Existe un tipo de hombre (que también puede ser
mujer, pero que nunca, nunca, será niño), que tiene el defecto de la
credulidad.
Así como lo oyen. Es capaz de creer
en cualquier cosa que se le diga, escuche, lea o sienta con su piel. Nunca pone
en duda nada.
Bueno, casi nunca, porque el defecto
más grande dentro del defecto de la credulidad es que quien lo padece, no cree,
ni a la larga ni a la corta, en sí mismo.
5 comentarios:
De acuerdo contigo... yo por si las moscas creo en todo mientras ello no implique ningún esfuerzo en comprenderlo
¿Incredulidad personal ó inseguridad?
...
¿Cómo le va, tanto tiempo? He andau cortado al ingresar en el mundillo feisbuquiano (donde tampoco aporto demasiado). ¿Se fué del todo de Una revista..., para el aniversario de la última publicación? Je.
Un (medio) abrazo, doctor.
Interesante planteo. ¿La excesiva credulidad derivan en incredulidad?
Ustedes dicen que es raro porque todavía no lo conoce. Lo loco es que ni él (ella) mismo(a) sabe qué es. Nada, ni siquiera una pista.
Saludos
J.
Y generalmente las personas aqui descritas son los que votan por el lider caudillesco de turno esperando que cumpla con sus promesas y qu ehaga valer la hombría con la que se vende en días de votaciones.
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