En mi próxima visita al matasanos le preguntaré
por qué nadie habla de la depresión de los sábados por la tarde. Los estudios
analíticos, psicológicos y socio-económicos, se centran en cualquier otro
aspecto de la depresión (post-parto, post-nuclear, post-traumática,
post-horapico, post-almuerzo), pero dejan de lado, minimizan, el producto mayor
de la emotividad humana.
En los sábados por la tarde ocurren la
misma cantidad de cosas que aquellas que acaban siendo olvidadas.
No se explica la angustia de los
domingos por la noche previa al lunes de inicio de semana, si no se comprende
primero la depresión que se inicia los sábados. Es ella la que hunde el
espíritu en un pozo lo suficientemente profundo como para no saber, luego,
salir de él.
Incluso la fantasía de la fiesta del
sábado por la noche, carece de asidero en la realidad. Porque allí todos fingen
mucho más, en tan pocas horas, que todo lo que se finge a lo largo de la
semana. Como si fuera más importante simular la felicidad que realmente
buscarla.
Nadie habla de cuanto acontece los
sábados por la tarde, de ese prolegómeno del suicidio premeditado. Porque nadie
lo comprende. Nadie lo acepta. Nadie sabe enfrentarlo.
La única solución posible sería
modificar el calendario, cambiar el orden de la semana, y que el sábado no
siguiera al viernes y antecediera al domingo. Sino, como propuesta novedosa,
que el domingo no durara tan sólo 24 horas, sino la extensión ideal para lograr
el mejor descanso, es decir, 72 horas de fin de semana antes del regreso a ese
yugo sin final que, según la edad, denominamos escuela, trabajo, jubilación o
muerte.
4 comentarios:
Larga vida al domingo de 72 horas!
Saludos
J.
Ya te digo que el mejor párrafo es el que habla de cómo se finge el sábado. Cuánta verdad! Es un tanto patético pero es cierto. Me pregunto: ¿vale la pena tanto esfuerzo por "encajar"?
Y no me contesto (tengo que poner cara de estar muy a gusto en algo que no sé qué carajos es ni a donde va). Uuuh pero si hoy no es sábado! Entonces te digo que NO.
Gracias, Manco, por tus palabras verdaderamente honestas.
Yo también creo que ese es el mejor párrafo del texto, más que nada porque todos lo niegan, pero lo hacen. O lo hacen pero lo niegan, que es casi lo mismo.
Saludos
J.
No estoy tan de acuerdo. Estoy seguro de que sí existe la depresión del domingo, tal vez venga por no haber aprovechado el sábado como se hubiera deseado, deseos manifestados u ocultos.
Y ya que hablas de profesión, ¿como es la profesión de demiurgo?
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