lunes, 15 de abril de 2013

Lo que sea con tal de encajar


La policía demoró, sutilmente, demasiado en encontrar al atacante. Hasta su séptima aparición, dijeron, no dejó rastro ni huella alguna.
Solamente luego de que se confiara, de que creyera que era capaz de burlarse de todos y todas, de crear sus propias versiones del mundo, que cometió todos los errores posibles.
Dejó que su última víctima viera su rostro, le quitara un mechón de pelo y robara su billetera. Con tan pequeñas pistas, un adn, un dni con nombre, apellido y dirección, la policía pudo dar con el terrorista de la belleza.
Sabía que el nombre les traería recuerdos, porque a pesar de que no pasaron más de tres meses desde su detención, los medios de comunicación se olvidaron de lo referente al caso. La vida continúa, dicen. Claro que, las víctimas, y los verdugos, siempre piensan de manera diferente.
El juicio al ciego que atacó brutalmente a las siete modelos publicitarias duró, apenas, tres días. Las pruebas, los testimonios, las filmaciones, la negativa a declarar por parte del acusado, todo estaba en su contra. Así que, ¿para qué derrochar parte del  presupuesto público en un caso cuya resolución era por demás clara?
Sí, lo condenaron sin atenuantes de ningún tipo, y a pesar de su discapacidad. Los rostros desfigurados de por vida de las siete mujeres, pesaban, ante los ojos de los jueces, abogados y fiscales, más que las arrugas del invidente.
El veredicto estaba cantado. Allí no hubo justicia ni búsqueda de explicaciones, razonamientos ni justificaciones.
No hubo nada.
Sólo al final del último día, conocida la sentencia, mientras los amantes de la falsa belleza impuesta festejaban, el ciego quiso hablar, decir sus últimas palabras quizá. Pero nadie estaba dispuesto a escucharlo.
Solamente una persona, que se sentó muy cerca del ciego en todo momento, dijo haberlo escuchado.
—En el mundo audiovisual en el que la imagen es lo único que poseemos, ¿qué otra cosa podía hacer para acercarme, mínimamente, a la realidad?
Pero, por supuesto, nadie creyó en la memoria de aquel sordomudo ni entendió, tampoco, su frenético lenguaje de señas.

6 comentarios:

José A. García dijo...

Quiero aclarar que 'El Informe sobre Ciegos' de Ernesto Sábato NO sirvió de inspiración para éste escrito.

Quedan avisados.

Saludos y Suerte

J.

Xindansvinto dijo...

Nos recordó la película Acción Mutante, de Alex de la Iglesia. Con esa delirante canción de Def Con Dos:

Mens sana in corpore tullido.
Esta consigna nos mantiene siempre unidos.
Mutilación obligatoria, amputación por decreto:
queda prohibido ser un hombre entero.


Salud!

BEATRIZ dijo...

jaja, un cuento con humor y crítica a la vez, es algo difícil de lograr, tú lo has conseguido.

Este tipo de cuentos y asuntos me interesa demasiado.

Saludos.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Castiguenlo, se lo tiene merecido. ¿quien se cree que es para agredir a la belleza? Algo real, no falso.
Tal vez no era la intención del relato, pero ¿quien dijo que dos demiurgos tienen que estar de acuerdo?
Ese personaje me resultó odioso.

José A. García dijo...

Xindansvinto: cuanta verdad encerraba esa película olvidada en el recuerdo. Si, muy cierto.

Beatriz: Gracias por tus palabras, no sé si tendrá mucho humor, pero que la crítica abunda no lo niego.

Demiurgo de Hurlingham: Nadie dice que debemos estar de acuerdo en todo, en muchas cosas ni siquiera estoy de acuerdo conmigo mismo...

Saludos

J.

Esilleviana dijo...

Este señor invidente se vengó de todos aquellos que se sienten aislados y retirados de las costumbres y normas sociales. Si no eres delgada, te arreglas, llevas zapatos de vestir, no vas a la moda, los demás en parte e indirectamente, te rechazan y se resisten a conocer con cierta profundidad, a esa persona. Por tanto, entiendo que este asesino tomara cierta actitud radical y extremista.

un abrazo