Es mentira lo que dicen.
El primer ser de toda la creación, no
fue el hombre. Ni lo fueron los animales, ni las plantas, ni la luz, ni la
oscuridad. Los primeros creados fueron los enanos. Aunque sea difícil de creer
y nadie entienda el por qué, existía una muy buena razón para que así fuera.
El forjador del universo necesitaba
ayuda, tanta como las miles de manos necesarias para encargarse de las
terminaciones y los pequeños detalles de su creación. Un poco de lija por allí,
repasar el piso por allá, una mano de pintura en la otra habitación; minúsculas
nimiedades en las que por más omnipresente y omnisciente que el forjador del
universo se sintiera, no siempre reparaba.
Una legión de diminutos seres se movía
con celeridad de un extremo al otro de la futura creación, con un lenguaje
propio, con sus usos y costumbres. Poseían todo aquello que hoy denominaríamos,
sin miedo a equivocarnos, como una cultura.
Reinaron como los únicos seres vivos
el tiempo que llevó ponerlo todo a punto. Incluso se dice que ciertos detalles
de algunas animales muy particulares, y ciertas características de las flores,
fueron sugeridos por ellos. Porque, al no saberlo todo, ni poder saberlo nunca,
poseían una perspectiva diferente sobre los objetos aún inanimados.
Hasta que llegó el día en de la
prueba del sistema en un modo especial a prueba de fallos. Y todo funcionó bien.
Tan bien que los animales no se percataron que aquel era su primer día de vida,
al contrario, siguieron con sus instintivas rutinas como si hiciera milenios
que se las impusiera el destino. Las plantas se abrieron al sol llenando con su
perfume el aire. La luna continuó su danza en torno a la tierra. Las mareas
hicieron lo propio. La vida, al parecer, funcionaba.
Tras aquella prueba, la creación
recibió el sello de Perfección. La
mayor, por no decir única, distinción existente hasta el momento.
Tan solo faltaba un último ser; uno que
fuera al mismo tiempo amo y señor de todo. Pero, también, y si resultaba necesario,
víctima incapaz de sobreponerse a su atroz sino. Uno que creyera que su
inteligencia superior alcanzaría para modificar el entorno a su propia imagen y
semejanza; pero que, en realidad, su técnica de nada sirviera contra las
verdaderas fuerzas de la naturaleza.
El forjador, recordando a sus
diminutos ayudantes, les ofreció el puesto de amos y señores de todo aquello.
Pero estos, aunque agradecidos por
el honor que tal ofrecimiento representaba, y creyendo que verían sus
habilidades, sus capacidades, su inteligencia y sus vidas, sumamente limitadas
al cumplir una función de depredadores de la naturaleza y asesinos de sus
iguales, rechazaron la oferta.
Aquel fue primer y único rechazo
recibido por el forjador. Solamente luego de este, nació el ser que poseía todas
las características ya mencionadas: el hombre.
Y los enanos, conocedores de todas
las catástrofes que se avecinaban viendo al hombre medrar en todos los rincones
de la creación adueñándose de aquello que nunca les pertenecería, se
convirtieron en esos seres extraños y huraños, un tanto oscuros, algunas veces
desagradables, tacaños y violentos, que pueblan los rincones más tenebrosos,
los bosques más siniestros de la literatura.
Algunos pueden llegar a lucir de éste modo:
15 comentarios:
Los enanos que se negaron a crecer.
Nada que ver con esa tendencia humana a equiparar dominio y conocimiento.
Saludos.
Me gusta la idea de que los enanos sean de escala celular, con lo cual implica que todavía siguen metidos en todo lo competente al mantenimiento universal. Aunque los de jardín son más simpáticos claro.
De haber sabido todo lo que estamos viviendo, habríamos seguido disfrutando y existiendo como un enano, de un modo tan bueno y de mucha calidad...
un abrazo :)
Hay todo un Gremio de enanos, que cobija las diversas ocupaciones: los de jardín (clásicos), los oficina (bastante hijos de puta), los de porche (bajo o sobre el mismo), etc. Aparentemente están en conflicto con otro gremio que se ha metido en su jurisdicción: los Negritos de Jardín. Esperamos esto no tome más altura.
Gracias Jose! Siempre! por el apoyo, es un gustazo leerte...:)
¿Donde dejaste a los elfos en el relato? ¿O es una metáfora moderna para el complejo de peter pan que tiene el hombre?
Una historia que me dice que su elección fue la mejor, ya sabían lo que íbamos a vivir, qué enanos...si fueron unos gigantes
Besos
Gente pequeña, pero inteligente. Rechazaron seguir por no convivir con este presente
Besos
(de vuelta)
Darwin un poroto.
alabado sea tu pensamiento, eso confirma el dicho "lo bueno viene en envase chico", saludos queridos amigos
Una buena historia. Y mitica, en los mitos nordicos se los conoce como Nibelungos, responsables de crear el martillo de Thor.
¡Me encantó!!!!Un beso Martha
Entre los paganos los enanos son entes relacionados con la tierra como elemento. Interesante si aplicamos la simbología.
Muy divertida la foto, me recordó vagamente a Amelie y el enano que viaja por cuenta propia.
Saludos!
Hahahaha Muy buena teoría!
Te sigo ahora :)
Simplemente amé!
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