Si uno se detiene a escuchar, aunque tan sólo
un pequeño instante, notará la cantidad de palabras que se repiten en cada
diálogo, las frases hechas y las muletillas que arrastramos como una pequeña
muerte del lenguaje cada vez que recurrimos a ellas.
Y pareciera que son inevitables,
pero no lo son.
Las frases hechas son sentencias que
el propio sentido común determina y, el repetirlas, no es señal de sabiduría,
sino todo lo contrario, es señal de lo que se carece.
Lo mismo para las muletillas, esas
palabras (o expresiones) que somos incapaces de evitar. Si conociéramos mejor
la lengua, no sólo nuestra manera de expresarnos, sino también nuestro
coeficiente intelectual mejoraría. En serio, está comprobado, hagan el intento
si no me creen.
Unos días atrás, mientras esperaba
la llegada del tren, mirando los relucientes rieles que lanzaban destellos bajo
el sol del atardecer escuché a dos señoras de avanzada edad (cuatro palabras en
lugar del simple viejas, ¿ven a lo que
me refiero?), que intercambiaban opiniones huecas sobre temas de actualidad
tales como el último escándalo político, el precio del tomate, los medicamentos
que acaban de incorporar a sus dietas, la ineptitud de los jóvenes para
expresarse y, lo peor, lo gris que se había vuelto el mundo.
Declaraban que las cosas ya no son
como eran, que todo va para peor, que antes esas cosas no pasaban que antes se
podía hablar con cualquiera y ahora hay que esconderse hasta de los amigos,
etc.
Todo gris, todo, todo, gris, veían
las gerontas (otra vez evito utilizar el gastadísimo término de viejas). Me dieron ganas de girar sobre
mis talones y gritarles:
—¡Incrédulas, ignorantes, inocuas,
señoras, el mundo no se ha vuelto gris! ¡El mundo siempre ha sido de ese color!
Pero sólo cumplí en parte mi
cometido, ya que al girar hacia ellas, lo primero que vi fueron las cataratas
que cubrían sus ojos. Por lo que debí, otra vez, tragarme mis propias palabras
y mi angustia.
3 comentarios:
No decido todavía si con 'Los inútiles' me refiero a las viejas o al relator de la historia.
Ya veré qué partido tomo...
Saludos
J.
Se van conformando en grupos en biotipos, en desubicaciones personales, en puntos de vista genéricos.
No se puede esperar algo de una masa que lo único que posee en común es estar todos juntos y hechos bola para huir de toda responsabilidad y menos dar la cara.
Los pretextos para sentirse y autonombrarse víctima son inagotables.
Porque soy viejo.
Porque soy enfermo. Porque soy pobre. Porque no soy nadie. Porque los poderosos dominan todo. Porque no quiero problemas.
En fin; miles de razones para darse por muerto estando vivo.
Ni víctima ni victimario seas.
Aporta al mundo lo que puedas, si no lo encuentras por falta de pasión o iniciativa; sal a plantar árboles, a alimentar a los pájaros, a pintar un cuadro, a componer una canción. a escribir un libro o filmar una película.
Pero no descargues tu frustración y tu ineptitud sobre quienes no son culpables, o no tienen tiempo para serlo.
Recuerda las dos posibilidades Shakesperianas, ser o no ser . Y aplícate a cumplir con alguna de ellas, y deja de producir veneno.
De ésto ya hay exceso.
De las personas mayores que les escucho frases hechas, repetidas y manidas solo pienso que no tuvieron la suerte y la fortuna de nacer en la misma época que yo. Mis padres, ahora tienen 65 años, no pudieron ir a la escuela, España estaba hundida en la miseria y la absoluta pobreza y les tocó trabajar, ayudar y contribuir con su juventud y su energía a levantar la tierra herida y desgastada. Ahora bien, a los chicos/as de hoy en día que tienen esta forma de expresarse y sentir, sin apenas aspiraciones, sí me dan lástima porque siento que la ilusión y el deseo de conseguir algo mejor no lo llegaran a alcanzar.
Un abrazo :)
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