Los hombres buenos vagan por el mundo desde
tiempos inmemoriales, siempre en la misma cantidad, siempre en lugares
diferentes. Cuando uno muere, otro se levanta para reemplazarlo.
Ellos
no saben que lo son.
El
resto de los hombres, los normales, los que no eran ni buenos ni malos por
naturaleza, sino simples humanos, los odiaban, los detestaban.
Pero
los necesitaban.
Sin
saber si dicha necesidad generaba odio, o si el odio era fruto de dicha
necesidad.
Nadie
lo sabía, porque en esos tiempos, la ignorancia era mucha.
Casi
tanta como ahora.
7 comentarios:
Ante las dudas, las posibles dudas, la imagen es sólo ilustrativa de la ignorancia, no de los hombres buenos.
Saludos y Suerte
J.
hacete un fb ponete de nombre pepito y agregame así por lo menos nos encontramos cuando estás por el barrio o el centro, no quiero irme hasta sn fernando y viajar 1 hr como un condenado, q sea más cómodo.
atte, emanuel tetis
Pues seguro que pasaba igual con los hombres sabios...
Lo de la imagen estaba claro, no me preguntes el motivo.
Cafelito.
Dicen que es feliz quien vive en la ignorancia, no lo sé.
Al menos es un consuelo saber que hoy existen hombres buenos, cuesta encontrarlos, pero que los hay... los hay.
mariarosa
El cuento me parece bueno José, tanto como para infundirle una dosis de más contenido. Pero bueno, supongo que junto a todos esos hombres también están los inconformes.
Saludos.
Para encontrar hombres buenos hay que ser un buen rastreador, capaz de hallar lo mejor de cada uno...
un abrazo
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