De inmediato me percaté de cuanto pasaba pero
preferí, otra vez, hacerme el tonto, como cada día antes, como siempre a partir
de entonces. Para que nadie más notara que las cosas ya no eran como antes, que
mucho estaba por cambiar, lo quisieran o no.
Sin intentar imponer mi visión
particular de los hechos a nadie, dejé que el tiempo diera la razón a quien así lo mereciera.
No me preocupé, tenía tiempo de
sobra para hacerlo, si así lo quería.
7 comentarios:
Sí, así es.
Y... es bravo. Hay que saber enfrentar los cuernos y sus consecuencias.
...
Ehmmm... de eso estábamos hablando, no?
A mi me pasa algo similar cuando me encuentro con personas de mis días de bachiller o pasados con quienes no compartí mucho y de paso nunca les cai bien o la amistad duró poco.
Y, bueno. Si no se avivan por sí mismos, por algo será. A veces es triste darse cuenta de todo.
Vos fumá...
jaja
a veces hay que hacerse el tonto y dejar pasar las cosas... por favor, no encontré el libro, de veras :)))
un abrazo jajaja
La naturaleza del tiempo es simple: una vez inmersa en el espacio real del observador entabla una nueva relación con el objeto de su reflexión, cuya experiencia pasa a formar parte esencial de su significado.
Salud.
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