lunes, 1 de octubre de 2012

El otro lado del río


Soy incapaz de decir si aquello comenzó como un verdadero juego o si, en la cabeza de alguno de nosotros realmente crecía la idea de organizar una cacería como las de antaño.
Y eso que en la comarca ya ni zorros quedaban.
Pero, aún así, vestimos nuestras mejores armaduras, ribeteadas en colores fluorescentes para no perdernos y, más importante aún, que nuestros propios compañeros no nos atinaran en la noche confundiendo nuestros entorpecidos movimientos con el quejido de alguna bestia mitológica. Ataviados de ese modo, nos internamos en la media hectárea de bosque que sobrevivía del otro lado del río.
Calculo que seríamos unas ciento ochenta personas moviéndonos por esos parajes, algunos aprovecharon para atrapar pajaritos, otros para robar huevos de los nidos, incluso vi que algunos robaban leña de los terrenos reales inflingiendo, claramente, las leyes del alcahuete del rey. A los pocos días, la mayoría se había desmadrado. El agua mineral finamente gasificada corría a raudales por allí; y pocos hombres pueden escaparles a sus encantos.
El juego, estoy seguro, acabó el mismo día en que nos topamos con un león, dorado, enorme como varios hombres juntos, con una brillo de inteligencia feroz y suspicaz en sus ojos, y una melena tan extensa como luminosa.
Nos sorprendió pues nunca vimos criatura semejante en estas latitudes tan alejadas del mundo civilizado. Pero el león no hizo caso de nosotros, ni de nuestras armas, y, diciendo
Con permiso por favor, que voy a pasar
Desapareció siguiendo su camino sin que nadie se atreviera a seguirlo, lanzarle una red o dispararle.
La mayoría simuló no haber visto nada.
Por mi parte decidí, por las dudas, regresar al otro lado del río.

6 comentarios:

José A. García dijo...

Si, hace referencia a una canción en el título, pero después nada que ver...

Creo, porque nunca la escuché entera.

Saludos

J.

Mista Vilteka dijo...

Caramba, un proyecto semejante con 180 personas. Y apenas un animal que piensa más en la larga historia de su grandeza puede con todos...claro, es que el orgullo de la razón es para todos, hasta para los que razonan, también efímero. ¡Un abrazo! F:

Geraldine, dijo...

Queda demostrado una vez mas que el hombre es el peor animal, el de los bajos instintos....

silvia zappia dijo...

bravo! aplaudo de pie!

abrazo*

Xindansvinto dijo...

Si uno no quiere, el juego no sigue. La fuerza no lo es todo.

Saludos.

José A. García dijo...

Gracias,
a veces un juego de palabras nos alegra momentáneamente el día. Otras veces se necesita algo más elaborado.

Saludos a tod@s!

J.