Qué
complicada es la vida, mi amigo.
Si lo sabré
ahora, que me han llevado
hasta el
calabozo en el que ni rimar
chapuceramente
puedo.
Será que mi
mente está cansada ya,
de usar
tantas palabras,
de decir
tantas cosas.
O el miedo
a una sentencia desfavorable
logra lo
que todo el mundo prefería
y que yo,
por supuesto, no comprendía.
Lograrán,
por fin, que ya no hable.
Qué difícil
la vida, mi amigo,
por no
saber llamarse a silencio,
y mirar a
la muerte a la cara,
sin cruzar
más que miradas.
Tendré un
juicio, me aplicarán un castigo,
mas nunca
tendré mi perdón.
Y todo,
como ya dije, por no saber
llamarme a silencio
cuando era necesario.
llamarme a silencio
cuando era necesario.
Quedará
ésta guitarra junto con estos torpes,
ridículos,
versos,
para una
posteridad que,
tengo bien
en claro,
no me
recordará.
Qué
difícil, mi amigo, qué difícil.
3 comentarios:
No encuentro error en ser autocrítico, en verdad es beneficioso si escribes.
Sigue escribiendo que ya se irá el cansancio.
Saludos muchos.
Es cierto, se te da tan bien el verso como la prosa. Enhorabuena, señor poeta escribes muy bien todos los estilos :))
un abrazo
Gracias Beatriz.
Esilleviana Me parece que tienes algún tipo de problema en la vista, mira que ver en esto un buen poema y, en mí, un poeta...
Saludos!
J.
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