su propia existencia y no los frutos dorados de aquella diminuta planta en cuyas semillas se escondía, quizá, porque nunca podremos confirmarlo, el origen y el sentido de la vida.
            El mundo se acabó, y yo ya no quiero seguir viviendo en él.

9 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Si el mundo se acabó y está la ilusión de que continúa, entonces hay demiurgos metidos en un plan para hacer creer que todavía existe.

serafin p g dijo...

No se vive en un mundo que se acabó, no se puede dejar de ser lo que no se es.
Como siempre, gran y dorado relato José!!

censurasigloXXI dijo...

Los ilusionistas mentales se dividen en dos especies:

- los que nos aturden para creamos que todo sigue igual
- los que se empeñan en demostrarnos que todo ha cambiado


Un abrazo y tu cafelito.

taty dijo...

El fruto dorado es una excusa de lo más poética, especialmente porque es invisible, no se comercializa y el color no se pone de moda (esto último me ha encantado).

Hubiera podido hablarse de la caída del imperio Romano o algo por el estilo, pero no, no es lo mismo!

El punto es, el mundo se acabó, y yo ya no quiero seguir viviendo en él.

Un dardito inesperado y por tanto doblemente agudo :)

Abrazos!

Martha Barnes dijo...

¡El mundo que creemos conocer y que se presenta ante nuestros sentidos y ojos,es una ilusión ...dicen los que saben,..o creen que saben,,bah..ya nos vamos a ,enterar!!¡Mientras tanto es lo que hay!!!!.Un beso Martha

Lucas Fulgi dijo...

y en esa línea... quizá nunca existió el mundo.

aristio dijo...

Entendere que de trata de nuestros mundos particualres pues el mundo munco sige girando y girando.

De todos modos pienso que debemos salir de nosotros mismos y desentrarnos para ver mejor el mundo.

Saludos y un buen finde.

Xindansvinto dijo...

El mundo giraba alrededor de una hoguera en los primitivos relatos del ser humano. Solo mucho más tarde el humo vino a sustituir al fuego y las cuentas a los cuentos. Y lo minúsculo dejó de ser un tesoro. En algún vertedero de la historia se encuentra su secreto.

Salud.

BEATRIZ dijo...

De acuerdo con esto, el mundo se ha acabado muchas veces, cada vez que algún árbol mágico desaparece de la existencia. El fruto más preciado es el fruto de lo imposible, por eso es que el mundo se acaba cuando la posibilidad desaparece.

Buena argumentación, José Antonio, en hora buena.

Saludos.