Mis cálculos son exactos, la posibilidad del
error no entra en ellos. He dedicado mi vida a corroborar dato por dato, número
por número, variable por variable, para dejar de lado todo aquello que no fuera
intrínsecamente necesario para mi investigación.
Abandoné los estudios cuando me
percaté de las dificultades que acarrean las ideas preconcebidas y su
repetición generación tras generación. Las burlas que despertaban mis tesis de
investigación me alejaron del doctorado que vaticinaban mis profesores del parvulario.
Pero no me importó.
Sabía, con suma certeza, que estaba
en lo correcto. Por esa razón, desde el mismo día en que huí de la prisión
universitaria, comencé a recolectar los datos necesarios para demostrar la
veracidad de mi hipótesis.
Sin dejar un libro sin consultar,
una biblioteca sin visitar, un códice sin traducir al vocabulario de la ciencia
actual; a las pocas décadas de iniciar mi trabajo, había recolectado cuanto
dato me resultaba necesario.
Fue entonces cuando comenzaron mis
cálculos. Este trabajo me demandó plena dedicación durante los últimos doce
años; hasta que la conclusión definitiva se formó ante mis ojos, entre números
y otros símbolos matemáticos, entre palabras en varios idiomas y onomatopeyas,
entre dibujos satíricos y máximas religiosas paganas.
Sé, ahora, que el mundo es tan viejo
que no sería capaz de reconocer lo eterno de lo realmente vivo. Y es por eso
que sé, que todo mi esfuerzo será olvidado en poco tiempo y que ni mis ideas ni
yo habremos pasado a la historia.
Sin embargo, me queda el placer de
haber demostrado que quienes se equivocaban eran todos los demás y no yo.
Yo ya soy eterno, ellos son, apenas,
hombres.
6 comentarios:
Pues... con mucho de esta historia podría yo relatar mi viaje por un par de tesis doctorales, aunque yo no las abandoné.
Un abrazo y tu cafelito.
Que bien que hagas investigación en ciencias exactas. Para los de mi profesión es dramatico intentar hacer una contrastación de hipotesis si sobre todo se trata de una investigación juridico-social, ni que decir de las eminentemente dogmaticas.
Por eso creo que el derecho no es ciencia, la ciencia predice con exactitud, y no existen leyes iguales en el mundo ni estas son permanentes, varian con los cambios que se experiementan.
Ahora, yo antepondría una vida feliz a tener una trascendencia, pero quien elija lo segundo... que se prepare para ir muchas veces en contro de...
Bien por ti y tus hipotesis demostradas.
Tiene dos cosas disfrutables el texto: el tema de lo eterno y la sátira hacia los entendidos en general.
Me dejó una sonrisita :)
Y eso sin mencionar la forma, que está muy pulida.
Saludos!
Un fuerte abrazo, José, pasé a saludarte...
Feliz fin de semana.
Un abrazo.
Eso estuvo deliciosamente Nietszche.
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