Soñé que estaba limpiando la heladera en la
casa de mi hermana, esa a la que nunca visito ni he nombrado nunca antes, ni
volveré a hacerlo; abría una de las puertas del electrodoméstico y se caía un
hueso de asado al suelo. Pensé, ¿por qué
dejan cosas sueltas dentro de la heladera?
Miré hacia abajo y Salem, el siamés
de mi otra hermana, la que tampoco nunca antes he mencionado hasta ahora, y que
vive como invitado permanente en la casa de la dueña de la heladera y no con su
verdadera dueña, estiraba una de sus manos para quedarse con el hueso. Como se
trata del gato más viejo de la casa, lo levanté junto con el hueso y lo dejé
sobre la mesa de la cocina.
—Comé tranquilo —le dije—, es todo
para vos.
El gato quebró con sus dientes una
parte del hueso, lo masticó y me miró sonriente.
—Humm, está rico —dijo.
—Si, ¿viste? —respondí abriendo un
tupperware envuelto en hielo para espiar su contenido.
10 comentarios:
Es todo un caso el Sr. Salem. El mundo debería conocerlo. Sólo que, en ese caso, ya no sería el mismo. Así que no, lo mejor es que no lo conozca nadie.
Saludos
J.
interesante...una buena compañìa....eso de abrir la heladera ajena es peligroso a veces....besote!
José García, Hola. He vuelto a entrar en la red despuès de una larga ausencia. Felicito a vos y al señor Salem, te cuento que despuès de la lluvia prefiero a los gatos. Saludos.
nombre de ciudad bruja tiene, acaso será una mujer encantada? deberías besarlo....
saludos amigo
En los sueños pueden pasar las cosas más insólitas... Como tener comida en la heladera, por ejemplo...
Saludos!!
Después de ese giro final me encantaría conocerlo. Creo que nos llevaríamos bien: no me gusta el asado - menos aún frío - así que todas mis abundantes sobras serían para él.
Abrazo!
Los gatos son así.
Lindos y agradecidos :)
Supongo que habrá muchas personas que limpien o aligeren el frigorífico de los padres o de los hermonos; llegados a un determinado momento, cuando las prestaciones se han agotado, hay que recurrir a la familia y a otras personas para poder subsistir.
Ésto me sugirió el texto que te leí. Competir con un animal doméstico en la casa de un familiar... mal asunto jaja.
un abrazo
Me gusta ésa manera en que lo cotidiano se va contaminando con lo imposible. Imagino que es todo un personaje, el Sr. Salem.
Saludos, José.
es una buena metáfora la de abrir heladeras y tener diálogos animales, tal vez hasta con uno mismo
saludos
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