jueves, 19 de septiembre de 2013

Siempre presente (Mors fugit)


¿Y si la muerte fuera solo temporal?
Es cierto que no es la primera vez que se trata un tema semejante. Pero nunca nos hemos detenido a pensar con plena conciencia en esto. ¿Qué sucedería, de momento sin importar el cómo ni el por qué, si los muertos comenzaran a regresar? Uno a uno, o por miles a la vez, lo mismo da.
Cada uno de ellos con la idea de ocupar el lugar que dejaron atrás (sus vidas, sus trabajos, sus casas, cada una de sus posesiones). Sería terrible; porque si hoy, que somos apenas ocho mil millones de mal distribuidas y subalimentadas personas, nos acostumbramos a repetir que ya casi no queda espacio, con el retorno de los muertos del último siglo, se trastocaría por completo nuestro sistema de vida.
Claro que el hombre no lleva apenas un siglo habitando éste mundo, sino casi medio millón de años. Y en cada uno de esos años ha habido muertos, y ha habido nacimientos. Una sucesión infinita de seres cuyos cuerpos, cuyos huesos, cobrarían vida uno por uno, retrospectivamente, para ver, una vez más, la tierra.
Generación tras generación de cada familia habitando las antiguas heredades; tierras que una vez no fueron ciudades, ni campos de cultivo ni, tampoco, lugar para los hombres.
Seríamos unos quince, tal vez veinte mil millones de personas viviendo al unísono.
No, si yo tampoco quiero verlo. Aunque es cierto que al principio podría ser interesante reencontrarnos con amigos y familiares muertos hace relativamente poco tiempo, o hacerle confesar a Nietzsche o a Platón sobre el verdadero sentido de sus teorías. Pero seríamos tantos hombres (y mujeres, y niños) en el mundo que vivir sería imposible.
Por eso la muerte no ha de ser temporal. No. La muerte tiene que ser definitiva. Para que el mundo no sea un perpetuo cementerio al que sus ocupantes abandonan.
Sé, por otra parte, que en un lugar tan apartado de la civilización como lo es la India, esto no sucedería nunca, porque ellos toman la precaución de no conservar los cuerpos de sus muertos para idolatrarlos en el futuro como nuevos ídolos.
Ellos, como yo mismo haré, se entregan al fuego final y definitivo sabiendo que, de las cenizas, nadie, nunca, nada, regresa.

7 comentarios:

maria candel dijo...

José, creo que a pesar de la tristeza de la despedida de lo que amamos, la vida está conformada muy bien, con mucha lógica y sentido, no hay nada en balde,estamos llamados a evolucionar, y parte de esa evolución es dejar el camino abierto y en mejor estado a los que nos seguirán un día...
Saludos

Lucas Fulgi dijo...

que revivan si quieren, pero no acá jaja

taty dijo...

Sentido común y religión son dos polos opuestos. Me ha encantado tu disertación. Saludos.

Martha Barnes dijo...

José,tu duda y pregunta es contestada pos la reencarnación. Te hablo desde esa creencia ,que no tiene nada de "religión,y sí mucha lógica(por lo menos para mí).Los vivientes,todos, vivimos cortas vidas¿No resulta ridículo tanto trabajo,para nada?Si fuera de otra manera tendría un porqué aceptable.Explico.Cual es el principio lo desconozco,pero aparecemos por tandas ,de acuerdo a loque tengamos que aprender,también morimos de esa manera,llevándonos nuestros logros o culpas ,hasta que nos toque el turno de reercarnar en un nuevo cuerpo" nuevo no usado por otra vida...y sí muchos traen recuerdos y logros ,porque todo queda en la memoria espiritual."lo demuestran los niños precoces"¡ No te preocupes por el gentío.Un beso Martha

Esilleviana dijo...

Creo que si no existiera la muerte y la desaparición, la civilización no habría avanzado. No suelo ser categórica pero esta noche estoy inspirada jaja

un abrazo profesor

José A. García dijo...

Gracias a tod@s por sus comentarios.

Suerte!

J.

José A. García dijo...

Taty: Por alguna razón no puedo ingresar a tu perfil y devolverte la visita a tu blog.

Saludos

J.